-¿De que estas hablando? – preguntó Heather, viendo con horror hacia su padre.
-Lo que has escuchado, me ha vendido – aseguro Abigail.
-¡Esto tiene que ser una jodida broma! Tú no puedes dejarme sola Abi – a Heather se le llenaron los ojos de lágrimas, la chica, que nunca fue demasiado inteligente, mucho menos autosuficiente, siempre había dependido de su hermana mayor, y saber que era muy posible que fuera a quedarse sola la hacia sentir a la deriva.
No estaba preocupada por Abigail, estaba preocupada mas por si misma que por otra cosa, no sabia como iba a vivir sin la guía de su hermana, y lo cierto era que tampoco queria averiguarlo, Heather siempre fue alguien demasiado dependiente.
-No voy a dejarte sola, Heather – la chica se alejo de su padre, y fue con su hermana que estaba llorando.
-Si vas a dejarme sola – repitió – vas a irte a Dios sabe dónde, ¿Dónde vas a estar? – inquirió asustada.
-No lo sé, papa no se ha molestado en preguntar a donde me llevaran – respondió con rabia.
-¿Y cómo podré comunicarme contigo?
-Tengo mi celular, ¿Lo olvidas? Solo es que me envíes un mensaje de texto y podre escucharte, no será nada del otro mundo, espero poder visitarte tanto como me sea posible – dijo, aunque ni siquiera ella misma creía lo que estaba diciendo, pero era mejor mentirle a su hermana, que obligarla a pensar lo peor, que era justamente lo que Abigail estaba haciendo.
-No te creo Abi – Heather la abrazo y le hablo al odio – creo que no volveré a verte – soltó, por completo asustada.
-¿Por qué dices eso?
-Porque escuche lo que las chicas del camerino estaban hablando con respecto a Dominic – suspiro – es el diablo, y tú vas a irte con él … nadie nunca regresa del infierno, Abigail.
Abi abrazo mucho mas fuerte a su hermana, mientras sentía que el dolor en su cabeza se agudizaba, Heather era tonta, pero en ese momento tenia razón, y ella lo sabía, sabia que estaba poniendo su vida en riesgo, aunque no sabia de que forma, y tenia miedo, de Dominic, de lo que pudiera hacerle, de donde fuera a llevarla, y de en lo que ella se convertiría.
-No puedo creer que papá haya hecho esto, ¿Acaso está loco?
-No lo se cariño, pero tengo que irme ya – Abigail se separo de su hermana, le limpio las lagrimas del rostro, y tomo su bolso para salir del club y encontrarse con Dominic – prométeme que vas a cuidarte.
-Creo que soy yo la que debería pedirte eso – ella le sonrió triste.
-Yo estaré bien, siempre que tu estés bien.
Heather le dio un beso en la mejilla a su hermana, y se fue de nuevo para el camerino, no queria ver como su hermana se marchaba, no deseaba hacerlo porque muy en el fondo algo le decía que esa podia ser probablemente la última vez en que iba a verla, y estaba preocupada, y no queria verla marchar, eso seria como darle rienda suelta a esa premonición en su pecho, y se negaba a eso, porque Abigail era fuerte, era una chica inteligente, ella iba a saber como sobrellevar su nueva vida, sin importar lo que sucediera de ahí en adelante.
Abigail le dio un último vistazo al club nocturno, vio sus paredes oscuras, vio al escenario en donde se había caído una de las plumas del antifaz de una de las chicas, y trato de convencerse de que en algún momento volvería a pisar aquel sitio, en un momento en el que fuera nuevamente dueña de su libertad.
-Adiós, cariño – dijo Arnold, a modo de despido una vez que Abigail paso a su lado.
Pero la chica estaba enojada con él, y en ese momento sentía que lo odiaba por lo que le había hecho, asi que ella simplemente lo miro de mala gana y salió del club. Afuera ya estaba Dominic esperando, él mantuvo sus ojos puestos en ella, mientras salía de allí, con su maleta, y únicamente con lo que tenía puesto.
-¿Has traído el antifaz? – le preguntó el hombre, mientras ella se acercaba a la lujosa camioneta negra.
-Si – respondió.
-Perfecto, entonces en cuanto a mi concierne, tienes todo lo que necesitas y podemos largarnos de este lugar – Dominic le abrió la puerta a Abigail, como si de verdad fuera un caballero, pero ella no se iba a comer ese cuento, ella sabía que él no era un caballero de brillante armadura, y sobre todo sabia, que él no sería la persona que la protegería de sus monstruos debajo de la cama, asi que, dejándolo a él con la puerta abierta, la chica rodeo el auto, y entro por el otro lado.
Dominic levanto una ceja, frunció los labios y entro en el auto.
