El día de la famosa fiesta llegó. El alfa de los alfas daría a conocer al fin quien sería su luna después de tanto tiempo. Como no le tocaba estar en la gran mansión podía ver todo desde donde estaba o eso era lo que pretendía desde el inicio.
Nicolás le indicó que no podía salir de la casa a menos que sea para algo de suma importancia, pero lo que no sabía es que ya había quedado con Liam para ir a la ciudad desde muy temprano para buscar algunos documentos e inscribirse en el instituto.
Irían al hospital en donde su hermano le dijo que había nacido, por lo que sería sumamente fácil el encontrar todos sus documentos al día en ese lugar. Por si se enojaba, podría decir que el jefe dio la orden de que verificará sus estudios anteriores.
Esperó la hora exacta en que los sirvientes de esa noche estarían haciendo sus labores, en las cuales su hermano estaría supervisando con los demás guardias. Salió por la puerta trasera con mucha cautela y casi se da en el pie cuando fue a cerrarla.
— Ten cuidado, puedes darte un golpe grave — Liam agarró la puerta con la palma de su mano y luego la ayudó a cerrarla —, ¿Estás bien? ¿Te diste en algún lado?
— Estoy bien — se alejó lo más que pudo de él —. Fue sólo un susto.
— Bueno — comentó, no muy convencido —. Espero que a donde vamos, no nos hagan muchas preguntas, porque no sabía qué responderles.
— También yo, sólo sé que mis padres murieron hace algunos años o eso me dijo mi hermano — el beta le abrió la puerta del conductor —. Muchas gracias.
— No es nada — cerró la puerta, con suavidad y luego entró —, ¿Acaso no confías en lo que tu hermano te dijo?
— Es que no me ha dicho nada bueno desde que regresé del hospital, tampoco me ha dejado ir a la tumba de mis padres por lo que no sé si es verdad que ellos están muertos — no se atrevía a mirarlo —. En el hospital deben de decirme algo respecto a ellos, por esa razón no le dije que saldría de la propiedad el día de hoy.
— Es bueno que hayas decidido tomar el mando de tu vida sin la necesidad de estar preocupándote por tu hermano — su voz sonó sincera —. No pensé que te tomarías el tiempo de hacer algo como eso.
— Pensé mucho en lo que me dijiste y tenías razón, es el momento preciso para que yo tomé las riendas de mi vida — frunció los labios —. Pero no estoy muy segura de que me traiga cosas buenas…
— Créeme que lo que te traerá no son para nada buenas — la miró brevemente —. Todos en la mansión conocemos cómo es tu hermano, por lo que te aseguro que no querrás…
— Hacer que se enoje — completó por él —. Lo sé, busco siempre la manera en la que nada me afecte, pero es difícil el no recordar nada — sus hombros se hundieron —. Tú tampoco me dices como era en el pasado, como estaba físicamente cuando llegué aquí.
— Tu cabello siempre ha sido negro como el carbon, nunca te lo has teñido — comenzó, sin despegar la vista del camino —. Cuando llegaste no parecías incómoda al vernos a todos, ni siquiera Nicolás y tú parecían hermanos de sangre... como sabrás, no se parecen en nada y se nota al cien por ciento.
— Entiendo — sus mejillas se sintieron calientes —. Tienes una descripción de mí algo extraña.
— Es que aún no termino — la carretera los recibió —. No eras como ahora. Eras más vivaz, más alegre y te pasabas todo el día hablando con todos los empleados hasta que te cansabas y te ibas de la mano con tu hermano.
— Nunca me dijo algo como eso, fue todo lo contrario — confesó —. Que no salía a menos que sea para trabajar o algo parecido.
— Tus recuerdos regresarán cuando sea el momento adecuado, no te preocupes, ¿Sí?
— Eso espero, porque no se siente bien sentirse como si en verdad te fueras a morir por no saber nada de tu vida pasada.
— Descuida, en algún momento podrás ser la misma de antes, ya lo verás — la ciudad los recibió —. Simplemente ten un poco de paciencia.
