—¿Esta seguro doctor?— pregunta Hades atónito y emocionado a la misma vez.—Lo que muestran los análisis es que ella quedó embarazada durante el primer día de su celo compartido, aquíe arroja las horas, minutos y segundos de embarazo —explica Yarik—. No es raro en estas circunstancias. Sus cuerpos estaban en su punto máximo de fertilidad y... bueno, es algo que podía esperarse.Hades cruzó los brazos, mientras tomaban asiento todos de nuevo, con sus pensamientos girando a toda velocidad.Elena estaba a punto de llorar, mientras casi le destrozaba la mano a Hades de tanto apretarla.—¿Y ahora qué debemos hacer? —pregunta Amil como si fuera el paciente, con su tono más firme de lo esperado—. ¿Qué implica esto para mí primo y mi pricuñada?El doctor se aclaró la garganta.—Entiendo que esta noticia puede ser impactante, especialmente considerando las circunstancias. Por eso debo decirles que, si así lo deciden, están a tiempo de... interrumpir el embarazo.Elena lo miró, horrorizada.—¿A
—Bueno mi niña, tu caso es muy complicado, pero es normal sentir miedo, Elena. La maternidad no es algo que venga con un manual. Nadie está realmente listo. Pero te diré algo que aprendí con los años: las cosas más hermosas de la vida son aquellas que nos desafían, las que nos hacen salir de nuestra zona de confort. Mira el lado bueno de las cosas, si él te ama lo demás mándalo a la mierd@, que se jod@ el resto, la reina o quien sea que se oponga, tu felicidad es lo más importante, si él te gusta cómetelo cuántas veces quieras cariño, mírame a mí, si pudiera cambiar algunas cosas de mi pasado lo haría. Tu eres joven, y aprenderás a ser madre en el camino. En cuanto a la otra con la que quieren emparejar a tu hombre, no le des el gusto, yo tú, me caso aquí y luego voy a pasearme como un pavo, eres una duquesa mi niña, la gente de todos modos hablará. Tu tranquila y vive como los locos, un día a la vez.Elena la miró, con sus ojos todavía llenos de lágrimas sorprendida por las palabras
Amir observaba desde la cocina, su primo tenía una expresión preocupante.Elena, por otro lado, parecía perdida en su mundo, con los ojos rojos y húmedos. Nadie hablaba, y la tensión dentro del apartamento era casi palpable.Mientras se preparaba un café para el y un té para Elena, Amir comenzó a repasar mentalmente posibles escenarios. El rey no solo era un hombre terco y orgulloso; era calculador. El desafío de Hades podría ser visto como una afrenta pública, algo que requería una respuesta contundente. Pero, ¿cómo manejaría esa situación si ahora estaba involucrado un heredero no planificado?Amir tragó saliva. Ese bebé, el hijo de Hades y Elena, lo complicaba todo. Era un Alfa Mega Dominante con una Omega única, una combinación tan rara como poderosa. Esto podía ser visto como una amenaza para el equilibrio del poder dentro de la familia. Pero, al mismo tiempo, ese niño podía ser una pieza clave en el juego político, si el rey decidía aceptarlo.—¿Por qué estás tan callado, Amir?
