—Si, eres el menor de los tres—aclara Elena—Asi que déjate de darte bombo.—Soy más alto que tú.—Sigues siendo el menor—ella se ríe.Layla, sin perder el tiempo, extendió su mano también.—Un placer conocerte, Lucas. Soy Layla, la hermana más encantadora de Hades.A Hades casi le dale una risotada.Lucas, acostumbrado a manejar situaciones incómodas con humor, sonrió mientras estrechaba también la mano de Layla ajeno al deseo de ambas.—Bueno, parece que la familia de Hades tiene lindas chicas. Es un placer conocerlas.A lo largo de la mañana, Yazmín y Layla no perdieron la oportunidad de competir por la atención de Lucas.Yazmín intentó impresionarlo con su conocimiento de cultura e historia, mientras que Layla desplegaba su encanto natural con comentarios ingeniosos y una sonrisa deslumbrante.Amir, observa todo desde una esquina del jardín, comentó en voz baja a Hades.—¿Tus hermanas siempre son así?Hades suspiró.—Solo cuando están interesadas en alguien.Elena, escuchándolos, b
El cambio de ritmo en la música fue un alivio para Iris, aunque apenas podía concentrarse con Dante tan cerca.Él se movía con fluidez, adaptándose al nuevo ritmo, pero no la soltó ni un momento. Su mano permanecía en su cintura, como si temiera que pudiera desaparecer si dejaba de tocarla.—¿Te diviertes? —pregunta él con una sonrisa traviesa.—Mucho más de lo que esperaba. —Iris alzó la mirada hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y algo más que ella aún no se atrevía a definir.Dante se inclinó para susurrarle al oído:—Entonces es una noche perfecta.El ambiente en la discoteca seguía cargado de energía, y aunque el lugar estaba lleno, para ellos parecía que solo existían el uno para el otro. Después de unas cuantas canciones más, Iris, algo acalorada, tiró suavemente de la mano de Dante.—Necesito aire.Él asintió y la guió fuera de la discoteca. La noche de Abu Dabi era fresca, y las luces de la ciudad brillaban con intensidad, reflejándose en los edificios cerc
Al siguiente dia, en la mansión, Lucas seguía lidiando con la atención de Yazmín y Layla. Ambas habían regresado con la excusa de visitar a Elena, a su tío, a su primo, y hasta el perro, pero rápidamente se centraron en él.—Lucas, ¿te gusta más la playa o las montañas? —pregunta Yazmín, intentando iniciar una conversación, mientras comparten una taza de té.—¿Playa? —interrumpe Layla, riendo—. Por favor, Yazmín, míralo. Seguro prefiere algo más emocionante, como el esquí o el alpinismo.Lucas, atrapado entre las dos, levanta las manos en un gesto de rendición.—Honestamente, disfruto de ambos. Pero no soy tan exigente como parecen pensar. Aunque prefiero la vida nocturna, un poco de cerveza.Elena, observa la escena desde una silla frente a la isla de la cocina, no pudo evitar reírse en silencio mientras Hades murmuraba:—Esto es un desastre. Es primera vez que veo a mis hermanas en ese estado. Realmente eso de la impregnación es serio. Cuando mi padre lo sepa hay que ir comprando la
El aeropuerto de Abu Dabi estaba lleno de vida y movimiento. Entre los viajeros apresurados y las familias que se reunían con sus seres queridos, Elena esperaba ansiosa junto a Hades. Vestía un vestido ligero en tonos beige, ideal para el clima cálido, mientras revisaba su teléfono cada pocos minutos.—¿Nerviosa? —pregunta Hades, apoyándose casualmente contra la barandilla mientras la observaba.—No exactamente. Es solo que no la veo desde hace dias. Leila y yo somos como hermanas —responde Elena, con una sonrisa nostálgica.Hades asintió, aunque su atención se desvió cuando un grupo de pasajeros comenzó a salir de la puerta de llegadas. Finalmente, una figura conocida apareció entre la multitud.Leila Saragoza, con su pelo negro brillante y sus ojos color avellana que parecían iluminar todo a su paso, caminó hacia ellos con una sonrisa radiante. Vestía una blusa blanca sencilla y unos pantalones de lino que acentuaban su figura elegante.—¡Leila! —grita Elena, corriendo hacia ella pa