— Eso es lo que no tengo — suspiró, mirando por la ventana —, ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
— No.
— ¿Por qué no? — jadeó, golpeando su brazo —. Ya sabes todo sobre mi…
— No recuerdo haber hecho algún trato contigo acerca de que teníamos que intercambiar información uno del otro — su indiferencia la hizo enfurecer a tal grado que deseó darle un buen golpe en la cara —. No me mires como si quisieras matarme, sabes lo que pasaría si me haces algo…
— Sigue conduciendo.
Liam se estaba burlando de ella, de su falta de conocimiento sobre su vida pasada, era como si él supiera todo lo que ocurrió antes del accidente y no dudaría en descubrirlo si era necesario.
Llegaron al hospital que su hermano le había dicho y no era para nada comparado con sus descripciones, parecía ser más una clínica de primera necesidad.
— Buenas tardes — saludó Liam, posando sus manos sobre el escritorio —. Estamos buscando información acerca de alguien que nació aquí hace años…
— ¿Disculpe?
— Buscamos información sobre alguien que nació en esta clínica — repitió —. ¿Tengo que repetirle todo nuevamente o es que ya está sorda?
— Cálmate, Liam — lo agarró del brazo —. Fue hace veintidós años.
— Lo siento, pero aquí nunca hemos tratado partos y menos a mujeres embarazadas — ambos se mostraron sorprendidos —. Se han equivocado de hospital o les han dado una dirección que nunca ha existido, lo siento.
— ¿Me está diciendo que no existo en el sistema?
— Lo siento, puede ir al registro nacional y ahí le pueden dar toda la información que necesita.
— Gracias — Liam abrazó a la omega por los hombros —. Disculpe las molestias.
— ¿En eso también me mintió? — se llevó las manos a la boca, después de salir —, ¿En que más me ha mentido?
— Tranquila — la apretó contra su cuerpo —. No hay nada de lo que debas preocuparte, todo se va a solucionar — besó su cabello —. No vayas a llorar…
— Es que es difícil no tener recuerdos y menos saber en donde estudié antes — sollozó —. Todo es culpa de mi hermano por no decirme la verdad desde el inicio.
— No llores, por favor — la meció, de un lado a otro —. Te aseguro de que en algún momento encontrarás la manera de saber la verdad.
— Lo dices porque eres un beta con todo bien puesto en su vida — lloró, sin importarle que la ropa del beta se manchara —. No sabes cuanto estoy odiando mi vida en este momento.
— Hagamos una cosa — la apartó un poco de él —. Iremos a un sitio en este instante en donde podremos poner tu nombre en el sistema y de esa manera tener un título universitario para ti, ¿Que dices?
— ¿Eso es legal?
— Para mi todo es legal — rió, entre dientes —. Lograremos que termines la universidad en unos años y el instituto este año que iniciará en un mes, ¿Es un buen trato para ti?
— Sí, lo es — limpió sus mejillas — Siento mucho lo de tu camisa, está llena de mocos y lágrimas por mi culpa.
— Descuida, ya me bañaré cuando llegue a mi casa.
— Aunque, te mereces que me limpie los moscos contigo por hacerme bullying todo el camino — se limpió la nariz con la mano y luego la pasó por el pecho de Liam —. Ahora vamos a ese lugar que me dijiste.
La llevó a donde un conocido que podía ayudarlos al cien por ciento con el problema que presentaba. Era alguien que Nathan puso al mando, debido a que confiaba en él y como la omega a su lado deseaba estudiar. Nicole le dio todos los datos que se sabía de su familia, diciéndole que era huérfana de nacimiento porque tampoco sabía a ciencia cierta si su hermano estaba hablando con la verdad.
Dos horas más ya estaban de camino a la casa, Liam se encargaría de ir a un instituto cercano para que empezara. Ya estaba anocheciendo por lo que la fiesta ya debió de haber comenzado hace rato si sus cálculos eran correctos.
— ¿Haz pensando que le dirás a tu hermano cuando se entere de lo que hiciste hoy?
