Eran las 8:00 am y como de costumbre, Felipe luego de salir de ‘‘Víveres familia Vítale’’ se dirigía rumbo a su trabajo e iba pensando en el camino <<No está nada mal la propuesta del señor Giuseppe >> pensaba para sí mismo Felipe, pero de repente su dialogo interno fue interrumpido cuando escucho una voz que provenía de lejos –‘‘¡Hey, Felipe!’’- se escuchaba muy a la distancia, era una voz conocida, Felipe sonrió-‘‘¡Santos hermano, que gusto!, tanto tiempo sin verte’’- saludó con visible afecto a aquel personaje, que se acercó abrazando a Felipe como quien no ve a un hermano hace mucho tiempo-‘‘¿Hermano, como estas?’’- pregunto Santos sonriendo y tomando firmemente pero con cariño a Felipe de ambos brazos- ‘’ Pues estoy bien, trabajando y de padre soltero’’- respondió Felipe soltando un carcajada a lo último – ‘’Sí, eso oí. Escucha, volví por un par de meses y me gustaría que tomáramos algo estos días ¿te parece?’’- Pregunta Santos y al mismo tiempo no puede dejar de quitar la mirada de una fémina que se encontraba a unos metros de este par de amigos-‘‘Sí claro, me alegra que hayas regresado al barrio, pero ya me debo ir, voy tarde al trabajo’’- contesto Felipe fríamente separándose de su amigo y yendo en dirección a la parada de buses- ‘‘Vale, suerte hoy’’- contesto casi a medias Santos ya que Felipe lo corto en seco prácticamente.
Felipe termino llegando al trabajo a las 9:20 am, Felipe trabajaba en un hotel turístico de república dominicana - ‘‘¿se te pegaron las sabanas, Felipe?’’ – Se escuchó en el vestuario de caballeros mientras Felipe se desvestía y colocaba su uniforme- ‘‘Hola Emilio, bueno algo así’’- contesto Felipe casi sin ganas. Emilio era un compañero de trabajo de Felipe que tenía 31 años de edad, estaba casado y adoraba a su hijastro de 5 años de edad como si fuese su propio padre- ‘‘¿Qué tienes hoy compadre? ¿Te volviste a pelear con tu mama?’’- pregunta Emilio sentándose en las sillas de en frente de los casilleros mientras Felipe se termina de poner la camisa del uniforme- ‘‘Pues quisiera decir que fue eso, pero en realidad al barrio regreso un amigo que aunque aprecio mucho nunca ha estado en buenos pasos, salió libre hace poco de la cárcel’’- contesto Felipe con la voz apagada- ‘‘¿Y eso que tiene ver contigo?’’- pregunto Emilio con cara de extrañado, ya que sabía la calidad de persona que Felipe era-‘‘Pues nada, pero su presencia no me gusta para los niños del barrio, aunque trata a todos bien, no es buena influencia’’- contesto Felipe cerrando su casillero y yendo camino a la salida para empezar sus rondas-‘‘Mira tú no te debes preocupar por eso, tú eres una persona excepcional. Solo debes mantener tu distancia y ya todo irá bien’’- Emilio le dijo esto último a Felipe confiando en que él nunca haría nada delictivo, porque llevaban años trabajando juntos y sabia como era el corazón de Felipe, aunque a veces no importa cuánto tiempo creas conocer a una persona, estas siempre pueden cambiar y hasta llegar a sorprenderte.
