GIAVik aceptó ir a almorzar con su madre, por lo que, tras completar algunos deberes, poco después de la una, salí de su despacho para ir a comer mi almuerzo. La señora Laila dijo que me guardarían mi comida porque en las tardes y las noches debía someterme al horario del Rey, por lo que ya no tenía apuros.Salí como si nada y crucé al pasillo. Ahí encontré a Mark, Markus Safin, que era otro de los cuatro guardias de confianza que le quedaban al pelinegro. Él era calvo y alto, pero no calvo natural, solo que le gustaba raparse por comodidad.—Oh, así que tú me cuidarás hoy —comenté con voz calma.Él me dio una tenue sonrisa y asintió con la cabeza. En mis días en Hiraeth entendí por qué sus escoltas eran tan importantes para Vik. Estos hombres, en especial Thomas, Donovan, Matthew, Markus y… Peter, eran entregados, leales y muy simpáticos al trato, al menos hacia mí y con la mayoría de los empleados de la casa.Los sentía como una familia entre todos ellos, y eso era más que destacab
GIANNALaurice y yo continuamos comiendo y hablando ya de otros asuntos. Por ejemplo, supe que acababa de terminar con su novio de la preparatoria y, como estaba triste y se sentía deprimida, le pidió permiso a su madre para venir a su antiguo hogar. Supe que quería acercarse a Vik, aunque no lo manifestó demasiado, y que le faltaban unos meses para terminar su posgrado y se encontraba en el trabajo final.Ella no se desempeñaba en los negocios familiares, sino que hacía lo que siempre quiso, centrarse en la biología y en el estudio de su pasión. Eso también me hizo preguntarme qué deseos tendría Vik con su propia vida que fue incapaz de cumplir al tener que subir al trono.Después de terminar la comida con un postre de chocolate, a eso de las dos de la tarde, ambas salimos con Mark siempre escoltándome, cosa que no pasó desapercibida por la muchacha.—¿Por qué él te sigue? ¿Acaso estás vigilada porque hiciste algo malo? —inquirió y le dio un mirar de reojo al susodicho.—No. Vik, qui
GIANNALa palidez se extendió con gran extrañeza en su rostro ante mi pregunta y, al tiempo, un ligero puñal se enterró en el fondo de mi corazón al darme la certeza tras pronunciar ese nombre.Vik prensó los labios con ligereza y suavizó su mirada.—La tenemos… —susurró con cierta inseguridad—. Si le quitas la parte de verse una vez al año, sí… ella y yo fuimos un poco así, es lo que creo —musitó y soltó un respingo.Abby era una chica, fue pareja del hombre que tenía delante.—¿Fue quien te engañó, te engañó o te dejó?—La que me dejó —respondió él con suma decepción y frunció los labios.Darme cuenta de que esos sentimientos por otra mujer aún lo recorrían, hizo que mi pecho se apretara en un gran nudo que me impidió respirar por unos segundos. Él no la había superado, entonces, ¿qué pintaba yo aquí?—Pero no me gusta hablar de eso porque… fue difícil —murmuró por lo bajo y apenas alzó la vista.Tenía que ser comprensiva en medio de todo esto, ¿no? Después de todo, de cierta forma
GIANNA Una ligera brisa revoloteaba alrededor. Era fría, sí, debía serlo por la hora de la noche, pero yo no podía sentirla, pues me encontraba envuelta en un halo de regusto, de calma y de pasión de la que ni loca quería salirme. Vik se separó apenas y delineó mi mejilla con mi pulgar con delicadeza. —Gia, ¿te gustaría dormir conmigo esta noche? —preguntó muy calmo y en voz baja—. Pero no pienses en nada raro, solo dormir, ¿está bien? Fruncí el cejo al instante y no evité preguntar: —¿Solo dormir? —¿No estás cansada? Ha sido un día largo, no deberías forzarte —comentó él y siguió acariciando mi mejilla tras separarse un poco más. —Entiendo, pero, ¿tú estás cansado? —Sí, aunque no tanto. —Se encogió de hombros. —Entonces… —¿Es que quieres tener se.xo? —interrumpió el otro, dejándome en blanco. Volteé enseguida a un lado, consciente de que ese hombre vio a través de mí por completo, y tuve que esperar largos segundos para poder enfrentarlo, aunque con cierta timidez. —¿Tu no?
