Vítor se encuentra en una reunión desde muy temprano. Unos de los guardias que vigilan la puerta de Adelaide le informó en la madrugada por medio de un mensaje que el médico de cabecera del señor Egil y su ayudante estuvieron en la habitación de ella sin que él lo haya autorizado y debe resolver eso, apenas salga de la reunión.Él es el secretario encargado de la hacienda en ausencia del señor Egil y nadie puede actuar por cuenta propia o será un completo caos.La reunión se extiende y casi al medio día camina a pasos pesados hasta su oficina y manda llamar al médico. Sabe de su experiencia y servicio a la familia Arrabal por más de veinte años, pero eso no le da derecho de desobedecer sus órdenes que siempre fueron muy claras y concisas.—Señor Vítor —El médico entra y lo saluda de manera respetuosa. Puede imaginar el motivo por el que fue llamado, pero Egil le indicó todo lo que debía decir—. ¿En qué puedo ayudarlo?—Fui informado de su visita nocturna a la joven Adelaide y quiero s
—Adelaide estuvo tres días en ese lugar —Continúa diciendo Irene cuando se da cuenta de que Egil no contesta nada—. ¿Por qué permites que ella reciba un trato tan degradante en esta casa? Es tu esposa, Egil, la señora Arrabal, la mujer más importante de la familia. —Ella no es nada de eso que mencionas, tía. —La respuesta de Egil deja anonadada a Irene—. Te prohíbo que te metas en mis asuntos con ella y con los tratos que recibe por órdenes mías. Esa mujer no es nadie aquí y nunca lo será. Es solo la sustituta que Bahram Valencia me envió para remediar el deshonor de Nadia. Aquí no tiene ningún apellido, no es nadie y cualquier sirviente tiene mayor valor que ella —La voz de Egil suena tan fría y agria que consigue estremecer a su tía.Egil descarga sus frustraciones de estos días despotricando contra Adelaide, aunque su rabia y su dolor son verdaderos, muchas de sus afirmaciones no lo son, pero es obvio que nunca dará su brazo a torcer, aunque ella realmente le importe. —Ella tambi
—Buenas tardes, señor —Saluda Gabriel acercándose hasta el mostrador del encargado del hotel. El hombre hace un asentimiento mientras llena un formulario antes de pasárselo a un cliente que está sentado frente a la barra de madera—. Me gustaría saber si una mujer vino a verlo. Es una joven de cabello largo y oscuro, ojos grises y tez clara.—Por aquí pasan muchas mujeres todo el tiempo —Responde tosco el hombre y sin darle mucha importancia—. Todas se parecen, solo son montones de coños andantes, no me fijo en el color de sus ojos cuando me las estoy follando.El otro hombre ríe ante lo dicho por el posadero. A Gabriel le parece de muy mal gusto su comentario poco cortés, pero no lo contradice. Lo último que quiere es pelear también con él—Seguramente vino aquí pidiendo enviar un mensaje —Insiste él, inventando alguna excusa para sacarle información sin saber que realmente está diciendo la verdad—. Por lo general, usa un abrigo azul. Quiero saber si hay alguna respuesta.—Una joven v
En la hacienda Arrabal, Petra, nerviosa por estar tan controlada por los hombres de Gage, da vueltas en la habitación, resoplando y maldiciendo. Se supone que esto no sería así, Gage debía estar lejos con Egil ahora resolviendo el asunto de los campesinos y ella estaría libre para poder cumplir con todo lo que estaba planificado desde hace mucho tiempo.Maldita la hora que Egil lo mandó de vuelta a la hacienda.—¿Quiere que le prepare un baño para refrescarse, señorita? —pregunta Petrona viendo a Petra inquieta y abanicándose con las manos vehementemente.—Lo que necesito es salir de aquí. Este ambiente me está asfixiando. Si sigo aquí, me volveré loca, el aire fresco me hará pensar en una solución.—Pero dijo que no quería salir para que todos creyeran que sigue grave, señorita.—Eso ya no me importa. Aquí no me quedaré ni un segundo más.Petrona le acerca uno de sus abrigos y salen juntas, rumbo al jardín. Algunas de las sirvientas reunidas en la sala principal murmuran al verla pas