Ya no había vuelta atras.El salón principal era un lugar digno de la aristocracia: techos altos con candelabros imponentes, paredes cubiertas de retratos familiares.Elena entró al castillo con paso decidido, aunque su corazón latía a toda velocidad. Su mano, firmemente sostenida por la de Hades, le daba la fuerza que necesitaba. Hades, vestido con su imponente traje simbólico como príncipe de Abu Dabi, caminaba con la confianza y el porte de alguien acostumbrado a liderar. Su mirada no titubeaba, como si supiera que cada paso era una declaración de intenciones.Amir, en cambio, se mantenía en silencio unos pasos detrás. Su figura alta y su semblante alerta lo hacían destacar. Su prioridad era clara: proteger a ambos jóvenes y garantizar que pudieran salir de allí sin contratiempos, si las cosas se complicaban.Al cruzar las grandes puertas de madera tallada, el ambiente del castillo pareció cambiar. Las luces cálidas de las lámparas iluminaban los detalles dorados de las paredes y l
La cena había comenzado. Todos permanecen activos a, cualquier gesto. Aunque los sirvientes servían con esmero los exquisitos platillos, el verdadero espectáculo estaba en las miradas que intercambiaban los Winchester con Hades.Sir William tomó un sorbo de su copa y miró a Hades con una expresión inquisitiva.—Dime, joven Al-Rashid, ¿cuál es tu formación académica? ¿Es esta tu primera carrera, o has intentado antes en otros campos?Hades limpió suavemente la comisura de sus labios con una servilleta antes de responder, manteniendo una postura relajada pero respetuosa.—Estudié Economía en la Universidad de Cambridge, donde me gradué con honores. Sin embargo, siempre he sentido una pasión por la Arqueología y el Arte. Es por eso que decidí dedicarme a ellos después de cumplir con mis responsabilidades iniciales.—¿Arqueología? —intervino el tío de Elena, con una sonrisa desdeñosa mientras tomaba un trozo de pan—. Vaya, eso suena más a un pasatiempo de aristócratas aburridos. Déjame ad
Si hay algo que he aprendido en esta vida, es que los imprevistos familiares siempre tienen el mejor (o peor) tiempo.Justo cuando pensaba que la noche no podía ponerse más tensa, se abrieron las enormes puertas dobles del comedor, y un silencio reverencial cayó sobre todos.Mi abuela Isabelle, había llegado.—Disculpen mi tardanza —dijo con su voz pausada, pero con ese tono autoritario que no necesitaba elevarse para ser escuchado. Su caminar era elegante. El bastón que llevaba, era más un accesorio decorativo que una necesidad, golpeaba el suelo con un ritmo constante.Todos se pusieron de pie al instante, como si alguien hubiera accionado un resorte debajo de sus sillas.Bueno, casi todos. Amir no. Él estaba lidiando con un trozo de carne tan grande que, honestamente, parecía haberlo confundido con un desafío personal.—¡Amir! —susurré entre dientes, intentando que él se percate del momento solemne.Pero no, el muy descarado seguía masticando como si su vida dependiera de ello. Sus
Si, estoy definitivamente loca, por no medir mis palabras por la desesperación.El silencio que siguió a mi confesión era tan absoluto que casi podía escuchar cómo los pensamientos de todos daban vueltas en sus cabezas. Mi hermosa declaración, tan valiente como precipitada, había caído como un rayo en medio de una tormenta ya de por sí complicada. Si bien esperaba reacciones fuertes, no estaba preparada para el nivel de caos que se desató.La abuela dejó caer su cuchillo al plato con un tintineo metálico que hizo eco en el salón. Su gesto parecía marcar el inicio de una batalla. Amir abrió los ojos como platos, claramente sorprendido. Dante, mi hermano mayor, se atragantó con su copa de vino, mientras Lucas, mi hermano menor, permanecía congelado, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Mi madre ahogó un grito, llevándose ambas manos a la boca. La mirada de Victoria era puro veneno, mientras que la pobre Nana, Macarena, parecía al borde del desmayo. Pero mi padre… oh, mi padre
Mi abuela volvió a su asiento, y con un gesto severo, indicó que todos debían sentarse nuevamente.—Seguiremos discutiendo esto más tarde —anunció, mirando especialmente a mi padre—. Por ahora, voy a comer, no quiero que se hable de esto aquí, iremos a mi despacho al terminar, Zara trae mis medicamentos de la presión. Este es un momento importante, y debemos procesarlo juntos.—Si, su majestad, enseguida.El ambiente seguía tenso cuando las puertas del comedor se abrieron de golpe, revelando a un hombre alto, de complexión atlética y mirada intensa. Su presencia imponente llenó la habitación al instante, y todos los ojos se dirigieron hacia él. Llevaba un elegante traje oscuro que parecía hecho a medida, y sus botas resonaban con fuerza en el suelo de mármol mientras avanzaba con paso decidido.—¡Westin, cariño! Por lo menos algo bueno llegó—exclamó la abuela Isabelle con una sonrisa radiante, contrastando el estado de ánimo que tenía minutos antes..El hombre inclinó la cabeza en un