- ‘‘¿¡Dónde demonios esta la basura de Emilio Páez!?- escucharon los dos hombres tratando de divisar de quien se trataba a lo lejos- ‘‘¡ah!, aquí estas basura’’- era un hombre de 1.80 de estatura, grande, fornido y su piel era oscura, era el padre del hijastro de Emilio- ‘‘¿¡con que le quieres poner tu apellido a mi hijo!?’’- exclamo el musculoso hombre, mientras Felipe y Emilio miraban incrédulos la situación. El personal del hotel turístico se fue acercando y también los huéspedes para poder ver más de cerca aquel espectáculo –‘‘No sé por qué te molestas si tú no llamas a tu hijo ni para ver como esta, si desayuno, ¡si amaneció tan siquiera vivo!’’- contesto Emilio poniéndose rojo hasta las mejillas de la impotencia y descaro que tenía aquel individuo –‘‘¡Eso no es asunto tuyo, eso es entre mi esposa, mi hijo y yo, tu no pintas nada aquí!’’- contesto el padre furioso y listo para lanzar el primer golpe, Emilio al oír ‘‘ mi esposa’’ se cegó de la rabia y lanzo el primer golpe a puño cerrado haciendo que aquel hombre visiblemente más alto y fuerte que él se fuese encima de Emilio dispuesto a matarlo lo tomo de la camisa, lo alzo y pego contra uno de los pilares de aquel hotel donde planeaba estrangularlo, el personal intento detenerlos, los turistas y huéspedes gritaban desesperados -‘‘¡ Lo va a matar, lo va a matar, deténgalo!’’- Gritaban por todo el lugar, Felipe que estaba impactado no podía permitir que mataran a su amigo, así que fue al depósito que estaba muy cerca, tomo una silla de madera y se la partió en la espalda a aquel hombre que estaba a punto de matar a Emilio por estrangulamiento. El hombre cayó al suelo desplomándose por completo liberando a Emilio que estaba a unos segundos de desmayarse por la falta de oxígeno - ¿Emilio, estas bien? - pregunto Felipe angustiado por su amigo, Emilio no respondía solo tocia como loco, lo único que logro hacer fue levantar su pulgar derecho indicándole a Felipe que se encontraba bien- ‘‘Que susto hermano, pensé que t... ’’- Felipe fue interrumpido por el gerente que vio aquel desastre –‘‘Felipe Guerrero y Emilio Páez a mi oficina en este instante’’- el gerente exclamo desde el segundo piso mirando fríamente a ambos hombres.
-‘‘El incidente que ocurrió hoy es más que penoso, es desastroso para esta empresa ‘’- decía aquel hombre respingado, mientras Emilio y Felipe yacían sentados en su oficina viéndolo fijamente-‘‘Entiendo que el señor Páez fue atacado, lo sé todo, porque estoy al tanto de la situación de los dos’’- decía aquel refinado hombre, mientras iba de lado a lado por la habitación, con los brazos cruzados hacia atrás y con una voz bastante pausada y calmada-‘‘entenderán que en otras circunstancias yo hubiese dejado pasar este incidente, hasta lo hubiese encubierto, ya que se la calidad de trabajadores que son ustedes’’- el hombre dijo aquello ultimo tomando asiento y viendo fijamente a aquellos vulnerables hombres-‘‘pero dadas las circunstancias en que ocurrieron los eventos, me refiero a que aquí se encontraba el dueño de este hotel mientras ustedes daban su espectáculo, él totalmente decepcionado por esa situación me pidió que los despidiera a ambos’’- dijo finalmente el gerente reclinándose hacia atrás en su asiento, Emilio y Felipe no lo podían creer, el gerente no les dio oportunidad de justificarse ya que él tampoco tenía opción o despedía a aquellos hombres o el despedido iba a ser él.
Emilio y Felipe salieron de aquel lugar con el corazón totalmente roto, con sus mochilas y con sus cheques de liquidación en las manos- ‘‘Bueno hermano, ¿te invito a comer? Digo, es lo menos que puedo hacer después de hacer que te despidieran’’- pregunto Emilio viendo tristemente a nuestro pequeño y abatido Felipe- ‘‘Acepto rotundamente’’- asintió Felipe resignado.
Felipe salió del restaurante donde Emilio le había invitado el almuerzo aproximadamente a las 6:00 pm, vio su reloj y vio que ya era muy tarde, que debía pasar por Susana, camino al apartado de remolques, Felipe ve a una niña siendo zarandeada por lo que parecía ser una loca, cuando se acercó un poco más logro divisar que se trataba de su propia madre maltratando a una pobre niña indefensa -‘‘¡Margaret, suéltala!’’- grito Felipe en medio de la calle y cuando finalmente logro liberar a aquella niña de las garras de su drogadicta madre no pudo tan siquiera pedirle perdón, solo observo que aquella niña salió corriendo despavorida <<Que día>> pensó Felipe mientras llevaba a su semi inconsciente madre a su hogar.
- ‘’Señora Oliva hola, ¿cómo se portó Susana hoy?’’- pregunto Felipe tratando de dibujar una sonrisa en su rostro mientras la señora Oliva abría las puertas de su remolque- ‘‘pues, se portó de maravilla como siempre’’- de repente la señora Oliva noto que Felipe no era el Felipe de siempre, que su sonrisa, aunque naturalmente contagiosa hoy se encontraba opaca y a medias- ‘‘cariño, ¿estás bien? – Pregunto la viuda, poniendo su mano cariñosamente en el hombro de aquel joven- ‘‘Sabes que, aunque no soy madre de ustedes dos, los quiero como si fueran mis hijos y tú puedes contar conmigo, Felipe- Felipe estuvo a punto de romperse, pero se recompuso rápidamente al ver a su pequeña –‘‘Hola Feli’’- salió de adentro de aquel remolque Susana dándole un fuerte abrazo a su hermano- ‘‘Hola, mi cielo. Escucha debemos irnos rápido porque tu cena se enfría ¿está bien?’’ - dijo en medio de aquel abrazo de oso, el muchacho a su amada hermana- ‘‘Gracias una vez más, señora oliva, le aviso cuando vuelva a necesitar que cuide a Susi’’- exclamo saliendo casi corriendo de aquel remolque el joven que no quería que terminaran de descubrir el dolor que llevaba por haber sido despedido << ¿ahora qué será de ti, Felipe?>> pensó mientras veía como su hermana cenaba viendo las caricaturas.
