-Está bien papi, no pasa nada.- Dice María Angélica y prosigue. -Sé que ella será una buena mujer y si es una dama como tu lo dices, seguro es mejor que mamá que bastante daño te hizo.-

Ella llega hasta un lugar bastante conocido en esa zona llamado “La Poma” y deja su regalo apoyado cerca de un muro para poder mandar un mensaje.

“Hola Jesús, ya llegué y estoy frente a La Poma. No sé si la conoces. venden unos helados muy buenos.” Lo malo de ese mensaje, es que no le había dicho cómo iba vestida ya que seguía algo nerviosa pero era lo normal.

-Espero no haber llegado tan tarde.- Piensa para sí misma y decide colocarse en la sombra, esperando que el oficial apareciera con su hija y moviéndose de vez en cuando, jugando con un mechón de su cabello.

“Hola Andrea, ¿cómo estás vestida? Estoy sentado en un banquito esperando por ti con María Angélica, llegamos luego de estacionar la camioneta y aquí estamos.”

Siente que el celular vibra y lo saca con cuidado, tratando de ubicar las bancas y