Capítulo 4

Han pasado unos días y no se deja de hablar de lo que pasó en la cafetería. Ya parecen disco rayado.

Alice no ha hecho nada por momentos, pero sé que de seguro estará planeando la forma de joderme la existencia. De tantas películas que he visto ya sé cómo son los ambientes por aquí. Pensé que no eran así realmente, pero me equivoqué.

Mis amigas se quedaron locas cuando les comenté lo que había pasado y quisieron tomar venganza, hasta Mia comenzó a recolectar información sobre la rubia.

"Ni el FBI ni la CIA es tan eficiente como una mujer en busca de información." Eso fue lo que dijo.

No duró ni 2 horas y ya tenía las redes sociales de Alice, mucha información sobre ella. Me dió mucho miedo la capacidad de mi amiga.

— Sam, ¿estás bien? —me pregunta mi pequeña Emili sacándome de mis pensamientos. 

Nos encontrábamos en la parte trasera del instituto. La cafetería estaba que explotaba y yo había traído almuerzo para las dos, por lo que decidimos ir a un sitio tranquilo.

— Estoy bien Emi, solo pensaba en lo poco que duran en recorrer los chismes. —me encojo de hombros. Tomo el tenedor y enrollo un poco de pasta para dárselo en la boca.

Me mira con un suave rubor en las mejillas aceptando que le diera la comida. Sonrío y continúo dándole de comer hasta que acabó el almuerzo y nos fuimos cada una a su respectiva clase. Obviamente la acompañé hasta su salón, no la iba a dejar sola con una loca suelta.

(°°°)

Luego de clases quedé con las chicas y Emili para salir, así se pudieran conocer.

Ahora mismo estaba esperando a Emi en la entrada del instituto puesto que salía un poco más tarde que yo.

— Hola...  —volteo a ver a Evans cuando se acerca a mí.

—Hola Evans, ¿qué tal estás? —sonrío guardando mi teléfono.

— Muy bien, yo...—carraspea— yo quería decirte que estuviste genial el otro día al enfrentarte a Alice, también… lo siento si te hice sentir incómoda ese día, solo quería saber cómo estabas.

—Ni tanto, he estado en peores situaciones. Además, también fui un poco dura contigo. Lo siento. —me encojo de hombros restándole importancia.

— ¿En serio? —asiento— Genial. Eh, quería saber si te gustaría ir a una fiesta que darán este fin de semana.

— ¿Puedo llevar a mis amigas? —pregunto, él asiente— Genial, entonces te doy mi número para que me pases la dirección y la confirmación de la fiesta.

Luego de intercambiar números llega Emili quien se acerca tímidamente al notar la presencia de Mark, haciendo que muera de ternura. Me despido del pelinegro con un beso en la mejilla que lo deja algo sorprendido y salgo junto con mi pequeña rubia totalmente abrazada.

(°°°)

— Chicas les presento a Emili, Emili ellas son Mia y Eliza, mis mejores amigas.

— Mucho gusto. —dicen las tres al mismo tiempo.

Paseamos y compramos varias cosas en las tiendas. Emili empezó a soltarse cada vez más mostrando su verdadera personalidad. Mia estaba a gusto con ella al igual que Liza, reían y bromeaban juntos mientras que yo las veía con una gran sonrisa.

Me alegra mucho que se lleven bien.

– ¿Sam?– Volteo a ver a la persona que me nombraba y mi boca se queda abierta al descubrir quién era.

Lo que falta es que conozca a Jason Momoa o Jhonny Deep y me pidan matrimonio.

Definitivamente las películas están surtiendo efecto en mí.

–  ¿Dylan?– Pregunté un poco incrédula. Volteo a ver a las chicas que siguieron caminando sin darse cuenta de lo que pasaba.

O quizás sí sabían y prefirieron dejarte sola con tu galán.

Cállate.

– Si, soy yo, preciosa. Me dejaste solo el otro día.– Sonríe dejando ver una dentadura perfecta acercándose a mi.

Ahora que lo veía mejor me doy cuenta que realmente es atractivo. Su piel morena hace contraste con su oscuro y largo cabello negro, se nota que va al gimnasio y es bastante alto, debe medir como un 1,80.

Yo aquí bien enana midiendo 1,63. Estúpido gigante.

Amo su cabello, es largo, negro y rizado, ni hablar de esa barba que le queda tan bien. ¡Cuanto lo odio en este momento, estúpido moreno sexy!

— ¿Disfrutando de la vista? —pregunta coqueto.

— Pfff ¿qué? Para nada —me encojo de hombros haciéndolo reír.

