Sácame de aquí

Andrea es sacada con esposas de ese lugar y mantuvo la mirada baja ya que ella no había querido que nada de esto sucediera, solo le había hecho un favor a un amigo y ahora estaba dentro del coche de patrulla, en camino a la estación de policía. Agradece no estar en el mismo auto que Max ya que se notaba que estaba gritando dentro de el y se removía con ganas.

-Solo hice un favor y terminé así. No lo puedo creer.- Es lo último que piensa al ir en camino hacia su destino.

********** FIN FLASH BACK **********

Sale de sus recuerdos para no seguir pensando en lo que ocurrió en ese lugar y más ahora, que por culpa de ese hombre llamado Max, estaba en este lugar. Ahora mismo deseaba estar en su casa y ver alguna película con su hermano. 

-Y es así cómo caíste presa y en mis manos… Jajajajaja.- El oficial se ríe de manera irónica pero tratando de romper el hielo con ella ya que le agradaba mucho. -¿Vas a comer?-

-No, no tengo hambre. Tal vez más tarde.-

Se acuesta en la cama y le da la espalda mientras está en posición fetal y trata de no pensar demasiado en la situación pero también se había ofendido cuando se había reído. Ahora solo quería dormir y olvidarse de todo esto unas horas.

-Oh, bueno vale… Seguramente estás cansada, te dejaré sola pero antes de retirarme, te dejaré algo por acá -. Se acerca sutilmente a la cama y le deja la bandeja a un lado pero le saca la rosa que le había traído en la misma.

Andrea solo cierra sus ojos para evitar verlo ya que se sentía molesta pero también nerviosa de seguir en una cárcel, aunque fuera pequeña. Lo escucha moverse dentro de la celda y abraza la almohada, negándose a verlo.

-Buenas noches. Mañana vendré por ti.-

-Desearía estar en mi casa y no aquí. No hice nada malo.-

Cuando apenas se había ido Jesús, deja salir sus lágrimas pero esconde su cabeza debajo de la almohada para no ser escuchada, aunque nunca hacía ruido. Estaba acostumbrada a llorar en silencio y lo único que la delataba, eran sus ojos ya que amanecían hinchados. De resto, no admitía que había llorado ni nada, solo decía que era por culpa de la falta de sueño.

**********************************

A la mañana siguiente, Jesús se prepara para su guardia y luego de estar ya completamente preparado para iniciar su recorrido, no dudó un segundo en pasar primero por la celda de la reclusa Prince, quien lo había cautivado por su forma de ser.

-Buenos días, señorita Andrea Prince, le traje el desayuno. Vengo a retirarle la bandeja de la cena de anoche.-

Se despierta al escuchar que la llaman pero se queda acostada todavía ya que no había dormido bien en toda la noche, teniendo 2 pesadillas de cómo acababa en la cárcel de mujeres y que era abandonada por todos.

-No tengo hambre. Estoy bien. Gracias.- Quería tratar de dormir un poco, nada más.

-Pues déjeme decirle que pronto debe comer algo, porque en primer lugar hay día de salir al patio a estirar las piernas y tener un poco de esparcimiento. ¿O es que acaso va a seguir renuente por lo que sucede? Yo se que no es tu culpa que estés aquí pero no deberías de tratarme de esta forma, solo intento ayudarte. Pero bueno, al menos creo que estoy intentando que estés tranquila con mi presencia, lástima que no lo he conseguido, aún.-

Ella se extraña cuando le dice eso y suspira, hoy vendría Yulieth a verla y eso le daba cierto alivio realmente ya que necesitaba verla para sentirse algo mejor. Se sienta y se frota la cara, sus lentes estaban en el piso y los toma para colocárselos.

-Saldré entonces a estirar las piernas. ¿Puedo ir al baño primero?-

Se colocó los zapatos también pero aún seguía renuente a verlo porque no estaba de humor y cuando no quería hablar con alguien, podía ignorar a esa persona por varias horas.

-Obvio que sí, deberías de arreglarte de nuevo como estabas, porque bonita ya eres. Espero que me llames para poder venir a buscarte. Disculpa.- Jesús nota la rosa en el piso de la celda y la levanta con cuidado, hace un ruido de desacuerdo con la boca, la toma fuerte y se la lleva.

-O es que es dura de conquistar o de verdad algo no le gusta de mí, qué rabia- Sale contrariado de la celda y suspirando.

-Odio cuando la gente es sarcástica.- Es lo que piensa en voz alta cuando se levanta y va hacia el baño, pasando al lado de la bandeja pero la evita mientras se quita los lentes de nuevo para lavarse la cara. Al acabar, se seca de forma suave y ve que sus ojos si están hinchados pero lo ignora y sale para sentarse de nuevo en la cama y bostezar.

-¿Señor Jesús? Ya estoy lista.-

Se levanta de nuevo y espera a que abra la celda para que le coloque las esposas.

-Dígame, reclusa-. Se le nota un poco más serio al oficial, sin embargo, no podía dejar de mirarla con ojos de ternura. -Vamos, debe disfrutar del tiempo que sea posible para que esté más relajada, en par de horas viene su amiga.-

Ya estando en el patio, deja que ella camine para que disfrute un poco más del aire fresco que estaba haciendo. Había un clima agradable dentro de donde estaba ubicada la prisión, no sin antes indicarle qué podía hacer, señalándole los balones de fútbol, básquet, las pesas y caminadora que se encontraban en el patio para los presos.

