123. El capo había llegado
Martha
Llegamos a la casa de Filippo que no quedaba tan lejos de nuestra villa y ya había algunos carros, mis manos sudaban un poco de los nervios, no sabía cómo me iban a recibir, pero sé que le haría frente.
Gio, Isolda y Manuel estaban conmigo nada me va a pasar.
—¿Estás bien? te noto distraída —me pregunta Gio cuando me ayuda a bajar.
—Nerviosa la verdad, mucha gente me provoca ansiedad. Mucha gente que solo vino para conocerme y tal vez atacarme, es un ataque de pánico en toda regla— sentía que me faltaba el aire.
—Respira conmigo, nena— lo imité como me pidió y trate de que todo estuviera bien de ahora en adelante.
—Estaré bien, son solo los nervios —no sólo le mentía a él, trate de mentirme a mí misma.
«mentirosa» gritaba mi mente dejándome casi sorda.
Parpadee varias veces y sacudí la cabeza aturdida, subimos las escaleras y nos encontramos con el mismísimo Filippo esperándolo afuera con alguien más al lado.
—Gracias por venir a nuestra cena— inclinó la cabeza en señal de resp