Eagle aun no salía de su asombro de poder ver otra vez y tan pronto a la belleza. Así que le tomó unos minutos responderle con un simple Hola, con lo que después se cacheteó mentalmente.
-Oh, lo siento- ella caminó hacia él y le quitó al perro de arriba que jadeaba emocionado queriendo jugar más- Rufus se me escapó, siento que te haya caído encima de esa manera, te ensució- intentaba disculparse, aunque él siempre hacía de la suya nunca había atacado a alguna persona de aquella forma.
La ceja de Scarlet tembló.22 años, solo 22 años.¿Quién demonios se veía como él con 22 años? Le había una estimación de unos 25 o 26 años aproximadamente basándose en su altura y composición física, pero al parecer su estimación estaba errónea. Ese chico era 5 años menor que ella.
Scarlet tiró la puerta de su carro arrepintiéndose después. Suspiró y se dejó caer sobre la puerta. Estaba tan molesta que no medía su fuerza.Lo odiaba. Odiaba los hombres que hacían cosas a sus espaldas sin importarle las consecuencias. Ella intentando buscar tranquilidad y las personas se encargaban de joderle la vida. Ahora se sentía responsable por el chico. Si no fuera porque se había relacionado con ella no estaría en aquella situación.
Eagle puso cara de inocencia negando con la cabeza mientras Rufus bajaba las orejas y gemía como si tuviera nuevamente dolor. Esta vez fue la vena de la sien de Scarlet la que latió. Se sintió traicionada por su propia mascota. Cuando llegara a la casa de que lo castigaba era seguro. Tragó sonoramente y miró al veterinario.-Por favor disculpe las molestias, yo misma puedo darme cuenta de que él no se portó adecuadamente- se dirigió hacia el veterinario contando hasta 10 para mantener la compostura.
Eagle cargó sin mucho esfuerzo a Rufus y siguió a la mujer por el estacionamiento que para ser un lugar como ese era bastante lujosos y había al menos cinco autos como los de la editora o incluso más caros. Entró en el elevador y ella marcó su piso. Cuando la puerta se abrió el casi se quedó con la boca abierta. La única puerta además de la del elevador era una que estaba abierta despreocupadamente. Al salir se percató que incluso el piso era de alfombra.La vida de rico.
Una vez que el joven entró en su muy pequeño apartamento se dejó caer por la superficie de la puerta hasta terminar sentado en el suelo. Su respiración era agitada, un sonrojo cubría su rostro y una extraña sonrisa cruzaba sus labios. Se llevó la mano a la boca para ocultarla del reflejo de los cristales de su balcón pero sabía que con eso no resolvería nada. Su celular vibró dentro del bolsillo y lo sacó viendo un nombre con el que estaba familiarizado. No tenía ganas de responder pero después de muchos tonos respondió. -Hola Marin-
Eagle se revolvía en la cama de un lado a otro sin conciliar el sueño. El reloj marcaba las 4:00 am. Si dormía hora no resolvería mucho, tenía clases temprano, así que se incorporó y recostó la espalda a la pared detrás de la cama. Se pasó la mano por el rostro y suspiró.Otra vez estaban allí esos síntomas. Cada vez que estaba cerca de una crisis aparecía el insomnio y sus niveles de excitación subían poco controlables. Y la razón de eso solo tenía un nombre. Scarlet. Cuando le habían diagnosticado cierto trastorno c
En la vida se presentaban muchas oportunidades. Algunas buenas, otras no muy buenas y las malas. Pero que te digan que te van a pagar casi una fortuna por solo cuidar un perro, sin mucho esfuerzo…literal, en el cielo. O así fue como se sintió Eagle después de la maravillosa propuesta escrita en el suculento contrato en las manos de Eagle.Dios, aquello era lo mejor que le había ocurrido en su vida hasta el momento. Ya no tendría que estar contando cada uno de los centavos para terminar el mes. Si la cosa iba bien como que podría hasta cambiarse a un apartamento algo más grande que el diminuto donde apenas tenía espacio para sus cosas.Su mente al momento se desvió al punto de que si hacía un buen trabajo podía tener unos regalitos por encima, dados precisamente por esta mujer y su fantástico cuerpo. Como por ejemplo, aquellos que reflejaran las cosas que había escrito en su
Eagle tenía que reconocer que trabajar bajo la fija mirada de su nueva empleadora era…duro. Scarlet estaba sentada en el inmenso y lujoso sofá de la sala. Y sus ojos seguían cada movimiento de él con sumo cuidado. Por lo visto el cuidado del perro no era una tarea tan fácil como él pensaba.Tragó en seco y una gota de sudor bajó por su espalda mientras le preparaba la comida a Rufus. Al menos había alguien que estaba muy feliz por la situación. El inmenso Golden Retriever jadeaba con dos patas sobre la meseta ansioso por su plato de comida.El sonido del celular de la mujer le hizo respirar cuando ella se levantó salió hacia la terraza.-Oye socio, tu dueña es peligrosa- se rio sacudiendo la cabeza del perro que la levantó al oír su nuevo apodo-Eagle se recostó a la meseta con los brazos sobre su pecho. Ahora era él el que s