-Presiento que vamos a divertirnos mucho – mascullo, haciendo que los vellos del cuerpo de ella se erizaran por completo.
Abigail no respondió a esa afirmación, y simplemente se concentro en respirar, que en ese momento parecia una acción por completo elaborada, estar tan cerca de Dominic la hacia sentir extraña, sentía que le faltaba el oxígeno, sentía incluso, que la camioneta negra era mucho más pequeña de lo que en realidad era, él se robaba todo, el espacio, el oxígeno, e incluso a ella.
La chica miro con el rabillo del ojo a Dominic que estaba sentado al lado de ella, muy junto a su cuerpo y detallo en sus manos, que estaban puestas sobre su muslo derecho, Dominic tenia las manos grandes, y se veían fuertes, alrededor de todo su dorso se veían sus venas hinchadas, ella trago saliva, Dominic era un hombre grande, y también parecia una persona muy fuerte. Ella se deshizo de los pensamientos en su cabeza que le decía todas las formas en que él podia hacerle daño, y entonces tomo la valentía para preguntarle a él una de las muchas cosas que en ese momento queria saber.
-¿A dónde nos dirigimos? – preguntó.
-A tu nuevo hogar – contesto él mirando por la ventanilla del auto.
-Esa no es una respuesta.
-Es la única que tendrás por ahora – esbozo.
-Quiero saber que va a pasar conmigo, Dominic.
Él volteo a verla, la forma en la que ella había pronunciado su nombre lo había vuelto loco, su nombre saliendo de los labios de Abigail había sonado como algo narcótico, y sumamente erótico.
-Por ahora, nada va a pasarte.
-Yo no quiero saber de ahora, quiero saber de todo, en general, necesito que me digas porque me compraste, y mas importante que todo eso, necesito saber que has hecho con todas las chicas que has comprado durante todos estos años – ella se atrevió a inmiscuirse en la vida de él, sin embargo sentía la boca seca, y la garganta aun más, asi que tratando de sentirse un poco más cómoda con toda la situación, trago saliva, y se relamió los labios.
-¿Quieres saber si he matado a todas esas mujeres?
Ella parpadeo con fuerza – sí, es una de las cosas que quiero saber.
-¿Quieres saber si las he torturado hasta la muerte? – preguntó de manera retórica, acercándose a ella.
Abigail intento moverse, pero se dio cuenta de que no había lugar alguno al que ella se pudiera escapar, por como veía las cosas, estaba atrapada con su verdugo, él podia hacer lo que quisiera con ella en ese momento, y nadie la salvaría, o la ayudaría, porque ya suponía que el chofer y guardaespaldas de Dominic tampoco iba a hacer la diferencia.
-¿Y lo has hecho?
-¿Hacer que, Abigail? – susurro, muy cerquita del rostro de ella.
-¿Torturas mujeres hasta morir? – preguntó despacito.
-¿Tu realmente crees que eso es lo que hago? – él continuo acercándose hasta que estuvo tan cerca de ella, que pudo sentir el olor sutil del perfume que la chica estaba usando, era una fragancia dulce, algo como vainilla, como fresa, olía fresco, delicado, virgen, justo lo que a él le gustaba.
Abigail lo vio a los ojos, a sus iris completamente oscuros, detallo su rostro que estaba demasiado cerca, y entonces se sorprendió, cuando él le acaricio la mejilla.
Dominic llevo su mano hasta el rostro de Abigail, y le acaricio la piel aterciopelada creando un recorrido, después su mano se dirigió a sus labios, paso la yema de sus dedos a través de los labios rosados de la chica, continuo su recorrido con la mandíbula y con el cuello de ella, y si no hubiera sido por el saco negro que Abi estaba usando, él hubiera continuado acariciándola hasta que se le acabara el espacio sobre la piel de ella.
-¿Acaso importa lo que yo piense? – pregunto ella, con la voz entrecortada debido a las sensaciones que generaban las manos de Dominic sobre su cuerpo.
Dominic sonrió, vio la forma en la que Abigail apretó las piernas, y soltó una risa que a ella le pareció alucinante.
-No, no importa lo que pienses – él se alejo aceleradamente, dejándola a ella fría como un hielo – no me interesa lo que pienses, pero no, no torturo mujeres, Abigail.
-¿Entonces que es lo que haces con ellas?
-Ya lo averiguaras.
-Te gusta creer que eres muy misterioso, ¿no es asi? Te gusta que las personas te tengan miedo, y que crean que eres un ser fuera de este mundo.
-¿Tú me tienes miedo?
-¿Debería?
-Eso prefiero dejarlo a tu criterio.
-Pues yo creo que no eres más que un payaso oculto bajo el disfraz de ser alguien temerario.
