—¿Tú? —mi garganta se seca.
Si ella lo sabe todo ¿Cómo es que no está despotricando y golpeándome en este instante?
—No estoy enojada contigo Danielle —dice calmadamente.
—Pero supe lo de Serena y Ryan y no te conté nada
—No era tu asunto —ella me regala una media sonrisa—. ¿Puedes decirme ahora que te ocurre?
Mire a Nathan y de vuelta a ella varias veces, porque no sabía que decir. Nathan se levantó de su asiento en la barra y camino hacia mí.
—Supongo que debo irme —beso mi cien—. ¿Estarás bien? —asiento.
—Gracias por todo, de nuevo
Acarició mi mejilla y dejó su mano en mi cuello mientras besaba mi frente.
—Llámame si necesitas algo —susurro.
—De acuerdo
Él se retiró a rega&n
—OyeAbrí mis ojos, asustada. Nathan sonrió al ver mi expresión y puso cara de inocente.—Lo siento, no quise asustarte—No me lo parece —bufé enfadada.Él solo rió, mientras se sentaba a mi lado en la cama.—No esperaba encontrarte dormida. Solo fui por pizza—Me ha estado dando demasiado sueño últimamente. Y ahora que voy a estar todas las noches en la biblioteca, debo dormir de día —me defendí ofendida.—Hablando de eso, ¿Estás segura de que quieres hacer eso? —asentí.—No puedo ver a Justin, Nathan. Nada bueno saldría de eso —él suspiro.—Vino a verme al trabajo hoy —mis ojos se abrieron.—No le dijiste que estoy aquí ¿Verdad? —él negó——Pero lucia desesperado, Danie
Llamada entrante: número desconocido.Era la segunda vez que llamaban esta noche, pero temía responder por temor a que fuera Justin. Había rechazado sus llamadas durante todos estos días. Era una agonía y cada día se sentía más horrible aun. Ya habían pasado cinco días, ¡Cinco días sin él! Pero supongo que me lo merecía por querer forzar las cosas.Llamada entrante: número desconocido.¿Qué pasaba si era él? ¿Qué daño podría hacerme? Y además, podría oír su voz…Me detuve en mi camino a la biblioteca. Gracias a la ayuda de Nathan, había logrado convencer a mis profesores de que, dado que ya estábamos culminando semestre y había aprobado el setenta y cinco por ciento del valor total de todas mis asignaciones, solo debía presentar un trabajo por materi
—¿Te he dicho lo hermosa que eres? —preguntó por quinta vez.—Esta es la quinta vez, Justin —susurre sonriendo.—Vamos a completar una sexta —acercándose a mi oído, susurro—: eres hermosaMe encogí entre sus brazos. Escondiendo mi cara en su cuello mientras mis mejillas se enrojecían. Sentí su pecho vibrar por la risa.—Así que solo con decírtelo seis veces logro que te sonrojes—Haces que me sonroje con lo que sea —aseguré.—Me gusta sonrojarte cuando te estoy haciendo mía —me sonroje aún más.—Justin —él vuelve a reír y sus brazos afianzan su agarre en mí——Es la verdad, hermosa —su nariz acarició mi cuello— y te lo voy a repetir a cada instante que pueda hacerlo—Aun no me acostumbro
Abro mis ojos con lentitud, cerrándolos al instante por la cantidad de luz que había. Gemí por el insistente dolor punzante que sentía en mi cabeza y por el sabor amargo que sentía en mi boca. Quería vomitar y me sentía sin fuerzas. Y por lo poco que había visto en los segundos que abrí los ojos, no estaba en la habitación de Nathan.Entonces ¿Dónde estaba?Volví a abrir los ojos con lentitud, la luz seguía siendo una molestia pero necesitaba saber dónde estaba. Examine mí alrededor con cuidado de no mover de manera brusca la cabeza, porque el dolor realmente era insoportable. Había una puerta cerrada y un sillón a mi derecha, este último se encontraba debajo de una ventana con las persianas abajo. Aun así podía ver a personas caminando afuera, frente a mí había una pequeña tv apagada y a mi izquierda un
—Bien Danielle. Ya te puedo dar de alta —mis ojos se abrieron ante las palabras de la enfermera.—¿Hablas en serio? —ella asintió.—El doctor me ha dado tu alta hace unos momentos —sonrió—. Ya te puedes retirar, eso sí. Recuerda que debes empezar a tener un control de tus alimentos. En recepción están unas referencias tanto para un nutricionista como para un psicólogo —su mirada se tornó triste—, pero creo que ya sabes de lo que habloAsentí, cabizbaja.—Sí, lo sé—Oye —Justin tomó mi barbilla y me hizo mirarlo—, no pasaras por esto sola ¿De acuerdo? —asentí.—Te dejaré sola para que te cambies —me sonrió la enfermera nuevamente—. Ah, y no olvides que en una semana debes venir a que te retiren los puntos de la sutura. En caso de qu
Un año después…—¿Entonces ella está bien? —pregunté por décima vez.—Si, Danielle. Dentro de poco podrá regresar a casaSuspire con alivio. Por fin algo bueno que escuchar sobre el estado psicológico de Anabelle.—No sé porque me llamas. Disfruta de tus vacaciones de aniversario —reí.—Valeria, Anabelle me preocupa —ella resoplo.—A todos nos preocupa, pero ella estará bien. Preocúpate en disfrutar de tus vacaciones con Justin, que bastante que las pospusieron ya —mordí mi labio.—Eres increíble—Lo sé, lo sé —alardeó—. Me amas y bla bla bla. Ahora, regresa con tu esposo y no me llames más porque no responderé —me colgó.Suspire pesadamente y dejé el teléfono sobre la encim
Mire a Brandon coquetear abiertamente con una chica frente a mí, me obligue a mirar a otro lado presa de la ira no solo porque el imbécil lo hiciera tan abiertamente cuando hace menos de dos semanas había roto conmigo sino también por los susurros nada discretos que oía a mis espaldas.—Algunos dicen que termino con él porque la encontró con otra —dijo una.—Yo me enteré de que terminó con ella por ser muy intensa —continuó otra haciéndome blanquear los ojos.Si, él terminó conmigo pero por las razones que menos se imaginarían.—Yo en su lugar me hubiera quedado escondida en mi habitación dos semanas como mínimo —dijo la primera de vuelta.—Pues yo me hubiera mudado ¿Cómo le hace para verlo con otra y no enfadarse?Me gire hacia ellas.—Pues se llama seguir
—Una ración de nachos —le dije a Nathan.Él me sonrió y anoto mi orden para el chef, me recosté al mostrador viendo el café considerablemente vacío.—Amo cuando esto está vacío —sonrió Diana.—Yo no, no habrá suficientes propinasNathan se acercó a nosotras.—Es extraño que esto esté tan vacío, generalmente hay bastante gente los jueves por la noche. Sospecho que es por ciertas camareras con bonitos vestidos rojos que atienden este turno —nos guiño un ojo a Diana a mí y los tres nos echamos a reír.—Claro, lo que tú digas Nathan ¿Dónde está mi orden de nachos?—¡Orden de nachos saliendo! —grito Bob desde el pequeño lugar por donde pasaba las ordenes.Nathan lo tomó y me pasó el plato, l