Después de aquel episodio realmente desafortunado la otra noche, donde Margaret había agredido a esa niña que Felipe desconocía, pero cuya mirada asustada y ojos realmente azules no sacaba de su cabeza la idea de que quería disculparse con aquella niña, sentía esa responsabilidad, pero después de ser despedido injustamente no tenía otra cosa en mente que ver donde podría buscar dinero o a quien le podría pedir prestado mientras encontraba un nuevo empleo. Mientras tanto los problemas para nuestro valiente Felipe no dejaban de llegar ya que después del incidente ocurrido la otra noche Margaret había desaparecido, Felipe se despertó el siguiente día para hacerle el desayuno a su hermana encontrando que su madre se había llevado la mayoría de sus cosas, aunque quedo desconcertado no sintió ni tristeza, ni dolor y aunque era la primera vez que Margaret se iba tanto tiempo llevándose sus cosas, tampoco le tomo mucha relevancia > pensó
Felipe decidió levantarse de su silla e ir a despejarse un poco antes que Susana regresara de la escuela ya que no quería que lo viese en ese estado, iría a tomarse un café para bajarse un poco la borrachera, ya que se había acabado media botella. Llegando a una cafetería del barrio vio que Santos estaba sentado tomándose un café en una de las mesas, así que decidió acercarse a platicar, ya que aunque no le tenía las mejores de voluntades a Santos, Felipe se sentía muy solo y de todas maneras Santos era su amigo desde que ambos eran muy pequeños- ‘‘Bueno por fin se nos cumplió ese café, viejo amigo’’- le dijo Felipe a Santos poniendo su mano en el hombro de este ya que Santos se encontraba sentado de espaldas-‘‘¡Felipe hermano, ¿cómo has estado?!’’- respondió con una gran sonrisa y bastante entusiasmo -‘‘Quisiera decir que bien, pero bueno…’’ – contesto Felipe desanimado, sacando una silla y sentándose en frente de Santos-‘‘¿y esa cara, Felipe? ¿Todo bien?’’– Contesto Santos haciéndol
Felipe se dirigió el siguiente día en la mañana al hogar de Santos luego de dejar a Susana frente al autobús escolar- ‘‘Adiós mi cielo, que hoy tengas un excelente día ¿vale?’’- le dijo Felipe a Susana mientras esta subía lentamente las escaleras del autobús –‘‘¿No me van a alejar de ti? ¿cierto, Feli?’’- pregunto Susana con voz apagada- ‘‘Júralo’’- agrego ésta mientras se detuvo en el último escalón mirando fijamente a su hermano –‘‘Te lo juro, ahora ve’’- contesto Felipe realmente seguro y firme en su respuesta, porque esa es la imagen que quería siempre darle a su hermana, que el siempre cumpliría las promesas que le hiciera a Susana, quería que ella supiera que siempre podría confiar en su hermano. De camino a casa de Santos, Felipe evito a toda costa pasar por el frente del negocio de los Vítale se sentía tan asqueado de sí mismo que hasta dudo en ir a donde su amigo, pero la necesidad tiene cara de perro, así que, aunque miles de dudas lo embargaran en ese momento, debía seguir e
Felipe se despertó bien temprano, ya que no había logrado dormir en toda la noche, pensando en cualquier eventualidad que se pudiese presentar durante el asalto, la ansiedad, los nervios y la culpa lo consumían por dentro, estaba tan ansioso que ni siquiera podía sostener la taza donde bebía café. Felipe se dirigió a la habitación de Susana, la despertó para llevarla a escuela, Susana alegremente se despertó, pero noto que su hermano estaba muy agitado y era algo raro en él ya que Felipe era un persona bastante serena- ‘‘Feli, ¿Estás bien?’’- Pregunto Susana mientras esta se sentaba en la mesa esperando que Felipe le sirviera el desayuno- ‘‘¡Si cariño, estoy bien!’’ respondió Felipe sirviéndole unos huevos revueltos a Susana, mientras Felipe pasaba el desayuno del sartén a el plato Susana noto que su hermano se había mordido las uñas de las manos hasta la cutícula-‘‘¿Por qué preguntas, cariño?’’- agrego Felipe dibujando una media sonrisa algo fingida en su rostro –‘‘Bueno, te comiste l