-Lo que tu y el resto de las personas piensen de mi me tiene sin cuidado, tu concepto sobre mi no influye en mí, solo los débiles se dejan influenciar por lo que piensen de ellos – asevero.
Abigail intento decir algo más, pero solo pudo abrir y cerrar la boca, entre mas tiempo pasaba con Dominic más se daba cuenta que en realidad era alguien extraño, misterioso, y aunque le había dicho que no, lo cierto era que si le tenia miedo, mucho más del que le gustaría. De la misma forma, Dominic se daba cuenta de que Abigail no era una chcia estúpida, no era ingenua, Abigail era audaz, y eso le gustaba, porque eso solo significaba que iba a divertirse con ella mucho mas de lo que habría pensado en un principio.
-Enserio, Dominic, quiero saber cuales son las reglas de este juego.
-¿Quieres saber las reglas? Perfecto – él miro a la ventana y hablo pausadamente – A partir de este momento, te has convertido en alguien de mi propiedad, por ende, puedo hacer contigo lo que me plazca, estarás veinticuatro horas al día, los siete días de la semana a mi completa disposición, vivirás donde yo te diga, dormirás donde yo te diga, te comunicaras solo con las personas con las que yo considere que puedes comunicarte, y todo esto lo harás en completa confidencialidad, no puedes hablar sobre nosotros, o sobre mí, con absolutamente nadie, no puedes dar un paso sin que yo este enterado a donde te diriges, no puedes vestirte sin que yo te lo ordene, no puedes si siquiera comer alimentos que yo no considere apropiados, y sobre todo, no harás preguntas de las cuales no quieres saber la respuesta, esas son las reglas del juego.
Ella miro el perfil del hombre, no pudiendo creer lo que estaba escuchando.
-Hemos llegado, bájate del auto.
Ella vio a través de la ventana, y se dio cuenta que estaba prácticamente en medio de la nada, pero no estaba sola, estaba con Dominic, y eso era peor a que si hubiera estado sola.
-Creo que no entendiste una de las reglas – Dominic se acerco al auto al ver que Abigail no salía de allí – me obedecerás en todo lo que yo te digas, asi que andando – dijo firme, y fuerte.
-Roy, ya sabes lo que tienes que hacer – le dijo Dominic mientras caminaba en dirección a la casa en cuyo frente estaban los tres. -Por supuesto, señor. -¿Qué es lo que tienes que hacer, Roy? – le pregunto Abigail al mastodonte, aun cuando sabía que lo más probable era que no fuera a revelarle ninguna información. Roy era como una caja negra, si Dominic Salvatore era impenetrable entonces su guardaespaldas no era más que una piedra fría disfrazada de hielo, Roy era extremadamente grande, y extremadamente fuerte, y aunque sus ojos eran dulces, el resto de su expresión no era nada afable. -El bolso – le pidió Roy con firmeza a la chica que estaba frente a él. -¿Para que necesitas mi bolso? – ella intento detenerlo. -Son ordenes – Roy no espero hasta que Abigail le diera el bolso, y tampoco tenía tiempo para chorradas, asi que antes de que ella soltara alguna otra palabra que enfureciera a Dominic, le arrebato el bolso a la chica, causánd
-¡Abigail detente! – le grito Dominic a la chica que estaba corriendo más rápido de lo que había hecho nunca en su vida. Pero, aunque Abigail era rápida, Dominic era mas alto, y sus pasos equivalían a dos de los de Abigail, era mas rápido, mas ágil, y más atlético también, su estilo de vida siempre lo había obligado a ser un hombre con destreza. -¡Joder Abigail! – siguió gritando. Ella escuchó los gruñidos del hombre tras de sí, pero por nada del mundo pensaba detenerse, no hasta sentirse a salvo, no hasta que pudiera escapar de ese infierno en el que Dominic tenía metidas a todas las chicas que había comprado en el pasado. Porque sin duda, eso era mucho mas de lo que ella sentía que podia soportar, una cosa era el baile exótico, y otra muy distinta la prostitución, y ella realmente no planeaba llegar hasta esos extremos. Había mil y un demonios en la cabeza de la chica, sentía su corazón golpeando contra su pecho, y su cuerpo caliente tras cada paso
Abigail abrió los ojos que se sentía todavía demasiado adormilados, y entonces se incorporó levemente en la cama mientras intentaba entender donde era que estaba, la habitación era grande, tenia un closet bastante generoso a la derecha, a la izquierda había un tocador de color blanco repleto de productos para el cuerpo y para la piel, había también un mueble lleno de cajones que ella no había revisado aun, la cama también era grande, y sobre todo, muy cómoda, tenía sabanas gruesas y acogedoras de algodón blanco, y la almohada de plumas era la mas cómoda que ella había usado nunca.La habitación era ciertamente bonita, lo era al igual que toda la casa, pero aun así, la chica no deseaba estar ahí, de hecho, el ultimo lugar en el que desearía haber estado era ahí justo en medio de esas cuatro paredes en donde se sentía asfixiada.