— Le diré que fue el jefe quien dio la orden de que saliera de la propiedad, no creo que me diga algo acerca de eso — echó su cabello hacia atrás —. Sí le digo de esa manera, nada pasará.
— Tienes razón en eso — hizo una pausa durante unos segundos —. No le menciones que yo participé en el que hayas decidido terminar tus estudios básicos.
— No le diré, porque no deseo que nada malo pase en la casa, que él se quede sin trabajo o que tú lo hagas.
— No me quedaré sin trabajo, más rápido se quedan ustedes antes que yo — explicó, seguro.
— ¿Eres el presidente del país o qué diablos?
— Te caerás de culo — le regaló un guiño —. Colócate bien el cinturón de seguridad, no quiero accidentes.
— El único chófer del jefe hablando de que puede tener un accidente — comentó para sí misma, haciendo lo pedido —, ¿Algo más papá?
— Que no hagas más preguntas o hables, concéntrate en las mentiras que le dirás a tu hermano después que termine su turno.
Su rostro se arrugó, luego cruzó los brazos en su pecho mirando la calle y los edificios que parecían estar corriendo con rapidez por lo rápido que Liam conducía.
Aunque no tuviera olor, era un beta potente y fuerte que podía cargar cualquier cosa sin ningún tipo de esfuerzo o eso era lo que había visto.
Sí que tenía de donde agarrarse.
Llegaron a la casa y Nicole entró por el mismo lugar por el cual salió, todo con ayuda de Liam para que no se diera un golpe por estar haciendo fuerza con la dichosa puerta.
Para su suerte no había nadie cerca por lo que podía caminar con tranquilidad. Su hermano aún no había llegado a la casa, y eso lo agradeció infinitamente. Se dio una ducha rápida, quitándose el olor de todas las personas en la calle, lavó su cabello de igual manera, por si acaso, y luego se colocó un pijama.
Fue hacia el área de lavado y para disimular un poco, lavó también la ropa de su hermano, la cual no era mucha.
Ya todo listo, se sentó en el mismo lugar a esperarlo. No pasó mucho tiempo cuando este llegó, quitándose el saco y la camisa, después de dejar comida sobre la mesa.
— Ven aquí — la llamó, quitándose el cinturón —, ¿En dónde estabas?
— Aquí en la casa — se detuvo, antes de llegar a ver su acción —, ¿Por qué me estás preguntando sobre eso?
— No te vi cuando vine a cambiarme de ropa — señaló la silla del comedor para que se sentara —. No me gustan las mentiras, Nicole, y lo sabes — la obligó a sentarse —, ¿Por qué me has dicho una mentira? ¿Es divertido mentirle a tu hermano? ¿A la persona que te ha dado de comer desde que naciste?
— No te mentí… seguro fui al bosque y me entretuve — cerró los ojos con fuerza —. Detente, alguien puede venir…
— Nadie vendrá aquí, y los sabes — chasqueó la lengua —. Pero lo dejaré pasar porque estoy cansando de tanta mierda que pasó hoy en esa casa.
— ¿Qué sucedió?
— Mañana lo sabrás — respondió, aburrido —. Come un poco antes de dormir, no deseo que andes despertando a las tres de la mañana en busca de comida.
— ¿Puedo ir mañana a comprar algo para comer aquí?
— ¿Para qué deseas eso? ¿No hay comida en la cocina?
— Es para cuando uno de los desee…
— Sal, total. No creo que tengas tiempo mañana porque hay que limpiar la casa — agarró su mentón con fuerza —. No creas que no sé que tú has estado viéndote con Liam a mis espaldas.
— No nos hemos visto más que en la casa, en donde todos los empleados nos pueden ver… — gimió, adolorida.
— ¿Se te olvidó lo que te dije hace dos años?
— Sigo cumpliendo tus reglas, no salgo de la casa o algo parecido a eso — tragó en seco —. Me estás lastimando.
— Eres tan estúpida — la soltó con brusquedad —. Limpia la casa antes de acostarte, la mesa tiene polvo y es molesto estar tocando las cosas y que luego tenga que lavarme las manos.
