El rey había decidido perdonarle la vida Arelis, sabía que lo sucedido había sido una advertencia más que suficiente para Erick quien efectivamente no se había vuelto acercar a la guardiana; el rey esperaba que pronto se le pasara el capricho por la joven.
Tomó la carta que tenía en las manos y la firmó, había decidido afianzar los acuerdos con el reino mágico ya que era el único aliado que le quedaba. El rey Mirk le había comentado sobre su interés de casar a su hija, la princesa Judan con Erick; al rey no le había agradado la idea en un principio, pero dado a los hechos y las circunstancias se había visto obligado a aceptar.
Se recostó en su asiento con cansancio, tenía que esperar que Erick pasará su momento de enojo para poder
Erick solo había vuelto a ver a Arelis desde lejos, se preguntaba si realmente el tiempo se encargaría de borrarla de su corazón. Ya estaba próximo a cumplir los veintiún años y debido a eso su padre había invitado nuevamente a Judan, pronto tendría que acceder al trono y para hacerlo tenía que casarse. Ya había pasado seis meses desde que la princesa había vuelto a su reino y la verdad no lo emocionaba volverla a ver, aunque a diferencia de la última visita esta vez vendría sola, lo que significaba que tendría que pasar más tiempo con ella.Judan estaba ansiosa, pronto volvería a ver a Erick y en esta ocasión estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para comprometerse con él. Al llegar a la playa después del viaje ya estaba alii la guardia real, se sintió dichosa
Judasan se sentía preocupado por el joven príncipe, desde el combate se la había pasado encerrado en su habitación tirado en su cama, no había comido en días, ni siquiera había recibido a su padre y lo peor de todo es que no sabía que le preocupaba ya que el príncipe se había dedicado a guardar absoluto silencio.Erick solo deseaba calmar su desasosiego. En las noches no podía hacer más que pensar en Arelis, y en lo confundido que se sentía respecto a ella, verla pelear en aquella ocasión y ver la alegría que hacerlo le generaba, lo llenó de miedo, un miedo que no pensó sentir nunca, miedo de haberse equivocado al haber permitido que la guardiana se ganará su corazón. Había soñado con el día del combate y en sus sueños Arelis siempre
Arelis tomó el ramo de flores en sus manos “juro que mis sentimientos, mi corazón siempre serán para ella y aunque no haya nada entre nosotros le seré fiel hasta la muerte” ¿podía creer en las palabras del príncipe? No importaba, el rey no pasaría por alto aquel acto de rebeldía del príncipe. A pesar de la situación se sintió feliz, todo el reino había sido testigo en varias ocasiones de los sentimientos del príncipe hacia ella, pero esa noche había rechazado casarse con la princesa por ella; se llevó las flores a la nariz y disfruto de su aroma, era la primera vez que algo como eso le pasaba.Se puso alerta al escuchar pasos pesados subir las escaleras, esperaba que fuera solo un mal pr
Judasan observó al príncipe postrado en su cama, había pasado tres días desde que el rey le había pedido a Arelis que saliera del palacio, desde entonces nadie había tenido noticias de ella. El príncipe aún no podía hablar debido a el daño que había sufrido su garganta, sin embargo no tenía que hacerlo para que Judsan le entendiera. El guardián se había encargado de cuidar del joven, pero no podía hacer nada para que se sintiera mejor respecto a Arelis.El rey tampoco había ido a verlo durante esos días, para nadie era un secreto que seguía molesto con su hijo por haberle llevado la contraria y Erick lo sabia, aun asi no podia evitar sentirse triste por todo lo que estaba pasando, querer a Arelis lo estaba alejando de su padre, de su familia. Arelis observó la daga que el príncipe le tendía, la daga que ella le había enviado a Arene cuando había sido condenada a muerte. Estiró las manos temblorosa y la tomó. Junto al arma había una carta, una carta que contenía las últimas y únicas palabras que su hermana le diría después de la muerte de su madre, las únicas palabras que le dirigiría como familia.-Realmente he hecho de tu vida un infierno, lo siento tanto, se que lo que te diga no lograra mitigar el dolor, pero realmente espero puedas perdonarme. Te prometo Arelis que no te causare más problemas- Arelis miro al príncipe que no había levantado su rostro, no se sentía molesta, ni feliz, no sabía cómo tomar la noticia, ni siquiera podía creerlo. Arelis ya se encontraba en el patio de castigos, no podía evitar pensar en la petición que Judasan le había hecho, sin embargo no le pareció apropiado ir a pedirle al rey por la vida del príncipe, ella no tenía esa autoridad ni la consideración del rey para hacerlo, a pesar de haberse negado y haberle dejado claro a Judasan que no lo haría, el guardián había ido a hablara con el rey lo que había provocado que se enfureciera más. Arelis se paró junto al rey y junto a sus demás compañeros que pertenecían a la escolta real.-Traigan a Erick- demandó el rey serio mientras se sentaba en el trono, dos soldados llevaron al príncipe hasta en centro del patio frente al rey y luego se marcharon para cubrirse de la lluvia- desde el principio me equivoque contigo, realmente actúe de maneCapitulo 20
Capitulo 21
-¡Arelis toma el arma bien!- dijo Arene furiosa- ¿si no puedes hacer siquiera eso como te convertirás en una buena guardiana?- pregunto molesta. La pequeña la miró con tristeza, lo estaba intentando pero la espada pesaba demasiado- ¡vamos una vez más!- dijo.¿Por qué tengo que aprenderlo yo? los demás niños aún no manejan estas armas- dijo negándose a seguir-Porque ahora eres una guardiana y no cualquiera, algun dia seras la mejor-Pero yo no quiero, yo quiero ser como los niños normales-¡Tu no eres normal Arelis!- dijo furiosa arene- ¡tu no puedes ser normal porque los niños normales son libres y tu no!<
El rey soltó la carcajada al recordar las palabras de su hijo, Judasan lo miro preocupado, era la sexta vez que lo hacía, de la nada empezaba a reírse como si nada.-Judasan, llama a Arelis, se que ya ha despertado-Si señor- el guardián salió de delante del rey sintiendo que de repente las cosas había tomado un rumbo bastante extraño, camino hasta la habitación que el príncipe le había asignado a la guardiana, apunto de tocar escucho la voz de la guardiana en una conversación misteriosa con alguien.-… no puedo incumplir mi palabra, mi deber es protegerla Arelis- le llevó un momento identificar esa voz pero finalmente se percató que pertenecía a Sinor-Y mi de