La gente viene y va, mientras el lounge continuaba vibrando con música suave, conversaciones discretas y el tintineo de copas al brindar. Iris revisó su reloj, y tras murmurar unas palabras al oído de Dante, se excusó del grupo.—Tengo una reunión de trabajo que no puedo postergar. Fue un gusto verlos —dijo Iris mientras le daba un beso en la frente a Dante y estrechaba la mano de Hades y los demas.—Voy contigo—le dice Dante.—Nos vemos luego, Iris. Dante cuida de ella. Nos vemos en la casa—responde Hades, sin dejar de observar a Kalid a la distancia.Media hora después, las hermanas de Kalid y Hades, Yazmín y Layla, también encontraron la oportunidad de alejarse de su hermano mayor.—Hermano, como ya se terminó la reunión, vamos a la mesa de Hades...tenemos algo pendiente que debemos preguntarle —dijo Yazmín con una sonrisa que no admitía negativas.—Hagan lo que quieran, pero ya saben que padre está enojado con el por los negocios que le arruinó. Así que evite. que de enoje también
Mientras Hades Amir y sus chicas, junto a Leila estaban casi retirándose del Lounge.Lucas, quien había salido del lounge con Yasmin y Layla, no estaba completamente consciente de lo que le esperaba. Las dos hermanas, conocidas por su carácter atrevido y sus juegos poco inocentes, habían decidido llevarlo a un lugar más movido: un antro exclusivo en el centro de la ciudad.Al llegar, el ambiente era completamente diferente al del lounge. Luces de neón intermitentes iluminaban la pista de baile, mientras la música electrónica retumbaba en el aire. El área VIP, al que tenían acceso por ser Al-Rashid, estaba ubicada en un segundo nivel, con cristales polarizados que permitían observar la pista sin ser vistos.—Esto es increíble. ¿Siempre vienen a lugares como este? —pregunta Lucas mientras seguía a las hermanas hasta la sección reservada.—Por supuesto. Abu Dabi tiene los mejores sitios para pasarla bien, ¿verdad, Layla? —responde Yasmin, guiñándole un ojo a su hermana.—Claro. Pero no s
Las luces tenues y la música envolvente del área VIP creaban el ambiente perfecto para el juego que Yasmin y Layla estaban jugando. Ambas, con copas en mano, se turnaban para ofrecerle a Lucas diferentes tragos exóticos que la disco tenía en su menú.—Vamos, Lucas, este tiene un sabor afrutado. Ni siquiera sentirás el alcohol —dijo Yasmin, acercándole una copa con un líquido rosado brillante.—¿Y este? Tiene notas especiadas, perfecto para un Alfa como tú —añadió Layla, acercándole otro vaso con un licor oscuro.Lucas, acostumbrado a no beber en exceso, intentó rechazar los tragos al principio, pero las miradas coquetas y los comentarios juguetones de las hermanas poco a poco lo fueron relajando. Con cada copa, la barrera de su reserva natural se desmoronaba, y su cuerpo comenzaba a responder más a las caricias accidentales y las feromonas de ambas.Cuando Layla, sentada a su izquierda, deslizó su mano sobre su muslo mientras reía de un comentario sin importancia, Lucas sintió cómo su
Layla regresa al grupo con una risa ligera, tomando la botella de champaña y uniéndose al desenfreno.La música sube de intensidad, y el ambiente se carga de una tensión eléctrica. Yasmin y Layla, ahora en brassieres y tangas, bailaban con movimientos sensuales mientras rodeaban a Lucas, que no podía apartar la mirada.Lucas, atrapado entre el deseo y la duda, pasaba sus manos por su rostro intranquilo, sintiendo como su miembrö en su entrepierna empezaba a doler por la exciäcïönPor más que intentaba mantener la compostura, el Alfa no podía negar que la situación lo estaba superando. Nunca antes había estado en un escenario tan explícito. Los enormes pechos de ambas suben y bajan por el movimiento mientras contonean sus caderas.Las hermanas, conocedoras de su ventaja, no dejaban de provocarlo, riendo entre ellas y compartiendo miradas cargadas de complicidad.—No se vale, ustedes son muy traviesas —dijo Lucas con una sonrisa nerviosa, llevando la botella a sus labios para tomar un l