— Ya la…
— ¡Pues hazlo de nuevo! — Nicole asintió, asustada —. Así me gusta, buenas noches.
De esa manera sus días y noches con Nicolás se volvían dolorosos.
El brazo de Nicolás estaba a su alrededor como si no quisiera que se alejara de su cuerpo. El calor de la mañana les estaba dando una hermosa bienvenida. Era verano y todo el lugar se podía sentir cálido en algunas horas y en las otras, caliente como el infierno. Quitó el brazo de su cuerpo, luego se colocó las sandalias y se metió en el baño para quitarse el olor de su hermano del cuerpo.— ¿Por qué te has despertado sin avisarme? — los brazos de Nicolás la rodearon —, ¿Ya te vas a trabajar?— Sí, debo de irme temprano, ya que no me quisiste decir que pasó en la fiesta de anoche — ladeó la cabeza para que la besara —. Debe de haber mucha basura que recoger.— Te vas a sorprender cuando veas todo lo que te contarán las chismosas de la limpieza — escondió su rostro en la curva de su cuello —. Ya sabes como son.— Lo sé — tomó su cepillo de dientes —, ¿Me vas a dejar asearme o lo harás por mi?— ¿Y si deseo tener sexo contigo? — infló las mejil
Martha le dió el dinero que le pidió para comprar las cosas del instituto. Iba a aprovechar que compraría todo los utensilios para la casa y la despensa. Su hermano no podría decirle que no saliera, debido a que estaba en compañía de alguien más que lo haría. El jefe se tomó unos días libres, porque sucedió algo con una de sus empresas y nadie tenía conocimiento de eso, sólo Liam, su mano derecha.Fue hacia el auto, en donde ya la estaban esperando con mucha paciencia. Se sentó junto a Martha y esperó a que Liam comenzara a conducir.— ¿Por qué no nos llevó el chofer de siempre? — preguntó Nicole, apoyando su cabeza en la ventana —, ¿No es mucho trabajo para ti, Liam?— No — respondió —. Si iba otra persona no podrías comprar tus cosas del instituto — le recordó —. Es mejor que lo compres todo de una, en el lugar en donde se comprará la despensa de la casa.— Eso haré, muchas gracias.El beta
Estaba lista para iniciar sus clases, muy a regañadientes su hermano la dejaría asistir ese día, por lo que debía de estar más que feliz, porque terminaría lo que tanto deseaba.— ¿A qué hora vas a venir? — Nicolás se apoyó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados —. No puedo creer que vayas a desperdiciar un día de tu vida en cosas como estas.— Regresaré en la tarde — se puso unos zapatos cómodos —. Es mi tiempo, el cual debo de aprovechar.— Si, claro — bufó —. No hagas amigos, tampoco hables con nadie…— ¿Y si me toca hacer una tarea con alguno de mis compañeros? ¿Les digo que no? — subió una ceja, en su dirección —. Es imposible que no haga amigos o que no tenga que hablar con alguien, soy una estudiante.— No me interesa, no me gusta que estés cerca de ese beta…— Aquí vas de nuevo a meter a Liam en una conversación que no tiene nada que ver con él — se golpeó el rost
Desnudo, Liam estaba desnudo, como Dios lo trajo al mundo. El maldito beta moja bragas, estaba desnudo enfrente de ella. No podía ni moverse, su mente estaba en blanco y su mirada no volvió a subir después de ver lo que tenía entre las piernas. Fracasó cómo persona, como omega santa y casta.— ¿Hola? — saltó después de escuchar la voz de Liam —, ¿Qué estás haciendo aquí?— Vine a limpiar la habitación — murmuró, sintiéndose confundida —, ¿Qué estás haciendo tú aquí?— Me iba a dar un baño — respondió, tomando una toalla —. Puedes limpiar mientras esté en el baño, no habrá problema alguno con eso.— Lo siento — se dio la vuelta —. Si hubiese sabido que estabas aquí, no hubiera entrado. Estoy invadiendo tu espacio personal — se tapó los ojos —. No se lo digas al jefe y menos a Martha.— No se lo diré a nadie, puedes estar tranquila — escuchó como los
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Liam, acariciando su cabello negro.— Estoy bien — murmuró, haciendo círculos con su dedo en el pecho del beta —. No creí que tendría el valor de hacerte eso… ahora no sé en dónde meteré la cabeza.— Pues no la meterás en ningún lado — rió, entredientes —. Te aseguro que mañana estarás muy bien.— Estoy muy avergonzada contigo — gimió, ocultando su rostro en el pecho del otro —. No me detuviste.— ¿Me ves con cara de que no disfruté lo que hice contigo? — apartó el rostro de la omega de su cuerpo —. No sabes lo mucho que he disfrutado eso y más aún al saber que alguien podría entrar y descubrirnos.— Eres muy malo —volvió a ocultar su rostro —. Lo que acaba de pasar… fue algo loco y que por alguna extraña razón me gustó.— No pasa nada— la posicionó en la cama —. Te haré sentir bien, déjame todo a mi, ¿Sí?— No...
