–¡Catalina! ¿A dónde vas? – gritó Taylor, recuperando la normalidad de su respiración. La mujer lo escuchó, sin embargo, no se detuvo a explicarle lo que estaba pasando, lo único que deseaba Catalina era salir del radar de aquel hombre. Ella no estaba segura de que ese fuera uno de los muchos matones de su esposo, pero tampoco estaba dispuesta a averiguarlo por las malas, asi que lo mejor era abandonar aquel salón que ya estaba envuelto en el caos suficiente.Taylor se quedó con el ceño fruncido viendo como la chica salía de allí, pero por desgracia en ese momento tenia asuntos mas importantes de los que debía ocuparse. –Quiero que saquen a todo el mundo de aquí – pidió la reina, que estaba dividida entre dos sentimientos muy contradictorios, el pesar y la rabia – ¡Ya me escuchaste, Taylor! No quiero que nadie mas presencie de este espectáculo.Enseguida, los guardias obedecieron las indicaciones de Taylor y comenzaron a desalojar la mansión, ya habían quedado en suficiente ridícu
La reina continuaba tratando de tranquilizar a Vivian que no había dejado de llorar.–Tomate esto, te hará bien – ella le dio una tacita de té.Lo cierto era que Alise no aprobaba el comportamiento de su nuera, sin embargo, tambien le dolía verla en aquel estado tan penoso, Vivian era una mujer que había tenido que atravesar por muchos traumas en su vida, la perdida de sus padres y después de su hermana, eso siempre había despertado la compasión de la mujer, quien en ese momento se imaginaba el dolor de la chica al estar perdiendo tambien al esposo y único hombre del que Vivian siempre estuvo enamorada.–¿Por qué lo hiciste? – le preguntó la reina, una vez que la chica pudo dejar de llorar.Vivian planeó la respuesta muy bien en su cabeza, se encontraba al filo de perder la vida que tanto trabajo le habia costado conseguir. –Yo pensé que estaba embarazada – reveló – cuando estuvimos en nuestra luna de miel me sentí muy mal y la enfermera del hotel dijo que era probable que estuviera
–Firme aquí, por favor – dijo el abogado de Benjamin a Vivían que estaba en la oficina del hombre firmando los papeles del divorcio.Vivian miró a Benjamin mientras una lagrima corría por su mejilla – ¿Estás seguro de esto? – insistió ella, esperando que por alguna razón del destino él cambiara de opinión. Benjamin asintió – mas seguro que nunca – aseveró.Vivian apretó los labios y firmó con la mano temblorosa sobre aquel papel que acabaría con la relación de ellos dos. Era solo una firma, una simple caligrafía encima de su nombre, sin embargo, Vivian sentia que su alma se iba con aquella escritura. Ella era consciente de que en ese momento estaba en una posición incluso peor de la que estaba antes cuando Benjamin no se interesaba amorosamente en ella, porque por lo menos en ese entonces, tenia su aprecio, pero todo eso se había ido al caño con las mentiras de Vivian.–Bien, con esto se da por terminado el trámite – anunció el abogado – oficialmente estan divorciados.Pasaron alrede
Aquel dia pasó demasiado rápido para Benjamin y Catalina, como si de repente el reloj estuviera por fin jugando a su favor, recortando los minutos nada mas para reunirlos mas rápidamente. Ambos estuvieron excitados y emocionados por la noche de aquel dia, por fin se verían cara a cara, libres de ataduras e impedimentos. Después de todo lo que habían vivido, por fin eran capaces de tomar decisiones sin pensar en nadie mas que en ellos mismos.Esa tarde, Rose acompañó a Catalina a comprar un vestido para usar esa noche, llevaba un tiempo trabajando y había ahorrado un dinero que le permitía darse un lujo de vez en cuando. Algo dentro de su cabeza le decía que haber comprado aquel vestido rojo ajustado era una buena idea. Valdría la pena.Poco antes de que el reloj marcara las siete de la noche, ya Catalina estaba perfectamente arreglada, el vestido le ajustaba como un guante, los tacones resaltaban sus piernas blancas y tonificadas, y su maquillaje hacia lucir los rasgos más bonitos de
