Sus labios recorrían mi cuello una y otra vez, mientras mi pelvis se movía de manera circular sin que yo se lo pidiera. La dureza que había empezado a sentir bajo mi entrada, hacia que sintiera mi canal húmedo y ardiente.
Si no me detenía ahora, perdería ante él. Porque reconectaría de una forma de la que no se puede romper y no quería volver a cometer los mismos errores del pasado. No podía arruinar lo bien que nos llevábamos solo por un poco de sexo casual.No podía pedir sexo antes de morir, cuando eso solo complicaría lo que hasta ahora hemos formado. Por lo que, debía detenerme. Debía hacerlo por mis hijos y también, por mi tranquilidad.—Debemos detenernos ahora — digo y Helmut sonríe sobre mi piel, lanzando un aliento cálido que eriza mi piel.—¿Estas segura? — pregunta Helmut con una voz ronca.<Helmut me observa por varios segundos y asiente finalmente levantándose de la cama y alejándose de mí. Por lo que, yo siento que la tensión se disipa al ver que deja en el olvido sus juegos sexuales para excitarme.—Tienes razón, no puedo pedirte que olvides todo lo malo que te ha pasado y retomemos donde lo dejamos— dice Helmut.—Dónde lo dejamos fue cuando tenías sexo con alguien más mientras yo los miraba. ¿Quieres retomarlo desde allí cuando hablas de retomar donde lo dejamos? ¿o prefieres retomarlo cuando me decías que no dijera que estuve relacionada con tu manada por ser una beta débil?>> No, quizás quieres retomarlo en la parte donde me dices que si quedara embarazada tú…— comienzo a decir, pero, Helmut hace una señal con su mano para que me detenga y yo lo hago, no deseando discutir, cuando puedo pasar el
Narrador omnipresentePoco a poco, la tensión se disipa y Joel comienza a jugar con los mellizos hasta que Ariana se queda dormida por el cansancio. Como una niña pequeña, fue arrullada por Aitana mientras Helmut miraba la escena feliz.Había sido rechazado por la única mujer que desea, pero, momentos como estos, le hacían olvidar sus propias necesidades para concentrarse en los momentos valiosos que su familia le daba.Después de dormirse Ariana, su madre quiso quedarse un poco más y por eso, Helmut salió con los chicos, llenando de dudas a Joel. Pero, estando más tranquilo con el miedo relacionado a los hospitales y los doctores.—Señor Baumann— dice el pequeño Joel llamando la atención de Helmut.—¿Qué sucede, pequeño? ——¿La niña va a morir si no la ayudo? — pregunta Joel y ello hace que el
Días despuésCada día, la rutina de todos era la misma: Albert, estudiaba en las mañanas con los profesores enviados por su padre, en la tarde hacia sus obligaciones académicas y por la noche, visitaba a su madre y buscaba médicos que fueran capaces de darle tratamientos menos invasivos.Helmut, pasaba todo su día resolviendo los problemas de sus negocios, buscando una cura para Aitana e intentando acercarse a ella con conversaciones triviales o relacionada a su vida con los mellizos cuando nacieron.Pero, ni siquiera eso los había hecho más cercanos. Aitana se negaba a tener una relación cercana con alguien. Quería minimizar el dolor de quienes quedarían atrás cuando ella muriera.Eugene, por su lado, se había marchado del país, buscando entre todos su conocidos alguien que le ayudara a tratar las enfermedades de Aitana y Ariana, pero, seguía sin tener
Horas despuésCleotilde tuvo que marcharse con su hijo, porque aún no estaban los resultados de los exámenes de Ariana, pero, si habían hablado de internar pronto al niño para hacer el trasplante, ya que, si había la oportunidad de hacer la cirugía pronto, la realizarían.Por otra parte, Helmut caminaba de un lado al otro ordenando a varios betas que cuidaran este lugar y como libo posesivo, exigía que, bajo ningún motivo, permitieran el ingreso de Joel. Algo que hacía negar a Aitana quien dormía a su hija en sus brazos.Justo cuando intentó levantarse, Helmut entró y de inmediato, le quitó a la niña de sus brazos, para después acostarla en la cama.—¿No crees que estás exagerando? — pregunta Aitana y Helmut niega.—Por supuesto que no. No es normal que siendo un niño piense en esas cosas. Por lo que, l
