Celeste ignoró el mensaje y siguió concentrada en su trabajo. Después de un rato, su móvil volvió a vibrar y ella lo tomó para ver quién era. Era otro mensaje del mismo número:[¿Te atreves a no responder mi mensaje?]Celeste frunció el ceño. Al principio, quería ignorarlo, pero al pensarlo bien, decidió explicarle un poco. Escribió:[Te has equivocado de persona.]Justo antes de enviar el mensaje, de repente se le ocurrió algo y volvió a leer las palabras cortas pero arrogantes en la pantalla.Se quedó un poco sin palabras. ¿Por qué esta persona le envió esa foto y luego dijo que el perro se le parecía? ¿Ella lo había ofendido? ¡Por qué la insultó sin razón!Lorenzo le envió otro mensaje:[El perrito se parece a ti, cuando estabas en el hospital, ¿no es así?]Celeste miró la foto del perro manchado durante unos segundos antes de darse cuenta de que Lorenzo se estaba burlando de ella diciendo que, cuando estaba en el hospital, sus heridas moradas con alcohol violeta se parecían a las m
—¿Qué? —preguntó Lorenzo un poco confundido por sus extrañas palabras.Celeste le explicó:—Me ayudaste en liberar a la señorita Jiménez, ¿hay alguien que te busque problemas?Aunque eso fue solamente un trato entre ellos, Celeste no quería que Lorenzo se metiera en problemas por su culpa. Eso la haría sentir que le debiera aún más favores.—Aún no eres capaz de causarme grandes problemas —Lorenzo soltó una leve risa despreocupada.Según el tono relajado del hombre, como si no le diera mucha importancia. Esto alivió a Celeste mucho.—Por cierto, jefe, quería agradecerte por organizar el hospital y los médicos para la señorita Jiménez.—Agradece cuando yo regrese —interrumpió Lorenzo con su voz profunda —, ¿te has recuperado por completo ya?—Sí, casi…—Hum —Lorenzo rio.Aunque solo fue una sílaba, su voz profunda y juguetona tenía un toque de provocación. Celeste se quedó perpleja por unos segundos antes de reaccionar. De repente, su rostro se ruborizó y, sin palabras, mordió su labio
Durante los próximos dos días, Celeste continuó ocupada con su rutina diaria. El jueves por la tarde, después de terminar su jornada laboral, recibió una llamada inesperada en su teléfono. Era Andrés.—El jefe va a aterrizar en el aeropuerto internacional en media hora. Por favor, ve a recibirlo.—¿El jefe ha vuelto? —preguntó Celeste un poco confundida: —¿Por qué tengo que recibirlo?—Dada su relación, ¿no sería apropiado que lo recibieras? —Andrés le devolvió la pregunta curiosamente.Un destello de emociones complejas apareció en los ojos de Celeste. Respondió suavemente:—Entendido.Debido a sus heridas, Lorenzo no le pidió que pagara el precio de su trato. Ahora ella se había recuperado, y él también había terminado de su viaje de negocio, llegó el momento de enfrentar lo que había que pasar.Dado que no había autobuses directos al aeropuerto desde su ubicación, Celeste no tuvo otra opción que tomar un taxi muy caro. Después de sentarse en el taxi, le dijo al conductor que se diri
Melodía se puso pálida al escucharlo. Celeste apretó un poco los labios y se volteó para hablarle con una sonrisa:—Señor García, entonces, ¿qué quiere?Pablo la miró fijamente:—Señorita Torres, tu amiga no apreció mi amabilidad. Le invité a probar mi vino tinto, pero ella rompió mis dos botellas de Lafite de nivel más alto. Cada una con un valor de más de cuatrocientos mil. Si me paguen ochocientos mil, las dejaré ir.—¡No me invitaste pero me obligaste! —dijo Melodía fríamente.Celeste examinó los fragmentos de botellas rotas en el suelo. No eran Lafite de nivel más alto, solo era vino tinto común que no valía tanto dinero. Aparentemente, Pablo estaba buscando problemas para detenerlas aquí.—No hay lugar para regatear. Si no pueden pagarlo, hay otra opción —propuso Pablo mirando a Celeste con una expresión lasciva y maliciosa —. Solo necesito que pases una noche conmigo. Si aceptas la oferta, liberaré a ambas, a ti y a tu amiga, ¿qué te opinas?La última vez, su plan alegre fue int
