Días después
Cada día, la rutina de todos era la misma: Albert, estudiaba en las mañanas con los profesores enviados por su padre, en la tarde hacia sus obligaciones académicas y por la noche, visitaba a su madre y buscaba médicos que fueran capaces de darle tratamientos menos invasivos.Helmut, pasaba todo su día resolviendo los problemas de sus negocios, buscando una cura para Aitana e intentando acercarse a ella con conversaciones triviales o relacionada a su vida con los mellizos cuando nacieron.Pero, ni siquiera eso los había hecho más cercanos. Aitana se negaba a tener una relación cercana con alguien. Quería minimizar el dolor de quienes quedarían atrás cuando ella muriera.Eugene, por su lado, se había marchado del país, buscando entre todos su conocidos alguien que le ayudara a tratar las enfermedades de Aitana y Ariana, pero, seguía sin tenerHoras despuésCleotilde tuvo que marcharse con su hijo, porque aún no estaban los resultados de los exámenes de Ariana, pero, si habían hablado de internar pronto al niño para hacer el trasplante, ya que, si había la oportunidad de hacer la cirugía pronto, la realizarían.Por otra parte, Helmut caminaba de un lado al otro ordenando a varios betas que cuidaran este lugar y como libo posesivo, exigía que, bajo ningún motivo, permitieran el ingreso de Joel. Algo que hacía negar a Aitana quien dormía a su hija en sus brazos.Justo cuando intentó levantarse, Helmut entró y de inmediato, le quitó a la niña de sus brazos, para después acostarla en la cama.—¿No crees que estás exagerando? — pregunta Aitana y Helmut niega.—Por supuesto que no. No es normal que siendo un niño piense en esas cosas. Por lo que, l
Las horas pasaban y Helmut no regresó. Había salido a entretener su mente preparando todo para el traslado e incluso había ido a enfrentar un viejo enemigo que solo había dicho unos malos comentarios últimamente. Pero, era el motivo suficiente para descargar su enojo.Con violencia, abrió la puerta de la oficina de su antiguo enemigo y con una mirada asesina, lo divisó en su escritorio. Blas, un ministro del país, observaba asombrado al hombre que con pocos pasos se acercó tanto a él que lo tenía agarrado del cuello.—¿Qué has estado diciendo de mí? — pregunta Helmut con voz fría.La situación de Aitana, lo haría desestabilizado. Lo había colocado entre una espada filosa cargada de veneno y una pared con clavos oxidados. Era como sin importar lo que hiciera, saldría cruelmente lastimado.—Helmut, creo que deber&iac
El miedo invadió a Helmut al escuchar los aullidos que se sentían amortiguados con el ruido de la lluvia. Sabía de quien era, había escuchado muy pocas veces a Aitana aullar y por eso, comprendía que algo malo había pasado.Sin pensarlo solo un poco más, comenzó a correr sin rumbo, deseando encontrar a Aitana. El enojo que sentía por lo que ella le había pedido aceptar, ahora, solo le importaba encontrarla y por eso, el equipo que había hecho un círculo de protección con sus cuerpos, suspiran aliviados al ver como la mirada asesina de su jefe, se disipa.—Busquen rápido a mi esposa — dice Helmut en su idioma de hombre lobo y todos sus hombres se separan preocupados, por lo que pueda pasar.Helmut corre sin detenerse, mientras Aitana gimotea sin saber hacia dónde caminar. No sabía que era lo que pasaba y mucho menos, donde había al me