–¿Que? – ella frenó donde estaba, deteniéndose por las palabras que Benjamin acababa de soltar.–Que te elijo a ti. Por encima de todo, te elijo a ti, no sé que demonios acaba de pasar allá adentro, pero vámonos de aquí y vayamos a otro sitio, déjame llevarte a algun lugar en donde solo estemos los dos – el príncipe estaba comenzando a desesperarse para no perder la atención de Catalina.Se sentia ridículo, quizá haberla llevado allá no había sido la mejor de las ideas, tal vez debió elegir otro sitio. Él queria que aquella noche fuera especial y sin embargo no lo había conseguido. No habían tenido la posibilidad ni de disfrutar el plato fuerte.–No – entre más pensaba al respecto más cuenta se daba que aquello que estaba pasando era solo un sueño del que tarde o temprano terminaría despertándose y catalina sabia muy bien lo doloroso que solía ser ese proceso – creo que debemos dejar las cosas como están – ella titubeo, decir aquello le costaba demasiado – deberíamos volver a nuestras
Esa noche, Catalina llegó a casa con el corazón más roto que nunca, se sentia estúpida por creer que las cosas serian diferentes y que por fin iban a poder estar juntos, esa esperanza que ella seguía albergando en su corazón acababa de hacerse pedazos, pero era más difícil entonces, porque algo le decía a la chica, que se trataba del destino y no de las situaciones particulares que estaban viviendo. Catalina tendría que resignarse a que así serian las cosas siempre, nada iba a cambiar y no habia peor cosa para ella que extrañar algo que nunca sucedió.–Catalina, ¿Estás bien? – Taylor habia llegado a casa y se había extrañado al no encontrarla ahí, asi que estuvo esperándola todo ese tiempo.–Si – ella se limpió la cara, le daba vergüenza decirle a Taylor una vez más que su corazón se habia vuelto a romper por culpa del mismo hombre – estoy bien – aseveró, pero Taylor la conocía demasiado como para saber que eso era una mentira.–Catalina… – él se puso en pie y fue hasta donde ella est
–¿Quién es Catalina Alcott? – preguntó Vivian después de darle un sorbo a la copa de vino que Héctor llevó para ella hasta el silloncito donde estaba sentada.Antoni se frotó la barba y tragó saliva, los movimientos de Vivian lo tenían como a un idiota. Él no era un hombre que se dejara impresionar de cualquiera, de hecho, eran muy pocas las mujeres que llamaban su atención, sin embargo, ella tenia algo de intriga y misterio que lo estaba enloqueciendo. Al mismo tiempo, no podia dejar de pensar que Vivian era algo torpe y poco ambiciosa. Una mujer como ella podia tenerlo todo a sus pies, si lograba susurrarle sus planes al oído entonces ambos podían quedarse con la isla de Bratva. Gobernar y hacer pagar a Catalina y Benjamin por las ofensas a ellos dos. –Es la hija de uno de los lideres de la mafia italiana, Catalina lleva en su sangre la mafia, por eso me casé con ella, porque me aseguró un heredero digno – alguien que tambien podia darle a su padre, el hijo que tanto le estuvo pi
–¿Taylor vendrá a recogerte esta noche? – preguntó Rose a Catalina que estaba terminando de limpiar las mesas.Había sido un dia largo y agotador y la mujer queria descansar, le dolía la cara de tanto sonreír a los clientes, a pesar de eso, tambien estaba satisfecha, últimamente su vida trascurría con total normalidad y paz, no habia tenido noticias de Benjamin, cada vez era mejor en el trabajo, tanto que Rose le estaba enseñando algunas recetas para que ella cocinara, su amistad con Rose la mantenía con los pies sobre la tierra, y lo mejor de todo era que no había dramas a su alrededor.Estando lejos de la monarquía Catalina era solo una mujer del común, alguien que escapó de Italia para volver a empezar. Habían pasado ya mucho tiempo después de la coronación y algunos otros después de aquella noche en el restáurate con Benjamin, y a pesar de que aquel recuerdo seguía lastimándole el alma, ya no le afectaba como antes, ella tenía la firme convicción de que las cosas eran asi por una