Capítulo 28: Sobre mi padre

Trago duro y asiento, sabiendo que no puedo bromear con un viejo zorro y eso, solo hace que Ryan sonría complacido e incluso, se atreva a acariciar mi cabeza, como si intentará contentar a un perro.

— Que buena chica. — dice Ryan y yo golpeo su mano.

— No soy un perro, para que me trates así. Ahora, cocina rápido, tengo hambre y también, quiero salir a recorrer la ciudad. — digo con frialdad.

— Como ordenes, esposa. — dice Ryan girándose para tomar los ingredientes.

Nuevamente, tomo el pan porque no pienso perderme de dicho placer, solo por su interrupción y es comiendo este que observo el cuerpo de Ryan. Su espalda es ancha, al no tener una camisa, me permite ver cada musculo que hay incluso en su cuello.

‘¿Cómo es posible que un hombre tenga músculos firmes en su cuello?’ me pregunto mentalmente.

Todo su cuerpo es ancho y grueso, ni si
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