—¿De qué estás hablando? ¿Por qué no me han dicho esto antes? —susurró Diana casi sin voz pensando en lo que acababa de pasarle.A causa de eso, los machos se habían vuelto como desquiciados detrás de ella. "Y uno incluso me persiguió al punto de que mató a esos dos."—No lo sabíamos...—Conocíamos la profecía pero definitivamente no teníamos ni idea de que fueras tú, mi amor.—¿Y de qué se trata esta profecía?—Tú sangre es la única que puede despertar al Lycan más peligroso de todos los continentes y manadas. No solo me refiero al nuestro sino incluso a donde habitan los Omegan originales de donde vinieron los antepasados de tu madre.—No entiendo nada ¿Lycan? Creí que los últimos se habían extinguido.—Según la profecía, tu conexión con ellos despertarían a los últimos que quedaba vivos. Los Lycan son los Alfas originales, son hijos de algún dios y un hombre lobo. Según la leyenda, dos Lycan se enamoraron de la misma hembra hasta la obsesión al punto que ella pereció por ese amor
TRES AÑOS DESPUÉS:Sus manos estaban por todo su cuerpo recorriendo cada curva de este.Su boca perfectamente acoplada con la suya siguiendo el ritmo constante de sus labios entrelazados.No se necesitaban palabras para saber que le pertenecía a ese macho.—Prométeme que no me dejarás, prométeme que serás mía para siempre —susurró él sobre su boca.Sus ojos eran la muestra del poder que poseía y ella como su Luna era la única capaz de calmar a su bestia.—Sabes que siempre lo seré. Te pertenezco únicamente a ti —le respondió con convicción.Su mano grande recorrió el vientre hinchado de la hembra mientras que se estremecía por su toque. —Eres lo único que me importa en esta vida y nuestro cachorro. Estaremos vinculados para siempre después de esto. Tu alma y la mía siempre se encontrarán.—Siempre, estamos destinados a estar juntos.*Diana parpadeó volviendo al tiempo presente sintiendo el viento golpeando su rostro enviando su pelo largo en diferentes direcciones trayéndola de vuel
Diana había tenido que esconderse mientras veía los acontecimientos suceder. Estaba contra el viento para que su aroma no pudiera ser captado pero lo que estaba pasando frente a sus ojos era una atrocidad.No sabía quién le había informado a todos esos machos que el ganador de esa disputa la tendría como compañera pero ella no había dado su permiso.Su cumpleaños veintiuno debía ser el mejor de todos, tener plena libertad, pero esos machos habían causado un revuelo por ver quién se quedaba con ella.Entonces escuchó la voz grutal de su padre y todos se paralizaron.—¡Basta! ¡Mi hija ya tiene a su compañero! ¡Quiero que todos se larguen de mí manada ahora antes de que los mate lenta y dolorosamente uno por uno!Diana sentía que el corazón iba a salirse de su pecho de un momento a otro. ¿Sus padres habían escogido un macho para ella sin su consentimiento?El pensamiento la hizo sentir mareada.Fuera de lugar.Fue el momento en el que decidió marcharse corriendo de allí.Dentro de ella,
Diana pensaba que la luna era la única testigo de su huida.Aquel compromiso era solo la prueba de que la manada del Noroeste ya no era su destino, estaba marcada por un peso tormentoso que sabía no era capaz de seguir. Jamás hubiera pensado en alejarse de su familia, de su manada, pero estaba siendo guiada por algo más profundo, algo que no entendía.El peso de los sueños fragmentados estaban latentes dentro de ella. Como si alguien o algo estuviera conduciendo su camino, sinceramente se sentía tirada como por una cuerda invisible mientras adentraba mucho más en el bosque."Continúa..."La voz era un eco que resonaba en su cabeza ordenándole con una voz totalmente edulcorada que ocasionó un estremecimiento involuntario por parte de Diana.El susurro de las hojas era lo único que podía escuchar, Sin saber que estaba siendo seguida por otro macho, la libertad tenía un precio y esa noche ella tenía que pagarlo.De repente vio algo frente de ella.Otro macho se detuvo intimidante y Diana
