GIANNAEra un día «normal y corriente». De nuevo, me desperté en la misma cama que este hombre, por completo vestida, y apenas me moví él despertó. Sus ejercicios, mi desayuno, el trabajo… todo como debería ser, hasta que, por ahí las diez de la mañana, alguien tocó a la puerta.Al ver a la Princesa Laurice, bueno, al escucharla… no pude seguir con mis labores.—Quiero pedir tu permiso para quedarme en el Palacio por una temporada, y también deseo asumir algunas de las responsabilidades que me corresponder como la Princesa de Hiraeth, las que tú estimes que están al alcance de mis conocimientos. Prometo que estudiaré y me prepararé todo lo que sea necesario.Sus palabras fueron dichas con mucha decisión, y no pude evitar mirarla con los ojos bien abiertos y, al fijarme en Vik, me percaté de que le pasaba lo mismo. Él para nada se esperaba eso.—Tú… ¿hablas en serio? —inquirió con voz profunda con el cejo fruncido.Laurice, alta y con una postura impecable, enderezó la cabeza y contest
GIANNAAl día siguiente se vino el evento con la otra fundación donde, de nuevo, casi que me obligaron a vestir como si fuera una invitada más, y desde allí Vik tendría un almuerzo con miembros de diferentes ONG que se centraban en la inclusión de los ni.ños a la sociedad a través de la educación.Me sorprendió ver la preocupación que él le ponía al tema de los ni.ños porque no esperaba que fuese de ese tipo. Vamos, que malo no era, pero resultaba diferente cuando lo escuchabas hablar y te dabas cuenta de que iba en serio, de que no se trataba de simple protocolo institucional.¿A él no le gustaba ser el Rey? ¿No quería eso para su vida? Sin lugar a dudas nadie pensaría eso al verlo brillar delante de todos los demás con inusual destreza al encontrarse entre personas mucho mayores.En la tarde del tercer día de agenda, encendí el televisor de mi habitación mientras preparaba mi ropa para ir a darme un baño, y luego bajar a cenar a uno de los restaurantes de este hotel que, sin lugar a
GIANNA—Es cierto, no quería ser Rey, nunca lo he querido; sin embargo, no odio a las personas de mi país tanto como para dejar a cargo a alguien que sé que puede echar a perder, no solo mi arduo trabajo, sino el de mi padre, de mi abuelo y de todas las personas que lograron la independencia y la paz en Hiraeth. Llámalo lavado cerebral, pero no pero no puedo permitirlo.Solté un respingo y ladeé la cabeza.—La verdad es que no te entiendo para nada.Él dejó salir una risilla traviesa y alzó nuestras manos. Se adelantó un poco y besó por sobre mis nudillos.—Nací con un deber que no sé si detesto, porque nunca se me dio la oportunidad de saborearlo, solo me lo lanzaron encima y salieron a la carrera. —De nuevo se rio y resopló mientras volvía a su pose normal—. Pero también quiero hacer otras cosas en mi vida, y podré hacerlas con un poco de ayuda; sin embargo… primero debo asegurarme de que todo esté bien.—¿Hablas de lo que pasó con Peter? ¿Todavía no se sabe nada de eso?Vik negó co
GIANNA—¿Crees que debamos irnos, Gia? Ya tenemos como media hora aquí —murmuró Vik en medio del poco espacio que nos separaba.¿Tanto tiempo pasamos solo abrazados?—No quiero irme… eres muy cómodo y suavecito —musité en respuesta y lo apreté.Él soltó una risilla y acarició mis cabellos. Entonces, sentí su cabeza sobre la mía en un gesto de relajación profunda, una que seguía latido a latido de su corazón, con cada una de sus respiraciones.—¿Segura de que no te estás durmiendo?—¡Es tu culpa por ser tan pachoncito! —chillé por lo bajo y rezongué.Vik volvió a reírse, cómo me gustaba escuchar esa risa, y metió sus dedos en mi cabello hasta rozar el cuero cabelludo, cosa que regó corrientazos de placentera calma por mi sistema.—Bueno, no te puedes dormir aquí. Podemos ir al hotel, poner el aire acondicionado al máximo, nos metemos debajo del edredón y, como estarás muerta de frío, te sentirás mejor acurrucada contra mi pecho.Aquella propuesta era tentadora, claro que sí, y un liger
