— Continúa, por favor — pidió la omega, dejando caer su espalda en el sofá —. Eso se siente increíble.
Liam le quitó el vestido, dejándola desnuda, no sin antes asegurarse de que sus piernas no salieran más lastimadas de lo que ya estaban.
Prosiguió a besar y lamer su cuello sin dejar marcas, logrando que Nicole se sintiera extasiada por la sensación de placer que estaba sintiendo.
Bajó su mano por su cuello hasta detenerse en su parte íntima en donde sus dedos se abrieron paso entre sus labios vaginales, entrando de imprevisto. La espalda de la omega se arqueó y sus dedos entraron aún más sin poder evitarlo.
— Deja de moverte — besó su mentón —. No quiero que llegues al orgasmo tan rápido.
— Es que me has tomado por sorpresa — entrecerró los ojos —. Bésame, por favor.
— Lo que mi reina pida — rió, entre dientes, antes de besarla como tanto pedía.
En ningún momento sus dedos salieron de su interior, siguió masturbándola y pe
El tiempo siguió pasando normal, Nicole aún seguía siendo dura en su promesa de darle una buena lección a Liam que no le quedará otra más que buscar su perdón. Sí, eso era lo mejor. El camino hacia la oficina del señor Nathan era algo extenso, por lo que tuvo que esquivar un par de personas a la vez para poder llegar rápido y con la comida de la nueva jefa.Tocó la puerta y esperó a que Booke le diera la orden de pasar.— Siéntate conmigo — palmeó el asiento a su lado —. Aquí me aburro mucho cuando estoy sola, lo cual es todo el tiempo desde que llegué a esta casa.— Lo siento, pero ya sabe como es el señor Nathan — dijo, apenada —. Es una persona muy estricta y le gusta que las personas sigan sus reglas.— A él lo único que le gusta es que yo las siga como si fuera su maldita esclav
Después de un largo día en el trabajo pudo descansar como se debía, no sin antes tomarse el tiempo de hacer sus tareas y salir de eso.Ni siquiera podía usar su teléfono en su presencia y ni hablar de la computadora que compró cuando inició, hacía sus tareas en el trabajo con ayuda de Martha, pero ella cada día estaba más cansada debido a su edad.— Hermana — Nicolás tomó su mentón y le dio un mordisco —. ¿Cómo estás?— Pues ahora estoy haciendo tareas —preguntó, extrañada por la pregunta tan formal —. ¿Qué deseas de mí?— Un poco de atención —se encogió de hombros —. Te he dejado estar sola en la universidad, no te he molestado con nada… ¿No crees que me merezco un premio?— No…— Yo digo que sí —hizo que se sentara de manera recta en la silla, mirando hacia el frente —. El día de hoy, revisé las cámaras de seguridad de la casa —el cuerpo de Nicole se tensó —. Vi algunas cosas que me llamaron mucho la atención.— Esto…
Liam parecía conducir como un loco por la calle, ya ni señas de la feria. El beta conducía como si supiera a dónde ir, ella sólo se quedaba mirando la ventana como si el paisaje fuera su único escape.— ¿Por qué dijiste que sí?— ¿Uh? —Nicole lo miró sin entender —. ¿A qué te refieres?— Te dije de golpe que quería tener sexo contigo y has aceptado ir conmigo como si nada —golpeó sus dedos contra el volante —. Sé que tal vez no creas en mí, pero te aseguro que..,— Creo en ti más de lo que crees, eres una de las personas en las que más confío —dijo, firme —. No entiendo por qué razón debo de…— ¿Y si en algún momento de tu pasado hice algo que puede generar tu odio?— Nada pasará —puso su mano sobre la de él —. Eres alguien especial para mí y puede que nuestra relación se haya vuelto tóxica, pero te aseguro que…— No me asegures nada —la cortó —. Te aseguro que me vas a odiar más de lo que crees.— Me estás asustando
Nicole agarró el miembro de Liam y lo guió hacia su parte intima. Las manos del beta se posaron en sus caderas, para guiarla por un buen ritmo que pudiese sobrellevar, ya que ella decidió tomar el control.— Es muy grande —mencionó, inconscientemente —. ¿Cómo es posible que un hombre como tú pueda tenerlo así de grande? ¿Usas drogas para el crecimiento?— Siempre levanto muchas cosas… para poder tener músculos —la ayudó a bajar —. Si crees que no puedes llevar el ritmo, puedes dejármelo a mí.— No quiero —cerró los ojos con fuerza —. Deseo continuar, porque tú eres la persona que está conmigo.— No sabes lo mucho que te deseo —se sentó de golpe, sin darle tiempo a procesar lo que estaba pasando —. Como te dije antes, no soy un hombre paciente.— Pues cuando estás trabajando tienes mucha paciencia —rodeó su cuerpo con ayuda de sus piernas —. No sabes cuánto esperé por este momento. — ¿A dónde se fue la inocente Nicole que conocí?