Las horas pasaban y Helmut no regresó. Había salido a entretener su mente preparando todo para el traslado e incluso había ido a enfrentar un viejo enemigo que solo había dicho unos malos comentarios últimamente. Pero, era el motivo suficiente para descargar su enojo.Con violencia, abrió la puerta de la oficina de su antiguo enemigo y con una mirada asesina, lo divisó en su escritorio. Blas, un ministro del país, observaba asombrado al hombre que con pocos pasos se acercó tanto a él que lo tenía agarrado del cuello.—¿Qué has estado diciendo de mí? — pregunta Helmut con voz fría.La situación de Aitana, lo haría desestabilizado. Lo había colocado entre una espada filosa cargada de veneno y una pared con clavos oxidados. Era como sin importar lo que hiciera, saldría cruelmente lastimado.—Helmut, creo que deber&iac
El miedo invadió a Helmut al escuchar los aullidos que se sentían amortiguados con el ruido de la lluvia. Sabía de quien era, había escuchado muy pocas veces a Aitana aullar y por eso, comprendía que algo malo había pasado.Sin pensarlo solo un poco más, comenzó a correr sin rumbo, deseando encontrar a Aitana. El enojo que sentía por lo que ella le había pedido aceptar, ahora, solo le importaba encontrarla y por eso, el equipo que había hecho un círculo de protección con sus cuerpos, suspiran aliviados al ver como la mirada asesina de su jefe, se disipa.—Busquen rápido a mi esposa — dice Helmut en su idioma de hombre lobo y todos sus hombres se separan preocupados, por lo que pueda pasar.Helmut corre sin detenerse, mientras Aitana gimotea sin saber hacia dónde caminar. No sabía que era lo que pasaba y mucho menos, donde había al me
La noche llegó a su fin y el hombre caminaba de un lado al otro, mientras en el hospital del pueblo, revisaban a Aitana. Estaba preocupado, porque no sabía si era buena idea enviarla a uno de los grandes hospitales de la ciudad más cercana o dejarla allí.La lluvia había destruido cualquier método de comunicación telefónica, por lo que, pedir una ambulancia era imposible. Así que, si iban a moverla, tendría que ser vía aérea. Ya que las calles eran un desastre para poder movilizarse.—¿Qué nos sugiere hacer, señor? — pregunta uno de sus hombres.—¿Han podido encontrarlo? Necesito que su familia sea quien escoja que es lo que va a pasar con ella. — Dice el hombre y su subordinado niega—Todavía no hemos podido encontrarlo, señor. El bosque es grande y aunque hay muchas huellas de hombre lobos, estas van en tant
Aitana, deseando saber más del caso de Helmut, escucha a su psicólogo mientras Helmut se ducha. Allí, escucha todo lo relevante que había descubierto de Helmut, permitiendo que Aitana comprendiera un poco más la mente compleja de Helmut.Cuando se vuelven a ver, es él quien le habla de las cosas que el psicólogo por privacidad del paciente, no decía. Por lo que, durante el largo y complejo recorrido, Helmut le hablo de lo que había experimentado cuando no la había visto todos esos años.—Fui un idiota. Uno que solo supo lastimarte, porque solo sabia lastimar a otros y matarlos. Sentía que, si no renunciaba a ti, morirías y por eso, renuncie a vivir feliz para que tú lo fueras. Pero, ahora quiero ser ambicioso.>> Ahora que no hay una maldición que pueda matarte, estoy listo a darlo todo por nuestros hijos y por nosotros. Por eso, me quedaré a tu