¡Incluso riendo es sexy! ¡Dios, dime qué es esto!

— Claro. ¿Me das tu número? Me gustaría invitarte a salir un día si no te molesta. —propone tomando mi mano para dejar un beso en ella.

Me caso y le doy una nación de hijos si quiere.

«No perderé nada con hacerlo, ¿Cierto? Total, cualquier cosa mis amigas le avisaran a la policía y listo» Pensé.

Asentí dándole mi número sin dudarlo. Me marcó para confirmar y así guardar su número en mi celular.

— Bien linda, me tengo que ir. Espero volver a verte. —me guiña el ojo dándome un beso en la mejilla y se retira con una sonrisa.

Ay, mi madre...

Me doy media vuelta sin créermelo todavía y camino hasta donde mis amigas, quienes estaban sentadas viéndolo todo.

– ¡¿Ese bombón fue el de la discoteca que te dejó casi desmayada?! —la mirada sorprendida de Mia me hizo reír— Dios, es un papi.

— Y que lo digas… si no lo quieres me das su número. —Liza hace un gesto con sus manos dejando en claro sus intenciones.

— Tengo un excelente radar de hombres funcionales. —presumo sentándome con una sonrisa altanera.

Me aplaudieron exageradamente atrayendo la atención de varias personas..

— Cuenta los detalles. Mira que un tipo así no se consigue todos los días, desgraciada. — ordena Mia haciéndome reír. Eliza estaba igual, incluso Emili estaba curiosa.

Ay, amo a mis pequeñas chismosas. Mejor les doy clases.

— Bueno...—poso mis codos sobre la mesa, entrelazo mis dedos y apoyo mi mentón sobre mis manos— Fue una experiencia bastante bueno a decir verdad, al chico le gusta el juego previo y lanza a placer una vez que vea que estás rogando.

Mia y Eliza me miran con una sonrisa perversa mientras que Emili tenía sus mejillas un poco sonrojadas y una mirada ligeramente sorprendida.

— ¿Cómo puedes hablar tan fácilmente sobre esos temas? —pregunta con timidez.

Entre las chicas y yo nos miramos para luego soltarnos en risa y acariciar el cabello de la pequeña.

—Ternurita, aún eres muy inocente—me recuesto en el respaldo del asiento escuchando la opinión de Eliza—. Estos temas son absolutamente normales, princesa, no hay nada de malo de hablar de tus experiencias o de lo que descubriste relacionado al sexo. No es más que una absurda costumbre que se nos ha implementado por un tonto tabú, es tan simple como hablar de una película.

Mia asiente y le sigue:

— Es verdad. Yo al inicio era muy cerrada con ese tema, muy pocas veces lo nombraba, pero desde que me reuní con esas dos—alzamos las cejas con una sonrisa cuando nos señala a Eliza y a mí— he entendido que no está mal hablar del sexo. Es más, es preferible hablar de ello para que, si se llega a presentar la ocasión, no pasarás tanta pena y sabrás qué hacer.

Estoy de acuerdo.

— No creas que porque hablamos así es porque siempre hemos tenido este tipo de mentalidad, en lo absoluto, tuvimos que desarrollar nuestras personalidades y mentalidades para llegar a este punto. Incluso ahora todavía nos falta madurar mucho—me señalo a mí misma dando el ejemplo—. Tan solo mírame, soy un desastre en las elecciones.

— Eso es cierto, pero te hace encantadora y atrayente. Incluso Mark tiene interés en ti. —dice Emili inclinando la cabeza.

— ¿Quién es Mark? —preguntan mis amigas.

Saco mi teléfono, busco en W******p su contacto y les muestro su foto.

— Él es Mark.

— ¡¿Cómo es que ya tienes su número?! —pregunta Mia sorprendida.

— Dios bendito, pero ¡¿qué clase de belleza es esta?! —Eliza agarra mi teléfono y examinan de cerca la foto del moreno— Mira ese cuerpo.

— Afortunadamente podrán verlo este fin de semana, me invitó a una fiesta y aceptó que ustedes fueran—comento con una sonrisa victoriosa cuando voltean a verme como si tuviera entradas para el concierto de Dua Lipa—. Ya tengo el control.

— ¡Vamos! —dicen al mismo tiempo. 

Volteo a ver a Emili esperando su respuesta.

— Lo siento, pero no puedo ir. Tengo que viajar este fin de semana con mi familia.

— Entiendo. Será para otra ocasión entonces. —sonrío comprensiva. Miro la hora y me levanto— Es hora de irnos chicas.

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