Decidida a no marcharme, me cruzo de brazos y por eso, los dos se quedan mirándose mutuamente como si estuvieran condenados y lo creo posible. Porque la realidad es que si están ocultando algo, los voy a condenar.
— Entonces, ¿no vas a decir algo?— No puedo, aunque quisiera, no puedo decirlo. — dice Ryan y yo asiento.— ¿Ya lo están sintiendo? — pregunto y ellos se observan confundidos.— ¿Qué debemos sentir? — preguntan ellos.— Como se va la última oportunidad de ser sinceros. — digo con frialdad.Los dos bajan la mirada, pero, ninguno se atreve a hablar, por lo que, solo me quedo mirando a la puerta, donde espero una respuesta adecuada a todo lo que sucede, una que me ayude a entender la actitud de ambos, porque si me están ocultando algo grave, dudo que pueda perdonar a Ryan.— ¿Familiares del señor Kranz? &mPor su rostro, es claro que no le agrada lo que le he dicho, pero, si vine aquí por un error, el primer paso es ser sincera sobre lo que me llevó a cometerlo, para que pedir disculpas sea un acto de sinceridad y no un requisito para que me deje tranquila por un error del que evidentemente debo aprender.Así que, aunque no me resulta cómodo decir mis sospechas, debo hacerlo y comprender que si está enojado, se encuentra en todo su derecho de estar así porque por mi desconfianza, terminé en un viaje agotador solo para invadir la privacidad que él quería para sufrir la posible partida de su amigo o socio del trabajo.— Tal parece que me vas a condenar por ese error, durante toda mi vida, ¿no es así?— No necesariamente, porque hoy comprendí que el hecho de que me omitas información no quiere decir que me estás engañando como lo hiciste antes. Sin embargo,
Narra RyanEl mundo se me derrumba cuando Day parece desplomarse como si fuera una hoja que se desprende del árbol, para caer lentamente al suelo, por falta de brisa que la sostenga.Aunque quiero correr hacia ella, no me es posible agarrarla, porque hay muchas personas del personal médico, intentando atender a mi suegro. Por eso, cuando llego a ella, ya hay una enfermera, intentando hacerla reaccionar.— Señora, ¿puede escucharme? — pregunta la enfermera.— Day, por favor, despierta. — digo con mis ojos llenos de lágrimas y la culpa diciéndome que me merezco esto que está sucediendo.El miedo de que a ella le suceda algo porque no haya podido procesar la información con lo que le está sucediendo a su padre en estos momentos, hace que tenga una crisis nerviosa donde no hablo, pero, si me sudan las manos y siento que voy a morir.— ¡Ryan! ¡Reacciona a
Narra DayTodo me parece una pesadilla, hasta que despierto y me encuentro en el mismo hospital donde perdí el conocimiento. Sabiendo donde buscar, corro implorando que solo sea un susto que mi padre me quiere hacer vivir, para que me porte bien.Pero, cuando escucho que están mencionando la hora de muerte, la realidad me golpea con fuerzas y yo me aferro a mi propio cuerpo para no derrumbarme. Las dos personas que creí serias, me observan con dolor y yo camino directamente hacia el hombre que no despierta.— Padre, tu hija rebelde está aquí, por favor, abre tus ojos. Yo seré buena, no te haré sentir molestias a partir de ahora, pero, por favor, abre tus ojos, tu niña está aquí. La niña de tus ojos está contigo, por favor, abre los ojos.— Señora… por favor. — dice alguien intentando tocarme.— ¡Que nadie me toque o juro que los mat
