Él se puso en pie y tomó su saco con una tranquilidad que me exasperaba aún más. Sus movimientos eran precisos, elegantes, como si nada en el mundo pudiera perturbarlo.—Estamos hablando, ¿a dónde vas? —pregunté, respirando profundamente para mantener la compostura.—A comer, tengo hambre. ¿Vienes? —Se detuvo a mi lado, mirándome con esos ojos que siempre parecían saber más de lo que decían.—Si nos ven juntos, seguirán diciendo que volvimos y van a hablar más sobre nosotros —dije, sabiendo que mis palabras caerían en saco roto.—¿Y? —Tenía ganas de aventarle la engrapadora a la cabeza o lo que tuviera más cerca, en este caso, un desangrador que reposaba en su escritorio.—Como de ti no hablan que eres un...Él tomó mi mano, poniéndome de pie y caminando hacia la puerta con una firmeza que no admitía discusiones.—¿Qué haces, Ethan? —pregunté mientras nos dirigíamos al elevador. Sentí un extraño cosquilleo en el estómago al estar tan cerca de él.—Evito que me avientes algo a la cabez
Ethan tomó un sorbo de su Coca-Cola antes de comenzar a hablar.—Como ya sabes, después de graduarme trabajé para una pequeña empresa tecnológica. Al principio, solo era uno más en la oficina, pero pronto empecé a destacar. Trabajaba días y noches, tratando de aprender todo lo posible. Quería demostrar que podía lograr cualquier cosa que me propusiera.—Recuerdo esos días —dije, saboreando mi hamburguesa, llena de recuerdos de nuestros primeros años juntos.—Sí, pero luego hubo una oportunidad. Una startup necesitaba inversores y yo, con todos mis ahorros y un préstamo del banco, decidí arriesgarme. Vendí todo lo que tenía, incluso mi coche favorito, para invertir en esa idea.—¿En serio? —pregunté, impresionada. Sabía que Ethan era ambicioso, pero no conocía la magnitud de sus sacrificios.—Sí. Fue una apuesta, una locura, pero algo dentro de mí me decía que debía hacerlo. Pasaron meses difíciles, casi pierdo todo, pero al final, la empresa despegó. Era una aplicación revolucionaria
★ VictoriaLe indiqué a Ethan hacia dónde dirigirse para llegar al departamento que comparto con Alisson. A pesar de su éxito y fortuna, me sorprende cada vez que alguien se asombra de mi elección de vivir en un lugar cómodo y modesto. Ethan no fue la excepción; lo vi echando un vistazo a nuestro entorno, sus cejas ligeramente arqueadas en señal de sorpresa.—¿Qué? —pregunté, riendo suavemente—. ¿Esperabas que viviera en una mansión con piscina y un jardín gigante?Ethan sonrió, con una mezcla de diversión y algo de vergüenza.—No es eso, Vick. Solo pensé que, con tu carrera y todo, tendrías un lugar más... no sé, más lujoso.—Bueno, para mí la comodidad no está en el tamaño de la casa o en cuántas habitaciones tiene —respondí, guiándolo a través de las calles conocidas—. Prefiero un lugar que se sienta como hogar, donde pueda relajarme y ser yo misma. Además, Alisson y yo disfrutamos de este barrio. Es tranquilo, acogedor y tiene todo lo que necesitamos.Ethan asintió, reflexionando
★ EthanAl día siguiente, me desperté temprano, sacudiéndome el el pesar de la noche anterior. Sabía que hoy sería un día crucial, así que necesitaba estar en mi mejor forma. Me puse mis zapatillas para correr y salí a trotar por la ciudad. El aire fresco de la mañana me ayudó a despejar la mente y enfocar mis pensamientos en lo que debía hacer. Corrí durante una hora, permitiendo que el ritmo constante de mis pies contra el pavimento y el latido de mi corazón me dieran una sensación de control y claridad.Mientras corría, reflexioné sobre lo que había sucedido el día anterior. Mi conversación con Victoria me había dejado con una sensación de urgencia. Sabía que tenía que actuar rápido para detener a esto y proteger a Victoria. Ella confiaba en mí, y no podía permitir arruinarán lo que habíamos construido. Mi enfermedad era solo un obstáculo más que tenía que superar, y lo haría con la misma determinación que siempre había mostrado.Regresé a casa sudoroso y con la mente más clara. Me
