Él no dice nada. Me atrevo a mirarlo y su mirada no muestra nada. Tras unos segundos, habla.
—¿Ustedes tuvieron…? —sacudo la cabeza rápidamente.
—No, no tuvimos sexo. Solo nos besamos y compartimos la cama pero nada más, lo juro —él asiente.
—Te creo —pasa una mano por su cabello— y creo que esperaba algo así
—¿Esperabas? —pregunto incrédula.
—Vi cómo te miraba esa tarde, la tarde en que aceptaste ser mi novia. Supongo que reconozco a un chico enamorado de ti porque yo soy uno
—Él no está enamorado de mí —lo corrijo.
—Créeme Danielle, lo está ¿Por qué crees que te pedí ser mi novia? Pensaba que eso lo mantendría alejado de ti pero obviamente no —muerdo mi labio.
—Lamento lo ocurrido esa noche &mda
—No, tienes que estar equivocado—Danielle, reconozco la voz de tu hermana —cierro los ojos al imaginarme esos gemidos y jadeos saliendo de Anabelle pero a causa de Justin y no de Brandon.—Tengo que salir de aquíEn ese momento la puerta de la habitación de Brandon se abre y este nos mira con una sonrisa divide rostros.—Tardaron en llegar —dice sonriendo—, pero confío en que lleven allí el tiempo suficiente como para…No ha terminado la frase cuando Justin le clava su puño izquierdo en la mandíbula, haciendo que Brandon retroceda y la puerta se abra del todo. Dejando ver a una Anabelle muy despeinada, desnuda y con cara de incredulidad.—Justin —susurra intentando taparse con una sábana—. ¿Qué… que haces tú aquí?—Deberías preguntárselo a
Cuando me despierto, una sonrisa gigantesca divide mi rostro y sé que se debe al chico que está a mi lado y me rodea con sus brazos y piernas como si su vida dependiera de ello.Es una lástima que la última vez que desperté así no hubiera disfrutado de esto, pero ahora todo es diferente. Somos libres de estar juntos y se siente tan bien.Su cabeza está sobre mi pecho, así que le acaricio el cabello y suspiro al recordar nuestra pasada noche. Solo besos y caricias, nada más y estoy tan sorprendida de que eso le bastara. Pero sé que no será para siempre y me sorprende aún más el querer ir más allá…Justin se mueve inquieto y levanta la vista, parece un niño perdido.—¿Eres real? —pregunta en un susurro.No puedo evitar reír ante eso y lo beso en la frente.—Po
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Justin entrando a la habitación, justo en el momento en el que termino de colocarme el uniforme del trabajo-—¿No has visto la hora? —digo buscando mis zapatos—. Tenemos clases por si se te olvida—Pensé que este día podríamos quedarnos en la cama —camina hacia mí y me abraza.—Soy becada ¿Recuerdas? —me separo de él—. Simplemente no puedo darme el lujo de faltar así por así ¿Sabes dónde están mis zapatos?—Busca debajo de la cama —dice volviéndome a abrazar—. Miente, di que estás enfermaMe doy vuelta y lo encaro.—No puedo Justin, la beca es muy importante para mí. Lo sabes —suspira pesadamente.—Sí, lo sé —lame sus labios—. ¿
Me siento inquieta a medida que el reloj avanza y mi cita con Justin se acerca.Sé que quedamos en que no importaba lo que pensaran los demás pero si Anabelle llegara a vernos… armaría un escándalo.Cuando llega mi hora de salida; me levanto, recojo mis libros y camino fuera del aula.Camino sin darme cuenta de todo lo que me rodea. Solo puedo pensar en una cosa, y es en ver a Justin y en lo que esto conllevara.Tomando una profunda respiración, trato de convencerme que todo estará bien.—¡Danielle! —me giro al escuchar mi nombre y veo a Serena venir corriendo hacia mí en medio de la multitud.—Hola —la saludo cuando la tengo al frente—. ¿Qué ocurre?—¿Cómo que qué ocurre? Quiero saber que sucedió anoche —una sonrisa inmediatamente adorna mi rostro y ella arquea una ceja—. Algo bueno,
—¿Qué pasa? —miro a Justin al volante y suspiro.—Pasé todo el día esperando encontrarme con Anabelle pero nada —frunce el ceño.—¿Eso te tiene tan pensativa? —asiento—. ¿Por eso no fuiste a trabajar hoy?—No, cambie de turno con una chica que me lo pidió—¿Entonces porque te preocupa tanto que Anabelle sepa lo nuestro?—Solo… creo que mientras más se alargue, más intenso será el encuentro—Oye —Justin alarga su mano derecha y la entrelaza con la mía sin dejar de mirar al frente—, no hicimos nada malo, ambos éramos personas libres, hermosa—Lo sé, es solo que… —lamo mis labios— tienes razón, estoy siendo paranoica—Tranquila —aprieta mi mano—, estamos juntos ahora &mda
Mi respiración va aumentando de ritmo a medida que los segundos pasan. Justin sigue sobre mí, pero no sabría describir su expresión.Cuando voy a hablar, me besa. Y cuando se separa, entierra su cabeza en mi cuello.—Gracias al cielo —lo oigo murmurar.Frunzo el ceño.¿De qué demonios está hablando?¿De mi virginidad?—¿Justin? —él se separa de mi con lentitud.Cuando veo su rostro, hay una sonrisa dividiendo su rostro en él.—Realmente estoy muy agradecido por esa información —mis ojos se abren.—¿Ah, sí? —asiente— ¿Por qué?No escondo mi confusión, quiero decir… ¿Quién querría una novia de veinte años virgen?—¿Sabes lo que me atormentaba pensar en ti y en Brandon
—Nathan —lo encuentro apoyado a la pared de la cocina con los ojos cerrado, al escucharme los abre.—¿Por qué no me esperaste afuera? —dice de manera brusca, más brusca de la que habría esperado.—Necesitamos hablar, sé que te ocurre algo —él va a hablar pero doy un paso más cerca y coloco mis manos en sus hombros—. No me mientas —susurro mirándolo a los ojos.Él no dice nada.—Nathan te conozco. Solo porque lo nuestro no haya funcionado no finjas que nunca existió una amistad… —lamo mis labios— extraño a mi amigoSus ojos se abren.—Extraño como éramos antes, cuando no había complicaciones. Has estado alejado de mí desde que rompimos y lo entiendo, y puedes mandarme al demonio luego, pero ahora sé que necesitas a una amiga. No me apartes de tu lado ahor
Camino en dirección a Anabelle, quien está de brazos cruzados apoyada en su auto, su mirada de odio es notable a metros y está junto a Barbará; ni más ni menos.—Esto será feo —susurro para mí misma.—Así que la zorra se dignó a aparecer —espeta Bárbara cuando estoy cerca de ellas pero a una distancia prudente——Cállate —le dice Anabelle—, mi hermana no sé merece ese trato ¿O si hermanita? —pregunta con ironía.—Anabelle ¿Porque no hablamos a solas? Bob me dice que estabas gritando y…—¿Y qué? —me interrumpe de golpe—. No eres tu una de las que odia las mentiras ¿Qué tiene de malo que yo quiera que todos se enteren la clase de hermana que tengo?—Una zorra —ríe Bárbara de nuevo.—¿C