Capítulo 24
Celeste levantó la cabeza perpleja y vio que Lorenzo sostenía una servilleta en su bonita mano, dispuesto a limpiarle la sangre de la frente. Ella se esquivó por instinto y murmuró en voz baja:

—Puedo hacerlo yo misma.

Su acompañante estaba a su lado, lo que la hizo sentir incómoda. Aguantando el dolor, Celeste intentó moverse al asiento contiguo.

—¡Sé quieta! —reprendió Lorenzo frunciendo el ceño, sin soltar el brazo que la abrazaba. Con seriedad, limpió la herida de Celeste.

Al tocarla, Celeste no pudo evitar fruncir el ceño y soltar un quejido.

—¿Te duele? —preguntó Lorenzo.

—Hum.

Después de las graves lesiones que había sufrido, sería extraño si no le doliera.

—Te lo mereces —comentó él sin piedad con el rostro serio. —Cruzaste la calle sin mirar el alrededor, ¿estabas loca?

Celeste se quedó sin palabras… Estaba a punto de agradecerle por salvarla, pero decidió guardárselo al escuchar estas palabras. El tono de Lorenzo era duro, y Celeste se sentía mareada y sin fuerzas para discut
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