Aquel disparo sacudió los oídos del todo el barrio. El señor Giuseppe yacía en suelo de la entrada de su local boca abajo y la sangre empezó a emanar rápidamente a borbotones, cosa que hizo que ambos amigos se paralizaran de miedo –‘‘¡¿Qué hiciste, imbécil?!’’- exclamo Felipe quitándose la máscara y empujando a Santos –‘‘Cálmate ¿sí?, hay que irnos ahora ¿Dónde pusiste la bolsa?’’- contestó Santos sereno y calmado lo que confundió por completo a Felipe, ya que Santos no parecía sorprendido que aquella arma si estuviera cargada después de todo, cuando este le había prometido a Felipe que las armas no tenían balas –‘‘¡Santos, tú me dijiste que las armas no estaban cargadas!’’- respondió Felipe entre angustia y confusión, porque aunque sabía la respuesta obvia, también comprendía que su ‘‘amigo’’ lo había engañado –‘‘hermano, entiende que no me podía exponer así’’- contesto Santos –‘‘¡Eres una m*****a basura, mentiroso!’’- replico Felipe tomando a Santos del cuello y pegándolo contra la l
Luego de ser arrestado Felipe fue trasladado a la penitenciaria de la ciudad de santo Domingo, donde la señora Alfonsina viuda de Vítale interpuso la demanda por el homicidio de su esposo. El asunto es que, aunque Felipe había estado en el lugar de los hechos, el arma que el cargaba nunca fue detonada ni tampoco tenía balas, se supo que había un cómplice, pero nadie en el barrio pudo dar testimonio de quien se trataba y Felipe tampoco quería decir su nombre porque no era un soplón, además Felipe sabía que aunque implicara a Santos éste donde quiera que estuviese jamás seria encontrado, sabia esconderse muy bien y ya Felipe se había ganado el repudio y el odio de todos los de su barrio, así que en realidad el no puso tanta resistencia, ni emitió alguna queja, el solo acepto la culpabilidad de la que se le estaba acusando, ni siquiera solicito un abogado de oficio, porque sabía que tendría que acudir a juicio y Felipe no quería hacerle pasar por más cosas a la familia Vítale haciendo que
Eran las 9 am del año 2016 en la penitenciaria de Santo Domingo, una tormenta amenazaba con azotar las costas de esta ciudad turística. La lluvia no se hizo esperar y empezó torrencialmente a precipitarse en todas las superficies, los rayos y truenos retumbaban y hacían estremecer cualquier lugar. Felipe despertó agitado por el ruido de la tormenta lo que hizo que saliera de su litera casi dando un vuelco, faltaban sólo 24 horas para su liberación y este joven que ahora contaba con 30 años de edad, simplemente no podía creer que su larga espera ya había llegado a su fin.-‘‘Despierte señor Antonio, ya es hora de ir a desayunar’’- le decía Felipe a Antonio, quien había sido su compañero de celda por 12 largos años, el señor Antonio se encontraba en la litera superior y poco a poco se fue incorporando para lograr estirarse y bostezar –‘’Mañana es el gran día, hijo’’- le contesto a Felipe esbozándole un gran sonrisa –‘‘Así es’’ – contesto Felipe devolviéndole la sonrisa. En esos años Fel
Felipe había pasado todo el día anterior durmiendo ya que, nada se comparaba a estar en una cama realmente cómoda, espaciosa, al silencio, la paz y tranquilidad que se puede llegar a experimentar con una habitación para uno mismo. El día de hoy era un día particularmente especial para Felipe, se iba a reencontrar con lo único que amaba en este mundo, con lo único por lo que no se había dado por vencido durante tantos años, su hermana Susana, quien ahora contaba con 23 años de edad, ya era toda una mujer, su mentalidad habría cambiado eso era seguro lo que causaba un poco de ansiedad e incertidumbre en Felipe, pero intentaba no desanimarse ya que confiaba en las cosas que él le había transmitido a su hermana hace años atrás.Esa mañana el sol estaba particularmente incandescente y la vista que tenía Felipe desde su ventana hacía el resto del vecindario donde vivía Teresa se veía de ensueño, niños yendo con sus padres a tomar el bus escolar, personas trotando, perros con sus dueños pase