Litza Cooper

Los días en la casa comenzaron a volverse tenso, nos encontramos en el desayuno, Darek se mantiene en silencio y nadie habla de lo sucedido, sin embargo, se puede sentir la tensión asfixiante y como madre de cuatros jóvenes con habilidades únicas puedo intuir que las gemelas hablan a través del pensamiento con sus hermanos tratando de mantener sus rostros lo más calmado para evitar que nos demos cuenta, no obstante, soy su mamá y conozco sus pasos.

—¿Podrían expresarse en voz alta? —interrogo mirándolos, Darek coloco su mano en mi pierna que ni siquiera me había percatado que muevo.

—Nadie quiere organizar al menos un plan para detener a este tipo —soltó Kalen con su ceño fruncido—. Somos cuatro híbridos —expreso como obviedad.

—Hablamos eso, Kalen —le dijo mi esposo mirándolo con seriedad.

—Nunca lo sabremos sin comprobarlo —expreso con cierta molestia.

—¿Te estás escuchando? Puedes morir, maldición, ¿es quieres romperle el corazón a tu madre y tu familia solo por