LA MANADA DEL OESTE—Antes de morir, ¿Cuáles son tus últimas palabras, mi querida sobrina?Veo ese brillo asesino en sus pupilas mientras levanta sus garras tratando de encajarlas en mi piel para robarme mi último suspiro, como lo hizo con mis padres. Y pronto, una sonrisa maliciosa se extiende por su cara.—¡Vas a pagar por esto, haré que te arrepientas!—¿De verdad?Está burlándose de mí, pero no le respondo. Sin que lo espere, levanto mi pierna golpeándolo fuerte con mi pie justo en la garganta logrando dejarlo sin respiración por unos segundos. Enseguida ruedo mi cuerpo por la tierra apartándome de él mientras me pongo de pie en el acto sin volver a mirar en su dirección.Esta puede ser mi última oportunidad y no voy a perderla.Estás cerca de tu destino, Dana.—¡Voy a matarte!El vello se me eriza sabiendo lo cerca que está.Soy débil en comparación a él. Un Omega que ha ido a la guerra más veces de las que soy capaz de contar mientras que yo ni siquiera tengo a mi loba aún. Sin
El Alfa completamente tenso por aquel atrevido toque y todos se congelaron mirando las manos que agarraban con fuerza la bota del Alfa.Todos sintieron pena por el atrevido intruso.Pues nadie podía tocar a su peligroso líder, ni siquiera una bota, y mucho menos una mujer.El Beta fue el primero en reaccionar, agachándose para retirar las manos de la mujer y comprobar sus constantes vitales, pero pronto negó con la cabeza.—Alfa, se está muriendo.Alfa Kian bajó los ojos mientras escrutaba fríamente a la intrusa, una mujer moribunda que había cruzado sus límites.Levantó la mano dispuesto a que el Beta se deshiciera de ella, pero con la mano congelada en el aire se quedó inmóvil al notar que aún inconsciente ella se movió y su cabello se apartó de su rostro mostrando sus rasgos femeninos.Los machos que lo acompañaban quedaron paralizados ante la belleza majestuosa de la hembra, pero el Alfa frunció ligeramente el ceño sin apartar aquellos ojos de la intrusa.No era la primera vez que
—Ni siquiera pudiste defenderte de un lobo de clase baja y aún así planeas gobernar —bufa las palabras deslizándose detrás de mí.Después de que me trajera a esta habitación es lo único que ha dicho, estoy frustrada pues sé que tiene algo de razón.La tensión entre nosotros es palpable pero aumenta de nivel al sentirlo rozar la piel de mi espalda. Intento girarme para mirarlo. El siguiente movimiento de su parte me eriza la piel provocando que me detenga en el acto. Rompe mi vestido dejando mi espalda desnuda ante sus ojos.—No te muevas —ordenó con voz de Alfa.Está acostumbrado a mandar y por más que yo sea una Omega no estoy acostumbrada a obedecer pues crecí en la realeza Omega, alejada de los Alfas. Sin embargo, estoy paralizada tal y como si él hubiera puesto un hechizo sobre mí.Siento su poder y es inquietante.La yema de sus dedos roza mi carne vulnerable por el ataque de Owen y luego siento que vierte algo en mis heridas.—¿Alfa? ¿Estás curándome?La sangre de Alfa era curat
Empujo mis manos en su pelaje pero él me gruñe enterrando su húmeda nariz en mi cuello. Contengo un gemido asustada al sentirlo lamer mi piel.—¡No!El lobo no tarda en cambiar a su forma humana quedando completamente desnudo encima de mí.Sin poder evitarlo examino sus abdominales marcados pero me apresuro a subir la mirada a sus orbes las cuales me miran fulminantes.—¿Qué demonios pretendías, Omega?¡¡¡ALFA KIAN!!!—Solo estaba caminando…—¡¿Crees que soy un idiota?! ¡Puedo oler tu malditas feromonas como cualquier macho que esté cerca! ¡Estás provocándonos!Golpea el suelo a mi lado causando que salte jadeando por la sorpresa y nuestros cuerpos se tocan enseguida.El Alfa aprieta la mandíbula, puedo ver un músculo palpitando en esta. Pero lo que me desconcierta es la dureza que siento contra mi vientre. Al darme cuenta de lo que es mis mejillas enrojecen irremediablemente y mis ojos se dirigen a esa zona pero él no me deja mirarlo sosteniendo mi rostro con su inmensa mano.—Jamá