Liam apretó los puños escondiendo su rostro en la curva del cuello de la omega, y dejó que ella siguiera abrazandolo. Sus encuentros seguían como si nada, muchas veces la pobre chica había tenido que faltar a la universidad para quedarse con él durante el día y pasarlos en juntos en ese motel que se convirtió en su punto de encuentro.Ya el pobre chico que siempre estaba detrás del mostrador, sólo les pasaba la misma llave y les indicaba que nadie había usado ese lugar, porque ya era de ellos. Nicole estaba muy apenada por eso, porque se dio a conocer por las malas influencias que Liam le había obligado a hacer.Cambió de posición, sentándose en la cama, abrazándola y dejando que ella pudiese respirar mejor.— Con calma —murmuró, besando uno de sus senos —. Tómalo todo con calma, no queremos que este lugar se vuelva la escena de un crimen.— Acabas de hacer un chiste muy feo, eso no sé hace —mordió su hombro —. Nunca pensé que esto se v
Nicole se levantó con mucho esfuerzo de la cama, se sentía miserable y el dolor que tenía en la cara era horrible. Nicolás se había ido unos minutos antes, por lo que estaba sola en la casa. Se miró en el espejo, dándose cuenta de que estaba hinchada y que en cualquier momento podía reventar.Abrió las gavetas, para ver si encontraba alguna pomada que pudiese utilizar y de esa manera descansar por el resto del día. Su teléfono estaba sonando por alguna parte de la habitación, por lo que con pasos flojos fue en su búsqueda.— ¿Hola?— ¿En dónde estás? Te estamos esperando en la entrada de la casa — dijo Booke, sonando impaciente —. Nathan también está aquí…— No iré a la universidad el día de hoy —se limpió la nariz —. No me siento bien y sin duda no iré a desmayarme.— ¿Hablaste con tu hermano?— No sé en dónde podrá estar, tampoco es como si me interesara saberlo —hizo una mueca cuando tocó una de sus mejillas —. Le escribiré a a
El tiempo comenzó a pasar, Nicole y Liam estaban muy alejados, no se dirigían la palabra o decían algo acerca de lo que sucedió ese día en la cocina, porque en ese momento Martha llegó y le pasó lo que estaba buscando. En más de una ocasión quiso acercarse a ella, decirle la verdad y lo que en verdad pasó, pero esta simplemente había puesto una enorme pared, volviéndose fría con él. Liam estaba en la cocina con un periódico en las manos en el momento que Booke llegó con cara de pocos amigos. — Parece como si el mundo te hubiese dado algún castigo por algo que le hiciste — bromeó, y Booke lo fulminó con la mirada.— No me jodas, no estoy para tus juegos — gruñó —. No me siento bien. Pásame la mermelada y el cereal — señaló, lo que quería, y Liam frunció el ceño.— Es muy temprano para que comas eso, pero no soy quien para discutir contigo — dijo, pasándole lo que le pidió.— Liam, necesito un favor de tu parte — se mostraba nerv
— ¿Por qué estás aquí? — preguntó Nicole, dejando caer su mochila —. Pensé que estarías en tu casa, como todos.— Aun me queda una clase pendiente — hizo un puchero —. Y las conversaciones son divertidas. Estuve escuchando de todo aquí. — Lo siento, todos son muy duros… y más si ellos ven a una omega marcada y en cinta — explicó, algo apenada —. De seguro, todo pasará en cuanto se acostumbren a verte en ese estado. Te lo aseguro.— Descuida, ya debo de irme acostumbrando — se encogió de hombros —. Desde que mi hijo esté en mis brazos, todo estará bien y yo me olvidaré de todos.— Serás una madre asombrosa, de eso no hay duda alguna — le sonrió —. Te deseo todo lo mejor para ti y tu bebé.— Muchas gracias — le dedicó una sonrisa —. Me alegra saber que puedo contar contigo para este tipo de cosas.— Tú también puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿Bien? — Booke asintió a medias —. Siento mucho el no poder contarte todo, per