Capítulo 411
Esa palabra parecía ser una carga inmensa para él.

Celeste no quería perder más tiempo discutiendo, de lo contrario, lo habría provocado un poco más.

Samuel era alto y corpulento, y el pequeño cuerpo de Celeste tenía dificultades para cargarlo; cada paso que daba era un esfuerzo enorme.

Caminaban un poco y luego tenían que detenerse para descansar.

Después de mucho esfuerzo, finalmente llegaron a un lugar más elevado. Celeste encontró un espacio despejado y dejó a Samuel en el suelo, exhausta, sentándose a su lado para recuperar el aliento.

—Está bien, descansaremos aquí.

Samuel la miró con una expresión seria, pero no dijo nada.

Celeste tampoco tenía mucho que decirle, así que se recostó contra el tronco de un árbol, mirando el agua a lo lejos, sumida en sus pensamientos.

Nunca imaginó que la insistencia de Lorenzo en enseñarle a nadar realmente salvaría su vida.

Estaba cansada, hambrienta, su cuerpo dolía y… extrañaba a Lorenzo.

La imagen del rostro atractivo de Lorenzo apareció en
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