— ¿Qué es lo que me estás ocultando ahora? — sus miradas se encontraron —, ¿Qué es lo que tratas de decirme? ¡Habla!— No es nada, olvídalo — le dio la espalda —. Se te hará tarde para trabajar.— ¡Estoy hablando contigo! — golpeó su espalda —, ¡¿Por qué mierda me haces tanto daño?! ¡¿Es divertido para ti?!— ¡Que te tranquilices, maldita mujer! — la empujó haciéndola caer al piso —, ¡No te diré! ¡Si tienes tantos deseos de saber, pregúntale a Liam!— ¿Me estás mandando con el sujeto al que le juraste odio eterno? — preguntó, llena de sarcasmo —, ¿Por qué eres tan miserable conmigo? ¿Te hice algo malo en el pasado como para que me trates de esa manera?— Es para protegerte, amor — quiso tocarla, pero ella se alejó —. Es por tu bien, te lo juro.— Nada de lo que haces es por mí bien — suspiró —. Me iré a trabajar, nos vemos por ahí si es que aún deseas que sigamos siendo
Dos años más tarde.— ¿Se puede saber por qué tienes esa cara? — preguntó Liam, desviándose tal y como Nathan le indicó.— Porque mi dinero se sigue perdiendo con esos investigadores de mierda que contraté — contestó, aburrido —. Estoy harto de toda esta mierda, ¿Cómo puede ser posible que una jodida omega desaparezca de la noche a la mañana?— Debido a que su padre te ha robado mucho dinero — respondió, antes de darle una mirada cansada —. Se ha sabido mantener bien escondido, puede que hasta se hayan mudado de casa, residencia, hasta incluso se hayan cambiado de nombres y apellidos.— No me digas eso — gimió, dejándose caer de golpe en el asiento —. Me moriré dentro de cinco años si no la encuentro y la marco.— ¿Por qué no la marcaste cuando la tuviste en esa fiesta?— Era una omega muy seca, demasiado orgullosa como para dejar que un desconocido como yo, esté con ella de una manera sexual la misma noche que se conocen.
Nicole estaba mirando todo el paisaje, no había duda alguna de que era una mierda la vida que estaba viviendo. Había visto a su hermano merodear por ahí, pero no tenía conocimiento de lo que había estado haciendo. Sus sentidos se pusieron en alerta al verlo ser llevado a la fuerza, hacia el área restringida.— ¿Qué estás mirando? — preguntó Martha, colocándose detrás de ella, asustandola —. Oh, ese es tu hermano.— ¿Por qué mi hermano es llevado a ese lugar? — preguntó, asustada —, ¿Hizo algo malo?— Tu hermano debió de haberle hecho algo a la omega del jefe — Nicole frunció el ceño —. A la chica que vino a buscar la comida.— Entiendo… ¿Ella está bien?— Lo está, sólo fue algo leve, pero sabes que el jefe no tolera que toquen lo que es suyo y tu hermano de seguro andaba de coqueto con ella o que se yo — eso no le gustó escucharlo —. No me mires así, es la verdad.— Entiendo — murmuró.— Llévale la comida y trata de hacerte amiga