Arnold se acerca a mí y yo tensiono mi cuerpo sabiendo que si permito que me bese seguramente pagaré el precio… uno muy alto.
— Vas a matarme. Así que, por favor aléjate de mí. — digo sintiendo que mi cuerpo esta por perder ante su cuerpo.— Puedo solucionarlo. — dice Arnold levantando un poco su cuerpo usando como soporte sus brazos.— Necesitas descansar por el bien de tu salud. Lo mejor es que te alejes de mí.— Yo no quiero. — dice Arnold sonriéndome.— Aléjate de mí, por favor. — digo con frialdad.— Vamos a ser muy felices.— Dijiste que nos están persiguiendo, lo mejor es que nos marchemos. — digo recordando lo que anteriormente había mencionado con preocupación.Arnold niega de inmediato, parece que su salud o su preocupación por ser perseguidos han quedado en el complArnold intenta caminar hacia mí, pero se tambalea. Como si fuera un niño pequeño que apenas ha dejado de gatear para aprender a caminar. Es entonces cuando la imagen de él siendo herido, hace que mi corazón duela y sienta miedo por todo lo que puede suceder.— No me dejes, Eva. No hagas lo mismo que los demás, ayúdame a sentir que merezco amor. Puedo darte amor y te darás cuenta que mi mundo no es solo destrucción y muerte. Yo puedo dar y recibir amor, el problema es que debo romper patrones que son difíciles y por eso… estoy enloqueciendo, Eva.— Sí, un disparo en la cabeza dejaría loco a cualquiera. — digo y él sonríe.— Tú eres alguien sorprendente. No sé qué hacer para tenerte y lo peor de todo es que cada vez que intento alcanzarte te alejas más.— No somos compatibles, Arnold. Entiéndelo de
Mi corazón se acelera mientras yo siento que la masacre que hay frente a mí es una en la que pronto seré parte. Mis piernas no pueden más y yo caigo al suelo mientras varios pasos se escuchan angustiándome como lo hizo la imagen que hay delante de mí.— Ayúdeme, por favor. — dice le hombre angustiado.— Prima, ¿Qué haces aquí? — pregunta Anthon sin limpiar la sangre que hay en su rostro y cuerpo.— Anthon… ¿Qué…?— Son las ratas que no tienen permitido entrar. Somos muy rígidos con la seguridad, por lo menos, mi gente lo es. — dice Anthon sonriente mientras yo cubro mi boca para amortiguar los lamentos que salen de lo más profundo de mí.‘Son unas bestias.’ Me digo mentalmente antes de que todo se vuelva negro.— Son unos idiotas todos ustedes. — dice alguien.&mdash
Este hombre es un caso perdido, se ha dado cuenta que no estoy bien, no me siento bien y él tampoco lo está, pero lo único que le importa es mantenerme como su maldita prisionera, solo porque le intereso.— Esto no es una búsqueda de cariño, si no, una obsesión. Esto no está bien, no es sano, Arnold. ¿Acaso no te das cuenta de que no somos compatibles y que todo lo que ha sucedido hasta ahora va a repetirse hasta el final de mis días? — pregunto molesta.— Tienes razón, me he obsesionado contigo. Así que, no puedo dejarte ir, no tengo el interés, ni mucho menos la fuerza para soltar mi droga personal.— Voy a permitirte que hables tanto como lo desees, pero lo que si no dejaré es que te marches.— No, solo vas a colgarme en un gancho y disfrutar como los demás o incluso tú me torturan.— Yo no te haré eso, Eva. P
Durante varios minutos me quedo observando todo a mi alrededor, mientras analizo lo que debería o no aceptar a partir de ahora. Porque ya es un hecho de que no hay manera de que Arnold me deje ir.Es entonces cuando las cosas que he logrado con o sin él, aparecen listas para ser clasificadas. Por tal motivo paso mi tiempo clasificando todo mientras lloro por cuanto he cambiado desde que le di ese beso a ese hombre.— Has asesinado, Eva. Acabaste con la vida de varias personas y heriste a otros con o sin balas. — digo recordando la mirada herida de Arnold.Varios sentimientos crecen en mí y los pensamientos me violentan tanto que no sé qué decidir, pero la verdad es que no puedo seguir siendo la tímida, gentil e inocente chica, cuando he pasado, por tanto.Porque como mujer de Arnold, como así me proclamó o como el superhéroe que acaba con la mafia, como lo mencionaron los oficiales de poli