Abigail se levanto de la mesa y se fue a su habitación minutos después de que Alexis la insultara, lo que menos queria era pelear con otra de las personas con la que irremediablemente iba a tener que verse la cara a diario, asi que la chica, por completo aburrida y fastidiada, se fue a la habitación y se metió en la ducha en donde pretendía darse un largo baño de agua caliente.Ella tomo la toalla nueva que estaba en el baño, cerro la puertilla de cristal, y dejo que el agua caliente le cayera de la cabeza a los pies, y aunque el agua caliente golpeaba contra su espalda haciendo que le doliera, eso era mejor que estar abajo con ese montón de mujeres a las que ella no entendía, y por supuesto, era mucho mejor que encontrarse por ahí con Dominic, asi que se tomo su tiempo, se puso jabón líquido con olor a fresa, se lavo el cabello, que estaba sucio de la noche anterior, y se depilo por completo.
Hasta ese momento, Abigail realmente no había entendido por completo los alcances de Dominic, una parte de ella le decía que él no era tan malo como las chicas del bar decían ni como él mismo se queria mostrar ante las personas, sin embargo, el estar ahí viendo como mataba a una persona la hizo temblar del miedo, no sabía quien era esa persona, lo único que sabia de él, era que no tenia sentimientos, ni alma, al hombre no le interesaba absolutamente nada más allá de su bienestar y el de su familia. Y eso la asustaba, porque no sabia cuales eran los alcances a los que él podia llegar. No sabia que podia pasar si en realidad conseguía escaparse, ¿Él la buscaría? ¿podría encontrarla? Y mas importante que todo eso, ¿La mataría?La chcia sintió que le daban nauseas mientras veía lo que estaba sucediendo en ese salón,
-¡por favor, no vayas a decirle que estoy aquí! Te lo suplico – pidió tal cual al hombre que había estado arrodillado frente a Dominic y Jack.-Si te ve, va a enfurecerse demasiado – Alexis se mordió el labio inferior mientras intentaba adivinar qué hacer.-Por favor Alexis, lo que menos quiero es volver a pelear con él – suplico Abi, con el corazón totalmente acelerado.Aunque Abigail no era santa de la devoción de la otra chica, Alexis no era una mala persona, y sabia como era Dominic cuando estaba molesto, ella más que nadie lo conocía en cada una de sus facetas, asi que ahí, incluso en contra de su voluntad, se propuso a ayudar a Abigail, que a partir de ese momento le debería un favor demasiado grande.-Quédate ahí, no te vayas a mover, ni a hacer ruido.Abigail asintió, y se escondió tras la pared en la que e
Después de almorzar las chicas se dispersaron alrededor de toda la casa, algunas de ellas se fueron a hacer ejercicio, otras a ver televisión, y algunas habían desaparecido antes de que Abigail supiera a donde era que se dirigían, todas esas mujeres le parecían demasiado extrañas, como desaparecían y aparecían como si nada, en realidad a Abi le habría gustado estar en el cuerpo de alguna de ellas, para adivinar por fin como era que soportaban todo eso y sobre todo, como era que hacían para que no les importara absolutamente nada a su alrededor.Abigail suspiro, y se levantó de la mesa sin estar totalmente satisfecha, la carne de tofu era lo peor que había probado en su vida y no pensaba comérselo, para la chica, eso no era mas que el remedo de carne, que por cierto su cuerpo necesitaba, el arroz no estaba tan mal, pero es que las chicas comían todo tan porcionado, que a ella le h
-¡Dios! ¿Qué haces aquí? – le pregunto Abigail a Alexis que estaba en su baño arreglándose para encontrarse con Dominic.-¿Qué me ves haciendo? Me estoy preparando.-Si, eso es bastante obvio, pero ¿Por qué en mi baño?-Porque le están haciendo una mejora a mi baño, no tardaran demasiado, pero no lo puedo usar durante algunas horas, y tú, por el contrario a las otras chicas, me debes un favor – le recordó la morena.-¿Asi que con esto saldo la deuda de esta mañana? ¿prestándote mi baño?-¡Oh no! Cariño, yo te salve el trasero, utilizar tu baño por un par de minutos no saldara nada, me debes mucho todavía.Abigail se sentó en el baño, viendo como su compañera terminaba de ponerse cosméticos.-¿Tu qué crees que hubiera h