Resoplo por enésima vez esa mañana, esta vez mientras la playa se vislumbra en el horizonte.
Diana aún no se ha dado cuenta de mi incomodidad; pero no puedo contarle nada. De por sí ya sospecha que algo ocurre con Justin porque fui lo suficientemente estúpida como para negarme a ir de nuevo cuando me dice que el iría. Pero tras una pequeña discusión, cedí. No podía tomarme su amenaza de no hablarme en vano, sobre todo porque sabía que hablaba en serio.
Así que aquí estoy, sentada en el asiento de atrás del auto de Ryan. Por suerte Justin va en su propio auto.
—¿Sabes? —murmura Diana de repente mirándome sobre el hombro—. Podrías haberte venido con Justin en su auto —me retuerzo en mi asiento.
—No creo que eso hubiera sido bueno —digo mirando a la ventanilla.
—¿Qué pasó
Mis mejillas se sienten calientes, y puedo asegurar que es por la mirada hambrienta que me está dirigiendo Justin.No podemos dormir los dos aquí, ni en el mismo cuarto y mucho menos en la misma cama. Porque para mí mala suerte solo hay una cama matrimonial justo en el medio de la habitación.&mdas
Me despierto con la claridad que entra en la habitación. Intento moverme a otro lado pero algo me lo impide.Abriendo mis ojos con suavidad me encuentro el hermoso rostro de Justin recostado a mi lado, sus brazos y piernas me rodean como una enredadera. Sonrío acariciando su cabello pero entonces la gravedad de lo que sucedió anoche me golpea y siento ganas de vomitar.Dormí con el novio de mi hermana. No hubo sexo pero si besos y muchas caricias, lo hace igual de despreciable ¿Qué pensaría ella de mí si supiera esto? Y aunque ella no lo sepa ¿Podre con la culpa de haberla traicionado de una manera tan ruin?Siento un nudo en la garganta y las lágrimas se juntan tras mis parpados, y no sé si tengo ganas de llorar por como traicione a mi hermana o si es porque sé que más nunca podre tener una noche así con Justin.Por la razón que se
Tengo un libro frente a mí, entre mis manos. Pero no tengo idea de porque está allí, si quiera de que es. Tampoco sé porque estoy en la biblioteca de nuevo. Aunque en el fondo si lo sé…Justin…Solo su nombre hace que mi piel se erice.No lo he visto desde el domingo, cuando regresamos no me miro ni una sola vez.Tampoco lo he encontrado por los pasillos de la universidad, pero si he visto a Anabelle.“Justin y yo iremos a cenar a casa de sus padres esta noche ¿No es eso genial? Ellos simplemente me aman” sus palabras hacen eco en mi mente. Él sigue con ella y no puedo culparlo por ello, porque yo sigo con Nathan.Suspiro y cierro el libro. Lo dejo sobre la mesa y hago mi camino fuera de la biblioteca.Son las seis de la tarde así que debo prepararme para trabajar.Los pasillos a esta hora usualmente están poco concurridos así
Él no dice nada. Me atrevo a mirarlo y su mirada no muestra nada. Tras unos segundos, habla.—¿Ustedes tuvieron…? —sacudo la cabeza rápidamente.—No, no tuvimos sexo. Solo nos besamos y compartimos la cama pero nada más, lo juro —él asiente.—Te creo —pasa una mano por su cabello— y creo que esperaba algo así—¿Esperabas? —pregunto incrédula.—Vi cómo te miraba esa tarde, la tarde en que aceptaste ser mi novia. Supongo que reconozco a un chico enamorado de ti porque yo soy uno—Él no está enamorado de mí —lo corrijo.—Créeme Danielle, lo está ¿Por qué crees que te pedí ser mi novia? Pensaba que eso lo mantendría alejado de ti pero obviamente no —muerdo mi labio.—Lamento lo ocurrido esa noche &mda
—No, tienes que estar equivocado—Danielle, reconozco la voz de tu hermana —cierro los ojos al imaginarme esos gemidos y jadeos saliendo de Anabelle pero a causa de Justin y no de Brandon.—Tengo que salir de aquíEn ese momento la puerta de la habitación de Brandon se abre y este nos mira con una sonrisa divide rostros.—Tardaron en llegar —dice sonriendo—, pero confío en que lleven allí el tiempo suficiente como para…No ha terminado la frase cuando Justin le clava su puño izquierdo en la mandíbula, haciendo que Brandon retroceda y la puerta se abra del todo. Dejando ver a una Anabelle muy despeinada, desnuda y con cara de incredulidad.—Justin —susurra intentando taparse con una sábana—. ¿Qué… que haces tú aquí?—Deberías preguntárselo a
Cuando me despierto, una sonrisa gigantesca divide mi rostro y sé que se debe al chico que está a mi lado y me rodea con sus brazos y piernas como si su vida dependiera de ello.Es una lástima que la última vez que desperté así no hubiera disfrutado de esto, pero ahora todo es diferente. Somos libres de estar juntos y se siente tan bien.Su cabeza está sobre mi pecho, así que le acaricio el cabello y suspiro al recordar nuestra pasada noche. Solo besos y caricias, nada más y estoy tan sorprendida de que eso le bastara. Pero sé que no será para siempre y me sorprende aún más el querer ir más allá…Justin se mueve inquieto y levanta la vista, parece un niño perdido.—¿Eres real? —pregunta en un susurro.No puedo evitar reír ante eso y lo beso en la frente.—Po
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Justin entrando a la habitación, justo en el momento en el que termino de colocarme el uniforme del trabajo-—¿No has visto la hora? —digo buscando mis zapatos—. Tenemos clases por si se te olvida—Pensé que este día podríamos quedarnos en la cama —camina hacia mí y me abraza.—Soy becada ¿Recuerdas? —me separo de él—. Simplemente no puedo darme el lujo de faltar así por así ¿Sabes dónde están mis zapatos?—Busca debajo de la cama —dice volviéndome a abrazar—. Miente, di que estás enfermaMe doy vuelta y lo encaro.—No puedo Justin, la beca es muy importante para mí. Lo sabes —suspira pesadamente.—Sí, lo sé —lame sus labios—. ¿
Me siento inquieta a medida que el reloj avanza y mi cita con Justin se acerca.Sé que quedamos en que no importaba lo que pensaran los demás pero si Anabelle llegara a vernos… armaría un escándalo.Cuando llega mi hora de salida; me levanto, recojo mis libros y camino fuera del aula.Camino sin darme cuenta de todo lo que me rodea. Solo puedo pensar en una cosa, y es en ver a Justin y en lo que esto conllevara.Tomando una profunda respiración, trato de convencerme que todo estará bien.—¡Danielle! —me giro al escuchar mi nombre y veo a Serena venir corriendo hacia mí en medio de la multitud.—Hola —la saludo cuando la tengo al frente—. ¿Qué ocurre?—¿Cómo que qué ocurre? Quiero saber que sucedió anoche —una sonrisa inmediatamente adorna mi rostro y ella arquea una ceja—. Algo bueno,