GIANNAAl despertar esa mañana, a pesar de haber tenido un buen sueño donde flotaba en las nubes de la felicidad, justo antes de chocar con una pared negra que marcaba el fin del camino, un ápice de dolor se regó por todo mi cuerpo. Y es que, sí, Vik era cuidadoso, muy cuidadoso, cuando lo hacíamos por obvias razones; sin embargo, la noche anterior quizás me pasé un poquitito de la raya.Mientras despertaba, sentí ligeros roces contra mi espalda que pronto identifiqué como besos, esos que siguieron hasta mis nalgas y subieron. Me removí un poco y suspiré.—¿No es muy temprano para eso? —murmuré bajito.Al instante escuché una risa, y alguien besó mi mejilla.—Es una hermosa forma de despertar, ¿no lo crees? Buenos días, querida Gia, ya es momento de levantarnos si queremos llegar a tiempo al evento de hoy.Cierto, el congreso.Resoplé y me moví en la cama para quedar boca arriba, y abrí los ojos por primera vez, encontrando a un varón pelinegro que, para mi sorpresa, se había afeitado
CAMERONA pesar de que todo parecía estar tranquilo, yo tenía muchas cosas en mente. Repartir mi escaso tiempo libre ya era complicado antes de tener más de la mitad de mis pensamientos destinados a una sola mujer, y ahora… era medio imposible.Trabajar como un investigador en muchas de las noches en las que no podía dormir, revisar muestras, comparaciones entre unas y otras imágenes y otras cosas más también se complicaba, porque cada que Gianna se quedaba en mi habitación yo dormía como un bebé.No era nada malo, para nada, pero no estaba acostumbrado a ser más o menos una persona normal.Y esa mañana no fue la excepción. Me encontraba recostado en la cama, apenas eran casi las seis, pero pocas ganas tenía de levantarme a entrenar, en especial porque la rubia que me abrazaba con pasión dormía como un plomo. Era tan hermosa.Yo era un idiota, no lo negaré, pero consideraba ser también muy suertudo al tenerla entre mis brazos. Hacía tanto tiempo que no me sentía tan a gusto con respir
GIANNA—¿De verdad estás bien? La gente está diciendo tantas cosas, Gianna…—Ya lo sé, Zoe… Vik, que digo, Su…—Está bien, no tienes que mantener las formalidades. Somos amigas, ¿no? Su Majestad no me exiliará por escucharte llamarlo «Vik».Era de tarde y, tras soltar una exhalación, me eché hacia atrás en mi cama, bueno, en la cama de Vik que me cedió mientras hacia su trabajo de oficina impostergable.—Es verdad… —murmuré—. ¿Estás trabajando ahora? Bueno, qué digo, si es martes y apenas son las once de la mañana…—Sí. La sesión está en pausa por un momento. Como no fuimos a Palacio, el Premier decidió asistir al pleno de hoy, pero la presión ha estado fuerte… Los socialistas no dejan de cargar contra él y la monarquía.—Mierda… eso me hace sentir mil veces peor —mascullé y chasqué con la lengua.—No tienes que sentirte mal por nada, Gia. Tú no hiciste nada malo, ellos sí. Es inconcebible que, en pleno siglo XXI, en un supuesto país del primer mundo como este, la gente todavía esté a
GIANNAVik no dejaba de decir que todo estaría bien, pero me bastó darle una mirada a las redes sociales para darme cuenta de que no era así. Mi nombre ya rodaba por todas partes, y gracias al cielo inhabilité todos mis perfiles nada más llegar a este país, porque si no de seguro tendría a un montón de gente acosándome sin sentido.Los seres humanos tenían la capacidad de ser bastante tóxicos.Cerca de las cuatro de la tarde recibí un mensaje de Zoe donde me preguntaba si podía venir a visitarme. Este era el Palacio Real de Hiraeth, no una casa cualquiera, pero apuntaba que no sería seguro que yo saliera y, tras preguntarle a Vik, obtuve un inesperado permiso que me puso muy contenta.Así pues, la rubia muchacha llegó a eso de las cinco y, tras pasar los controles de seguridad, mientras Vik estaba fuera en una cena de negocios con Tom y los demás, salvo Bruno, que me cuidaba a mí y a la puerta, ella se apersonó con algunas chucherías, una caja de dulces y una botella de champaña.Al v