Capítulo 43: Una lección

Al día siguiente

Por fortuna, pude descansar sin algún inconveniente, aunque no estaba del todo contenta con tener vigilantes, solo porque Ryan no quiso alejar sus perros guardianes de la puerta de mi habitación.

Afortunadamente, no hubo novedades, porque Ryan no intentó pasarse de listo conmigo con nuevas decisiones absurdas, ni tampoco intentó entrar a mi habitación a hacer tonterías. Pero, no sé si siempre será así.

— Esposa, levántate, es un nuevo día. — dice Ryan tocando la puerta y yo respiro profundo.

Aunque pude dormir bien, me siento demasiado agotada y parece que Ryan es un hombre que no me va a facilitar las cosas, porque apenas son las nueve de la mañana y ya está molestando.

— Déjame descansar, por favor. — le digo sin levantarme de la cama.

— Debes desayunar. Además, vamos a recorrer tu amada indones
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