Ella había planeado encontrar una oportunidad para hacer una llamada para pedir ayudar, pero su bolso fue robado y ahora ya no tenía otra opción.—Celeste lo siento, todo es culpa mía. Si no hubiera sido engañada por el productor y creyera que realmente solo venía aquí para discutir el guion, no te habría involucrado…Melodía tenía apariencia y talento actoral, pero había estado haciendo papeles secundarios durante tantos años. Tenía tanto anhelo de una oportunidad para destacarse, por lo cual fue engañada. Celeste la consoló en voz baja:—No digas tonterías. Lo importante es que estés todo bien. Primero, tranquilízate un poco y pensemos juntas en una solución.***Mientras tanto, en la salida del aeropuerto, Lorenzo llevaba ropa casual, con gafas de sol negras y una mano holgazaneando en el bolsillo de sus pantalones. Desprendía una opresiva aura fría.Aunque su expresión era tan sombría y distante, su apariencia y presencia llamativa seguían atrayendo la atención de las chicas que pa
—¡Maldita sea! ¡No escapen!Al darse cuenta de que las dos se escapaban, el guardaespaldas las persiguió a toda prisa mientras ellas corrían hacia abajo. Al mismo tiempo, a través del intercomunicador, gritó:—¡Rápido! ¡Esas dos mujeres se han escapado!El restaurante eran todas salas privadas, por lo que en los pasillos no había mucha gente. Solo podrían estar a salvo si lograban llegar a un lugar con más gente después de salir por la puerta principal, así que las dos corrían desesperadamente hacia abajo. Cuando llegaron al vestíbulo del primer piso, alguien las agarró repentinamente. Al levantar la cabeza, Celeste vio el rostro siniestro y aterrador de Pablo. Su corazón dio un vuelco por un momento.—Señorita Torres, ¿adónde quieres ir? —preguntó Pablo con frialdad mientras la miraba fijamente, sabiendo muy bien cuál era la respuesta.Celeste mordió su labio y, de reojo, vio una estantería de vinos al lado. Rápidamente agarró una botella y la estrelló con fuerza contra el estante.¡B
—¿Señor Vargas? ¡Qué honor tenerlo aquí! —aduló el dueño del restaurante, quien llegó apresuradamente con una sonrisa complaciente en su rostro. Al notar la tensión en el ambiente, preguntó desconcertado: —¿Qué ha pasado?Lorenzo lo ignoró y se volvió hacia Pablo con una mirada afilada, como si lo estuviera escudriñando. Habló con una voz fría, sin prisa:—Nos vemos otra vez. ¿Parece que tienes mucho interés en Celeste?—Se… señor Vargas… Todo eso es solo un malentendido… Solo estaba bromeando con la señorita Torres… Exacto, solo quería invitarla a cenar, nada más… —tartamudeó Pablo, perdiendo toda su presencia arrogante de antes. También notó el interés de Lorenzo en Celeste y, por supuesto, no se atrevió a admitir sus verdaderas intenciones.Lorenzo entrecerró los ojos peligrosos y su tono juguetón se escapó entre dientes mientras decía:—¿Querías invitarla a cenar? Para ahorrarte un poco de dinero, también quiero invitarte a cenar, hoy.Las últimas palabras escaparon lentamente entr
—No, no… ¡No! ¡Ahhh! —gritó Pablo desesperadamente y abrió los ojos de par en par con enorme dolor. No podía hacer nada más que ver todos los platos ser metidos en su boca. Pronto, tenía comida sin tragar por todo su cuerpo, su estómago estaba tan lleno que su abdomen era como una pequeña montaña. Cayó al suelo y había perdido ni la capacidad de soltar los gritos de dolor…Todos los presentes contuvieron la respiración y observaron la escena, sintiendo cómo el sudor frío recorrió por toda la espalda…Lorenzo bajó la mirada y observaba al hombre, como si estuviera mirando a un perro.—Ten cuidado con tus comportamientos en el futuro. Recuerda, no eres digno de invitar a mi mujer a cenar.Los ojos de Pablo se quedaron de par en par. Ya no podía pronunciar ni una palabra. Yacía en el suelo como un jabalí atrapado.—Basta. Saquen a este desgraciado y no ensucien el lugar —dijo Enrique y de inmediato, unos guardaespaldas se acercaron y lo llevaron.—Ya es tarde. Lorenzo, vamos a comer. ¿Qu