Scarlet se pudo imaginar que él no se había acercado para nada bueno, seguro deseaba insultarla o le reprocharía que aún seguía en ciudad de México, o tal vez había descubierto que ella estuvo con Jr. el dia anterior.
Él se acercó como si él fuera su dueño e intentó agarrarla de la mano , pero ella lo esquivó y puso su rostro serio. Él que no sabía rendirse la agarró con brusquedad y la jaló hacia sí sin decirle nada.
—Déjame. —Dijo ella. Gabriel reaccionó de inmediato.
—¿Que rayos le sucede, suéltala?
—La suelto cuando se me dé la regalada gana. —Scarlet intentó zafarse pero Rodrigo le agarró el brazo con más fuerza hasta que ella se quejó. Entonces Gabriel se le vino a Rodrigo y lo empujó con fuerza.
—Ella no
Gema a Juan Carlos ya estaban en la barra cuando Scarlet llegó. Notaron que estaba cabizbaja.—¿Qué sucedió? —Preguntó Gema—. ¿Hablaste con Rodrigo? —Con un tono lánguido respondió:—Sí, hablé con él.—¿Te insultó?—No, solo quiere que me vaya de Ciudad de México. —Juan Carlos agregó:—Rodrigo no es el dueño de esta ciudad, no le hagas caso.—No desea volverme a ver, no entiendo por qué me odia tanto.—Te odia porque piensa que estas con Juan Carlos.—¿Y qué más pasó?—Solo me dijo eso, me ofreció conseguirme un avión para mañana mismo.—Mentecato —Juan Carlos le agarró la mano a Scarlet—. Rodrigo no tiene ningún derecho de echarte de aqu&ia
—¿Qué le parece la casa? —Le preguntó Braulio a Scarlet cuando estaban recorriendo el pasillo hacia las habitaciones.—Es muy elegante.—La compró mi padre en una subasta. Él adoraba esta casa, perteneció a un Conde inglés.—Debe tener mucha historia.—Sí, esta casa guarda la historia de su antiguo dueño y también de mi padre; le gustaba reunirse aquí con sus amigos a jugar azar los fines de semana, mi madre también hizo aquí muchas fiestas. Pero vivíamos en otra casa más grande; después nos mudamos a la actual residencia de la familia Salvatierra.—Su casa es muy grande para los pocos miembros que viven allí.—Sí, antes vivíamos varios de mis hermanos y yo, pero ya solo tres quedamos vivos, Elena, Adelaida y yo. Adelaida vive en Miami. Y mis sobrinos ya cada quie
Israel llegó al apartamento y Michael no estaba. Entonces esperó en la sala; a ratos estaba sentado y a ratos de pie dando vueltas o se paraba en la ventana a mirar el panorama nocturno de la ciudad.Michael no tardó mucho en llegar pero a él le pareció una eternidad. Premeditando la reacción que este iba a tener le provocaba escalofrío, sus manos estaban frías y su corazón estaba que se le infartaba de la impresión.Pero algo tenía Israel, y era que cuando tomaba una decisión, nada lo detenía; como cuando decidió dejar en definitiva a Frank tras 8 años de una tortuosa relación llena de infidelidades de parte del otro.Un día Israel terminó con él y le dijo‹‹Me voy y no pienso regresar›&rsa
Antes que Braulio llegara a la casa con Antonella, Elena le marcó a Annie a la oficina.—La trepadora ya debe estar por llegar.—Pensé que se demoraba una semana más.—Adelantó en viaje y le avisó a Braulio apenas hasta anoche, por eso no te avisé antes. Annie debes estar muy alerta con mi sobrino, ese mujer es una resbalosa, y ya sabes cómo son los hombres de sinvergüenzas que se dejan llevar por cualquier falda que se mueva bonito. Y Braulio no lo dice de frente, pero estoy segura que él quiere ver a Rodrigo casado con esa buscona.—Por supuesto que estaré muy pendiente de Rodrigo, no dejaré que esa muerta de hambre pase ni un minuto a solas con él.—Me gustaría que hoy vinieras a almorzar con nosotros.—Iré encantada.Rodrigo volvió a sentir el perfume de Scarlet en la ropa de Jr. y como sab&iac
Al medio día Rodrigo y Annie llegaron juntos a la casa para almorzar. En la sala ya estaban Elena, Braulio y Adelaida que también había ido a acompañarlos.—Bien, como ya estamos todos pasemos a la mesa. —Dijo Elena. —Aún faltan Antonella y Jr. —Agregó Braulio:—Perdón, se me olvidaba que tu ahijada había llegado. ¿Pero ella por qué no ha bajado?—Estaba atendiendo a Jr. —Dijo la elegante mujer mientras bajaba las escaleras con el niño agarrado de la mano—. A los niños hay que prestarles el tiempo que necesitan para hacer sus cosas. ¿Verdad Rodrigo?—Por supuesto. —Ella se acercó y le dio un beso en la mejilla.—Qué alegría verte de nuevo Rodrigo.—Igualmente Antonella, me alegra mucho verte. —Annie y Elena se miraron. Rodrigo abrazó a Jr.&
No habían pasado diez minutos cuando Israel salió del edifico como un huracán con ganas de llevarse todo por delante del coraje que cargaba. Michael y Annie estaban anonadados.—¿Tan rápido regresaste? —Dijo Michael, Annie agregó:—¿Si te dio la información?—No, el miserable ese pretendía que me besuqueara con él y no lo acepté.—Lo sabía. —Dijo Michael—. Sabía que es un resbaloso. Annie le dijo:—Pero el trato era que si tu venias a verlo, él nos daba esa información.—Pues no le importa y desea ver arruinada a mi familia. Frank es una maldita rata de alcantarilla.—No puedo creer que Frank sea capaz de jugar tan sucio. ¿Ahora qué haremos?—Solo debemos unir fuerzas, intentar que los rumores acerca de los altos ejecutivos de S&B paren, y co
Cuando Rodrigo regresó a la oficina vio la llamada de Ernesto, entonces le marcó.—Dime Ernesto.—Señor, lo llamé porque su padre llevó a su hijo a la casa del conde y lo dejó allá por un casi una hora, pero ya lo regresó a su casa.—¿Viste con quien dejó al niño?—No señor.—Gracias Ernesto, me avisas cuando lo vuelva a llevar.Al otro día en la mañana Scarlet se despertó sintiéndose enferma, Rocío había ido a terminar de limpiar.—¿Qué y tiene señorita?—Me siento débil, me duele el vientre y la cabeza.—¿Será que le va a venir la menstruación?—Ya tengo días menstruando y no se me quiere pasar.—Entonces debe ser eso, hoy le voy a preparar un almuerzo bien nutritivo
Rodrigo salió como el viento sin detenerse del edificio de su empresa y busco su auto. Pocos minutos después se encontraba estacionado frente a la casa del Conde.Apagó el auto y antes de bajarse se quedó inmóvil frete al volante pensando en lo que estaba a punto de hacer. Su corazón comenzó a palpitar más rápido; sintió necesitar más aire y aspiró todo lo que cabía en su pecho. De pronto una dualidad interna se manifestó con pensamientos y sentimientos contradictorios; estos lanzaban mensajes como:“Si entras a esa casa todo acabará, deberías intentar recuperarla, conquistarla; si a ella le interesa el dinero ¿qué más da? para eso tengo bastante, puedo comprarla para mí. ¡¿Pero qué tonterías estoy pensando!? No puedo volver a revivir esta fantasía, tarde que temprano sé