Decir que mi presencia cura por completo a Arnold sería mentirme. La realidad es que él sigue llamándome en sus sueños y su cabeza se sigue sintiendo caliente, pero al menos, sus delirios ocurren con menos frecuencia.Es por ello que los chicos se marchan y yo me quedo a su lado siendo acompañada por Anthon, un hombre que me hace sentir incomoda al no hablar, pero solo mirarme, sobre todo, porque él es un hombre que se la pasa hablando constantemente.— Di lo que tienes que decir.— En un principio pensé que quien tuvo mala suerte en todo esto fuiste tú, porque es evidente que no son compatibles y que adaptarte a nuestro mundo sería un reto demasiado grande del que no podrías sobrevivir completamente.>> Pero, ahora que he visto el impacto que tienes en Arnold, diría que la persona que tiene mala suerte debido a ese encuentro entre ustedes fue él. No sé po
Arnold parece dormir bien y es esa la tranquilidad la que me ayuda a quedarme dormida sin notarlo. Por eso, solo cuando siento una mano tocar mi cabeza es que despierto aturdida y desorientada.— Lo siento, no debí tocarte ahora te has despertado. — dice Arnold sentado en su camilla.— Quien debe disculparse soy yo, se supone que debía ayudarte con las pesadillas, pero me he quedado dormida. Lo siento mucho. — susurro.— ¿Me cuidaste?— Tenías pesadillas, pero, me he quedado dormida. Soy una terrible cuidadora.— No te has ido.— Quería hablar de eso.— Un momento, no me siento listo. Mejor dejémoslo para después. — dice Arnold con firmeza.Me parece curiosa su forma de actuar cuando anteriormente me ha mostrado lo frio que puede llegar a ser, pero, no lo molesto por eso, ya que, necesito que Arnold esté tranquilo para poder habl
Con todo claro, Arnold llama a Anthon y ordena que hagamos un escrito con todas las condiciones que he mencionado. Porque según él debemos dejar las cosas por escrito para que tengan mayor validez al momento de que una de las partes decida no seguir lo pactado aquí.— Oh, las cosas se han vuelto formales. — dice Anthon.— No digas una sola palabra, estoy molesto contigo ahora. — dice Arnold y Anthon finge cerrar su boca como si fuera un cierre.— Hemos hablado sobre mis condiciones, pero no me has dicho las tuyas.— Son simples: no te marches y sé mi esposa. — dice Arnold y Anthon quien estaba escribiendo ello, se detiene igual que sorprendido como yo lo estoy.Esto es más de lo que puedo aceptar, sobre todo, porque no pensé que mencionar mis condiciones lo haría pensar que iba a casarme con él.— Creo que la simpleza se ha perdido en la condici&oacut
Después de aclarar ello, leemos el acuerdo que vamos a firmar y por sorprendente que me resulte, Anthon sella dicho documento como un representante legal que es capaz de hacer válido lo que aquí se ha firmado.— Oh, no…— Sí, soy un profesional… juez para ser más específico, prima. — dice Anthon y yo siento que este es un mundo desastroso.‘¿Cómo puede ser posible que un juez sea miembro de la mafia?’ me pregunto mentalmente.Pero, la verdad es que no debería sorprenderme cuando la interpol e incluso el grupo de la policía a cargo de obstruir sus caminos, están del lado de Arnold.— No lo puedo creer.— Sí, soy un asesino y también un juez de justicia, querida. — dice Anthon con orgullo y yo solo niego aturdida.— Esto quiere decir que incluso pueden plagiar mi firma y con ella hacerme la cau