Petra pasa todo el día nerviosa y nuevamente encerrada en su cuarto, su ánimo está de la patada y ni siquiera tiene ganas de comer algo luego de leer esa carta. Tuvo mucha suerte que ese sobre haya caído en su mano, no quiere ni imaginarse lo que hubiese pasado si llegaba a manos de Egil. Muy seguramente él la hubiese buscado para traerla y eso es algo que ni muerta piensa permitir luego de todo lo que hizo para alejarla de su lado. Suficiente tiene que lidiar con la pelirroja como para que tenga que aguantar a la hermana también. Tener a las dos en la hacienda robándose la atención de Egil ya sería demasiado. Ya no hay marcha atrás, la suerte de Nadia ya está echada. Egil aún con dolor, se levanta y empieza a escribir algunas notas que tiene en mente mientras Gage se encuentra verificando algunas cosas con los proveedores. Debe estar más alerta que nunca a partir de ahora y vigilar más a sus obreros. Aún no entiende cómo alguien fue capaz de envenenar a Adelaide. ¿Lo hicieron porq
—Esto debe ser suficiente pago —Nadia rompe la tensión en el ambiente, dejando a la vista del posadero un collar con piedras preciosas que brilla con la escasa luz del foco—. Es mucho más valioso que los aretes que le di la otra vez. Por lo menos unas diez veces más. Es una joya rara y costosa.—¿Por qué lo mató? —pregunta el hombre, ignorando por completo lo dicho antes por la mujer— ¿Qué pecado tan grande cometió este infeliz para recibir tan horrible muerte?—Eso no le incumbe, señor.—Yo creo que sí —Él se levanta y camina paso a paso hasta ella para acorralarla contra la pared—. Para empezar, este es mi estúpido hotel, para continuar fue usted misma quien acudió a mí para ayudarla a deshacerse del cuerpo, para terminar, ¡estás en mis manos ahora!Nadia pega un brinco cuando el hombre grita cerca de su rostro, con furia y escupiendo por todas partes. Queda temblando contra la pared mientras él vuelve hasta donde está el cuerpo y lo manipula de nuevo.—El trabajo le costará más que
En la mañana, una llamada entra en el celular de Gage con noticias de Zhufun. Él atiende inmediatamente después de su recorrido por las oficinas centrales. —Señor Gage, hemos capturado a uno de los cabecillas de los rebeldes. Solicitamos su presencia de inmediato en Zhufun para el interrogatorio —dice el hombre del otro lado del teléfono. Algo de alivio se apodera de Gage al escuchar aquello. Esto es un gran avance para empezar a poner orden en las haciendas. —Partiré para allá en dos horas —Contesta antes de cortar y salir hacia la habitación de su jefe. Egil se impacienta con el correr de las horas. Estar encerrado en su propia habitación le parece poco atractivo y por demás asfixiante. Aunque claro, nadie más aparte de su gente de confianza, lo sabe. Camina hasta la ventana, pero sin correr la cortina para no ser visto. El día está radiante hoy, pero por alguna razón él no se siente acompasado con el ambiente. Su hombro todavía duele y debe llevarlo vendado aún por varios días
El viaje de Gage dura varias horas para llegar a Zhufun debido a las inclemencias del tiempo. Una gran tormenta se desata por el camino y a penas llega, uno de sus hombres lo lleva inmediatamente hasta la celda donde se encuentra recluido el traidor, vigilado por varios hombres. Es el mismo hombre que había dicho tener los contactos y las ubicaciones de los rebeldes y que estaba dispuesto a darlos a Egil cuando sucedió el atentado en el que salió herido él y sus hombres. Gage siente mucho placer de interrogarlo personalmente. Durante mucho tiempo Callen fungió de informante para la familia Arrabal, cuando en realidad es un vil traidor. —¿Aún no sientes ganas de hablar? —pregunta Gage luego de muchos golpes que le propinó él mismo, mirándolo sentado desde una silla con una naranja en su mano. El prisionero se encuentra atado del techo con la cabeza colgando para abajo. —Vete al infierno, Gage —dice el desafortunado con el poco aire que le queda y la cara roja como tomate maduro. Un