GIANNA—Hmm… eso se siente bien —murmuró Vik mientras echaba su cuerpo hacia atrás con ligereza.Hacía unos minutos que mi lengua jugaba con su erección a placer, aunque recién comenzaba lo bueno.Sus ronroneos ocasionales me incitaron a avanzar un poco más y, para cuando pude dejarlo entrar hasta la mitad, sin dejar de mover la mano y acariciar también el resto de su parte baja, soltó un fuerte respingo que me sirvió de aliciente para continuar.—Gia… tu lengua es genial… —masculló con voz ronca.Escucharlo decir eso me llenó de más ánimo y lo dejé ir un tanto más lejos y hasta el final, aunque sentía que, más que ahogarme, era como si todo en mi garganta se cerrara; no obstante, no detuve la lengua y me quedé por unos segundos, hasta que salí dando bocanadas fuertes en busca de aire mientras mi mano aumentaba el ritmo y, al mismo tiempo, sus gruñidos aumentaban más y más en volumen.Alcé la vista para mirarlo, y encontré a un Vik con la cara enrojecida y los ojos fijos en mí y en lo
CAMERONMi padre era un hombre que amaba la disciplina, pero también relajado, amable y divertido. Mis mejores recuerdos de él son los dos en la azotea del palacio cada noche que le era posible, mirando las estrellas a través de uno de sus telescopios y, sin lugar a dudas, uno de los momentos que más rememoro fue cuando, a mis cinco años, me regaló mi primer telescopio.Creo que ese fue el inicio de todo.Papá amaba a mi madre, al cielo, a mi y a mis hermanas y al país, en ese orden, pero se vio obligado a cambiar sus prioridades en el momento en el que su propio padre murió de manera inesperada. El país pasó a ser el primero, y todos los demás sufrimos las consecuencias de eso. Quizás habría sido más fácil si hubiésemos sido jóvenes, pero no… apenas éramos ni.ños, y mamá era una fiera mujer preocupada por ser una buena esposa y referente de los negocios familiares, y se comportó como una Reina ejemplar. Amaba tanto a sus hijas, papá también.Pero… ¿qué sucede cuando solo sientes cari
CAMERON—¡Oh, lo siento, iba a tomar mi copa y solo se me resbaló! —exclamó fuerte Rosemarie.Me levanté de golpe de mi asiento al darme cuenta de que su vino tinto ahora me escurría por todo el pantalón.—¡¿Pero qué te pasa?! —exclamé sin poder evitarlo y me eché hacia atrás.Ella puso una expresión retorcida que trataba de parecer pena y sorpresa, pero pude ver fácilmente detrás: no le gustó que Lau hablara de invitar a Gia, mucho menos que fuese aceptado.Dios… ¿por qué tenían que existir personas tan superficiales en el mundo?, ¿por qué tenía que volver a encontrarme con una mujer que pensaba que esto era una novela de drama o algo parecido?—¡Yo no…!—¡Vete de aquí, por favor! Ve a comer a otro lado, lejos de mi vista —exigí con voz y semblante duro.La pelirroja abrió los ojos de par en par y tragó entero; sin embargo, eso se le pasó al instante.—¡Solo se me derramó el vino! Ya dije que lo sentía, ¿de verdad vas a correrme por eso?—¡Sí! —contesté fuerte, ignorando que volvió a
GIANNACuando volví de mi almuerzo, me encontré con que Vik tuvo que ir a cambiarse por un altercado ocurrido mientras almorzaba con su hermana y Rosemarie en el ala de invitados. Se dio el cambio de turno entre los guardias y me quedé trabajando, con Matt que cuidaba la puerta de la oficina.El neerlandés era complicado, sin embargo, Vik me había dejado algunos pendientes en ese idioma para que me fuera familiarizando más con él; obviamente, él tendría que revisar lo que hiciese a su regreso, pero tampoco lo veía imposible. El pelinegro dijo que, como sabía inglés y francés, un tercer idioma me sería mucho más fácil de entender y, sí, tenía razón.Seguí con lo mío hasta eso de las cuatro de la tarde. Como se suponía que debía esperar por la agenda de Vik para tomar mi cena, decidí que lo mejor era ir a la cocina a buscar una merienda, por lo que salí de la oficina rumbo allá a por unas galletas y un jugo.En cuanto me dieran mi sueldo completo, porque tuve un adelanto para gastos per