★ VictoriaLa mención de Richard Hale resonaba en mi mente como una campana inquietante. Richard, el joven que había declarado su amor por mí en el pasado, ahora se revelaba como el enemigo que buscaba destruirme a mí ya Ethan. Recordé claramente aquel día en la universidad cuando Richard me confesó sus sentimientos. Yo lo rechacé porque no quería ninguna relación en ese momento, pero, ironías de la vida, a los pocos meses comencé a salir con Ethan.¿Sería posible que Richard todavía guardara rencor y buscara vengarse?Me senté en mi oficina, mirando el horizonte de la ciudad, mientras esas memorias y dudas se agolpaban en mi mente. La entrada de Alisson me sacó de mis pensamientos.—Victoria, ¿estás bien? —preguntó, con una preocupación genuina en su voz.—No del todo, Alisson —respondí, con un suspiro—. Ethan me llamó para decirme que el hombre detrás de todos nuestros problemas es Richard Hale.Alisson frunció el ceño, tratando de recordar el nombre.—Richard Hale... ¿No es ese el
★ VictoriaAl salir del café, el aire fresco de la tarde me tocó la cara, llevándose consigo parte de la tensión acumulada durante la reunión. Freddy, siempre tan astuto, propuso que saliéramos a distraernos los cuatro. Aunque era obvio que su verdadero propósito era acercarse a Alisson, ya que siempre había estado enamorado de ella. Con una sonrisa traviesa, se colocó al lado de Alisson y ambos comenzaron a caminar delante de nosotros, dejándonos a Ethan ya mí un poco rezagados.Ethan y yo empezamos a hablar de cosas triviales, tratando de relajar un poco la atmósfera cargada. Hablamos de recuerdos de la universidad, de películas que habíamos visto recientemente y de lo mucho que había cambiado la ciudad en los últimos años. Cada tanto, nos reímos juntos, disfrutando de la simpleza del momento.En un descuido, mientras giraba para responder a un comentario de Ethan, un motociclista apareció de la nada, avanzando a gran velocidad. Mi corazón se detuvo por un instante, y todo ocurrió e
Ethan estaba sentado en el sofá, y sus estornudos resonaban en el aire, cada uno como un pequeño golpe a mi corazón. Me acerqué, preocupada por su estado.—Ethan, ¿estás bien? —pregunté, sintiendo que la inquietud se apoderaba de mí.—No es nada, solo un resfriado —me respondió con una sonrisa tenue, intentando restaurarle importancia.Pero su sonrisa no logró calmarme. Su piel estaba pálida y su fragilidad me alarmaban, y un mal presentimiento me invadió. Pensé en el momento que compartimos bajo la lluvia, y me pregunté si eso había tenido algo que ver con su estado.—Deberías irte a casa y descansar —insistí, casi con tono de madre.Él soltó una risa suave, pero había un leve temblor en su voz.—No es necesario, solo necesito un poco de agua y un par de días para que esto pase.La culpa me golpeó. Me sentí responsable por su enfermedad.—Me siento mal… creo que te enfermaste por culpa de la lluvia —murmuré, consciente de que mis palabras llevaban un peso importante.Ethan se inclinó
★ Ethan—¿Están seguros de que desean firmar el divorcio? —preguntó el juez frente a nosotros, su mirada severa nos atravesaba como una sentencia inevitable.Giré la cabeza hacia Victoria. Estaba serena, como si la decisión ya hubiera sido tomada hace mucho tiempo en su mente. Sin vacilar, tomó la pluma con la misma rapidez que lo haría al firmar un contrato millonario, dejando claro que no había vuelta atrás.—Sí, es lo mejor —afirmó con voz firme, casi impaciente por terminar. Firmó los documentos que marcarían el fin de nuestro matrimonio sin titubear—. Firma, Ethan.La miré unos segundos, preguntándome si alguna vez volvería a ver en sus ojos el brillo que solían tener cuando me miraba. Pero no había emoción. Solo determinación. Suspiré, aceptando que el tiempo de los "qué pasaría si..." había terminado.Tomé la pluma con manos temblorosas y, al inclinarme para estampar mi firma, sentí un nudo en el estómago. Con cada trazo, el peso de los años juntos me golpeaba con una intensida