-Ah si… Ella vendrá.- Ve que el patio es enorme y hacía un viento agradable pero solo camina por el lugar, sentándose de nuevo en una banca y disfrutando únicamente del aire que hacía aquí.

-Un viento agradable que se puede disfrutar al menos.- Susurraba para sí misma mientras cierra sus ojos ya que los sentía un poco pesados pero era debido a la hinchazón.

-Definitivamente ya ni sé qué estoy haciendo mal.-

Habla en voz alta Jesús mientras patea el balón de fútbol caminando y vigilando de cerca a Andrea, a quien no había dejado de contemplar por lo imponentemente bonita que era pero se hacía la interesante para no prestarle ninguna atención a él de algún tipo.

Escucha una pelota y se tensa al abrir sus ojos pero ve que solo era el señor Jesús y se queda sentada todavía, ya estando un poco mejor y de mejor humor pero aún quería dormir unas pocas horas y sin pesadillas. Escucha a su estómago gruñir y sabe que debe comer algo, aunque fuera ligero pero realmente sentía un nudo en el estómago por lo que pudiera pasarle.

Suena un silbato, dando fin a la hora de estiramiento de los reclusos. Ella no era la única que estaba ahí pero los hombres estaban del otro lado de una red metálica y siendo vigilados por otros policías.

-Vamos de vuelta. Hora de la celda de nuevo-. Va y sutilmente la toma de la muñeca, cerca de su mano y la conduce nuevamente hasta el sitio donde ella estaba quedándose por la investigación. Posteriormente al llegar ve que le colocan una TV y encima de la cama hay otras rosas y una carta en una hoja mediana

Andrea se deja llevar y bosteza ligeramente, sin hacer ruido. Entra en la celda pero ve que hay una TV fuera de la celda pero que aún podía ver a través de los barrotes y ve las noticias. Aunque las rosa en la cama la deja confundida y la toma con cuidado.

-¿Y esto de dónde salió?- Aunque sí era preciosa. Ve la carta y se sienta mientras la toma y la abre un poco para ver qué dice exactamente.

La carta decía lo siguiente:

Lo siento, a lo mejor te diste cuenta de cosas muy feas en tu camino hasta acá. Sé que no eres de confiar mucho en la gente de forma ciega pero no pienso rendirme para tratar de llegar a tu conquista. Y sí, es raro pero es algo que me llamó la atención de ti. No sé si fue tu forma de ser, o tus ojos, o tus manos o todo junto pero dentro de tu temor y dentro de las cosas que he visto al exterior, además de lo que me contaste, sé que eres una chica especial.

Disculpa si te molesto y no lo haré más si no te gusta, no soy así con alguien que de verdad no me llame la atención así como lo hiciste tú.

Un beso.

JR.

-¿Por qué me escribió esto?- No podía pensar bien en todo eso, debido a que la situación era muy delicada y más al enfrentar una posible demanda por fraude de documentos ilegítimos.

Alza la mirada para ver las noticias y ve que está hablando el hombre llamado Bruce Parker sobre lo que había sucedido ayer. -Al menos no hay ninguna foto mía.-

Decide desayunar lo que había en la bandeja pero deja la rosa y la carta cerca de la almohada para que no les pasara nada. No era un mal desayuno y tener jugo de naranja ya era ganancia en realidad. Cuando termina, se acuesta de nuevo pero se queda boca arriba y con las manos en su estómago para descansar los ojos.

-¿Todo bien por acá?- Pregunta Jesús haciendo caminata.

-¿Mm?- Lo escucha y abre sus ojos ligeramente pero vuelve a cerrarlos ya que le picaban un poco.

-Estoy bien. Solo espero que sean las 12pm y descanso mi vista, seguramente me entró polvo en los ojos.-

-Oh bueno, entiendo, igual ya faltan 30 minutos. Te avisaré en lo que tu amiga llegue entonces. Disculpa las molestias-.

Pasada la media hora, Yulieth se encuentra dentro de la estación de policía, preguntando por su mejor amiga, quien se encontraba aún en la celda.

-Buenos días, señorita ¿Quién es usted?-

-Soy Yulieth Salazar, estoy aquí para ver a mi amiga Andrea Prince.- Si ella había pasado la noche aquí, es que la situación era realmente delicada.

-No se preocupe, nuestro oficial al cargo del cuartel femenino, está buscándola en este preciso momento.- Le avisa la recepcionista.

-Andrea, levántate. Llegó tu amiga.-

-¿Llegó? Que bueno.- Sonríe al saber que está aquí y se levanta pero deja la almohada encima de la rosa y la carta para que no se dañen.

Yulieth espera en una sala privada con 2 sillas ya que ahí era dónde podría ver a Andrea y seguramente serían vigiladas y grabadas pero al menos podrían verse. Ve que ella entra esposada y acompañada de un policía pero espera y se acerca al ver que está libre de las esposas y la abraza.

-Me da gusto y alivio verte aquí. En serio.- La abraza fuerte y llora un poco con solo tenerla ahí a su lado y que podía contar con su apoyo.

-Amiga, qué sucede, ¿qué te pasó? ¿Cuánto te dieron de condena?

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