Nadie más vuelve a molestarme, por lo que, lloro hasta que ya me quedo sin energía para hacerlo de forma audible. Por eso, solo mis lágrimas siguen saliendo de mis ojos, mientras yo acaricio su mano ya fría.Lo estoy viendo, es un hecho, pero, ¿Cómo puedo procesar esta información cuando me engañaron tan bien que lo hacía en la empresa trabajando? ¿Cómo es posible que un mensaje donde dice que está en la empresa, cambie a su muerte en un hospital ubicado a más de quince mil kilómetros.— Señora, necesitan llevárselo. Ya es momento. — dice un enfermero.— Llévenme con él, no quiero separarme de mi padre. — digo de inmediato— Ya no es posible, por favor, ayúdennos a que no sea difícil, si no, tendremos que medicarla. — dice el enfermero y yo me levanto para acariciar el rostro pálido
Quiero golpearlo por ello, mi padre ha muerto con un apellido que no le pertenecía y todo eso, lo hicieron para que yo no me diera cuenta de lo que sucedía, hasta que fue demasiado tarde. Por eso, estamos en este problema.— ¿En dónde puedo confirmar que mi padre se llama Mario Creswell y no Franz? — le pregunto al señor con el que hablaba.— Day…— No. De ti lo único que quiero es el maldito divorcio. Nada más. — digo con frialdad.— Bueno, puede hablar con la administración del hospital y confirmar su relación con la persona fallecida. Si tiene su documentación real, no sería un problema. — dice el médico forense.— Iré a hacer eso, mientras estoy lejos de aquí, solicito que nadie más además de mi entre a ver a mi padre. Soy su único familiar y como tal, no quiero que mi padre sea una
Por más que intentara comprender que sucede, no me es posible, porque lo que ahora me ha dicho el señor Walter, es tan grave que debió mostrar algún síntoma y yo solo vi agotamiento en mi padre cuando me encontró después de cuatro días desaparecida.— ¿Cómo es posible que una enfermedad tan violenta se haya mostrado tan tarde? — pregunto preocupada.— Los síntomas estaban presentes, pero, el señor Creswell solo se medicaba por su cuenta, mientras continuaba trabajando, justificando sus malestares a el agotamiento del trabajo.>> Pero, el cuerpo no pudo más y por eso, terminó desplomado en una reunión con su asistente. Rápidamente, lo llevamos al doctor y fue allí que nos dieron la noticia. En ese mismo instante, su padre debía ser internado, pero, no lo quiso.— ¿Por qué no permitiría algo
Intento procesar toda la información que me ha dado el señor Walter y solo puedo llorar, al punto que mi cabeza empieza a doler y el mareo aparece causando que me tambalee. Por fortuna, el señor Walter se mueve rápido impidiendo que me caiga.— ¿Se encuentra bien? — pregunta el señor Walter.— Siento que es demasiado para procesar. Pero, tengo que hacerlo. Gracias por decirme todo esto. Ahora las fichas del rompecabezas se han unido gracias a su información. — digo levantándome de la silla.— Comprendo que es demasiado pedir, pero, ¿puede dejar que me haga cargo de su traslado? Fue mi jefe por más de treinta años, me gustaría ser parte de su sepultura. — dice el señor Walter y yo asiento.Sería demasiado descarado de mi parte, alejarlo completamente de mí, cuando al final intentó proteger a mi padre tanto como fue pos
El tiempo pasa y todo se vuelve un caos, al punto que varias personas corren a la bodega donde me encuentro con mi padre. Apenas me ven, anuncian que me han encontrado, por lo que, confirmo que tanto ruido antes, era porque no sabían dónde estaba.— ¡Maldición, Day! ¡Casi haces que me muera…! — dice Hanna y de inmediato, cubre su boca al comprender su error.— Morir no es así de sencillo, porque si uno pudiera morir del susto, yo habría muerto hace rato por la sorpresa de conocer que mi padre ha muerto. — susurro.— Lo siento, no tengo filtro en mi boca. No lo volveré a decir.— No importa. Ya no importa. — susurro.Todo queda en silencio, nadie se atreve a acercarse a mí y por eso, es Hanna quien lo hace con miedo de arruinarlo todo.— Amiga, debemos aterrizar. Necesitas volver a tu asiento.— Déjame aquí.&m