La noche llegó a su fin y el hombre caminaba de un lado al otro, mientras en el hospital del pueblo, revisaban a Aitana. Estaba preocupado, porque no sabía si era buena idea enviarla a uno de los grandes hospitales de la ciudad más cercana o dejarla allí.La lluvia había destruido cualquier método de comunicación telefónica, por lo que, pedir una ambulancia era imposible. Así que, si iban a moverla, tendría que ser vía aérea. Ya que las calles eran un desastre para poder movilizarse.—¿Qué nos sugiere hacer, señor? — pregunta uno de sus hombres.—¿Han podido encontrarlo? Necesito que su familia sea quien escoja que es lo que va a pasar con ella. — Dice el hombre y su subordinado niega—Todavía no hemos podido encontrarlo, señor. El bosque es grande y aunque hay muchas huellas de hombre lobos, estas van en tant
Aitana, deseando saber más del caso de Helmut, escucha a su psicólogo mientras Helmut se ducha. Allí, escucha todo lo relevante que había descubierto de Helmut, permitiendo que Aitana comprendiera un poco más la mente compleja de Helmut.Cuando se vuelven a ver, es él quien le habla de las cosas que el psicólogo por privacidad del paciente, no decía. Por lo que, durante el largo y complejo recorrido, Helmut le hablo de lo que había experimentado cuando no la había visto todos esos años.—Fui un idiota. Uno que solo supo lastimarte, porque solo sabia lastimar a otros y matarlos. Sentía que, si no renunciaba a ti, morirías y por eso, renuncie a vivir feliz para que tú lo fueras. Pero, ahora quiero ser ambicioso.>> Ahora que no hay una maldición que pueda matarte, estoy listo a darlo todo por nuestros hijos y por nosotros. Por eso, me quedaré a tu
El ambiente se enfrió con las palabras de Joel y por ello, cuando se fue, los tres se miraron fijamente. Sabían que debían aclarar las cosas con el pequeño que había entendido mal su situación.—Debo hablar con él, para que no diga cosas que no son— dice Aitana.—Pero, primero dime si te has reconciliado con el señor Baumann— dice Albert cruzándose de brazos, mientras recuerda que no es solamente la vida amorosa de su hermana de lo que tiene que preocuparse.—No estamos haciendo lo que piensas, niño de mente oscura — dice Aitana.—Pensar que mis padres están teniendo sexo, no es tener la mente oscura. Solo me imagino que se han conectado lo suficiente para llegar a ese punto íntimo. Ahora, si no se han reconciliado, ¿Por qué vienen agarrados de las manos? — pregunta Albert y de inmediato, Aitana suelta el agarre q
Al día siguienteLos hombres de negocios Helmut y Albert, caminaban de un lado al otro, preocupados porque la hora de la cirugía se acercaba cada vez más. Aitana, había dormido perfectamente esa noche, porque no sabía realmente quien era.Pero, cuando se despertó, supo quién era y por ello, la angustia la invadió. Misma angustia que le había hecho perder la memoria dos veces y sufrir de mareos y dolor de cabeza durante toda la mañana.—Te ves rara, madre — dice Ariana al ver a su madre pálida.—Solo estoy emocionada porque mi princesa va a dejar de sentir dolor— dice Aitana esforzándose por no mostrar dolor delante de su hija.Le dolía su cabeza y quería vomitar, pero, se esforzaba en mantenerse en pie para ver a su hija, mientras suplicaba no perder la memoria ahora que quiera retratar cada mínimo detalle de su hija.&m
La situación no se veía bien para Aitana. Los médicos tuvieron que correr para hacerle estudios profundos, que los hacían hablar por largas horas sobre lo que debían hacer. Además, estaba la cirugía de Ariana, una de la que aún no habían dado reportes.Pero, solo se veía a varios enfermeros correr de un lado al otro por sangre y varias cosas más que solo significaban una cosa; las cosas no están bien allá adentro. Los dos alfas, caminaban de un lado al otro en la sala de espera del quirófano, preocupados por las dos mujeres de su familia.—¿Estás seguro de que está atendiendo a mi madre y hermana un buen doctor? — Pregunta Albert con evidente preocupación.—Sí, estoy seguro. Eugene también estuvo buscando al mejor cirujano. Si hemos tardado tanto es porque queríamos confirmar que estaba todo bien con la pe