32 Duerme tranquilo.

La familia Santoro tomo sus armas sin perder tiempo, todos menos, la santa, Alejandra no lucharía en algo que ella sabía estaba mal, cargada de preocupación, barrio con sus exóticos ojos la negrura de la noche, viendo pequeños y grandes fogonazos que las armas dejaban salir con cada disparo, estaban siendo atacados en sus tierras, en su hogar, pero todo era culpa de Amir, Leila lo había dicho ciento de veces, la tribu iría por ella y ahora lo estaban viendo, sin embargo trato de llevar a la joven turca a un lugar seguro, pero Leila no se movió de su lugar.

— Por favor, Leila, hazlo por tu bebé, no te expongas al peligro.

— Lo hago por mi hijo señora Santoro, mi Hafid está arriesgando su vida, mi tribu está dejando su sangre allí afuera, todo para recuperarme, me iré con ellos, de una u otra forma.

Para Alejandra no hubo dudas en la promesa que la joven hizo en esas palabras, ella partiría con su esposo, viva o muerta, el corazón de Alejandra se aceleró, deseaba salvar a su hijo, q
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