PasadoCuando Isobel se observó su reflejo, no podía creer lo que veía. No cabía en su mente como alguien podría realizar el vestido que llevaba puesto con sus propias manos. Sin la ayuda de algo tan simple como una máquina de coser o de bordar. Era arte, puro y simple. Gracias a que Graham había conseguido a uno de los mejores diseñadores de Escocia en su tiempo, estaba usando algo por lo que su madre estaría delirando. Eso normalmente no le habría importado, la verdad era que toda la vida había estado preparándose para discutir con ella por la ostentosidad de su vestido de novia, la vieja Isobel exigiendo algo más sencillo, pero ahora no podía imaginarse a sí misma usando algo diferente para llevar el día de su boda a pesar de que la prenda estaba claramente muy arriba de sus bajas y simples expectativas.Las mangas eran de una especie de encaje blanco de flores en la parte superior. La inferior, al igual que el resto del vestido, estaba hecha de satén. Este se apretaba en su cintur
Ya en el salón, Isobel no pudo evitar dejar de lado su tristeza mientras disfrutaba la manera en la que los escoceses celebraban. Si bien era cierto que sus genes gritaban que era una inglesa, había nacido y crecido en Escocia, por lo que tenía tanto el estómago como los pies para sobrellevar la cantidad de cerveza artesanal y bailes que la ocasión ameritaba. Debido a que su repentina boda había despertado el interés de muchos, casi toda la nobleza de Edimburgo y los miembros más resaltantes de los clanes más importantes de Escocia se encontraban en el salón. Todos ellos tenían curiosidad sobre la identidad de la mujer que había ocasionado que Graham MacAllister saliera de su retiro espiritual, así que todos querían compartir una pieza con ella. La reunión marchó relativamente sin problemas hasta que Isobel confundió a uno de los invitados con Graham, quién se encontraba distraído discutiendo y riendo con su abuelo y otros Sir de clanes cómo hacia bastante tiempo que no lo hacía. Al p
Isobel contemplaba a Jonathan y a Graham desde el umbral de una de las habitaciones de huéspedes de la villa de este último. Graham estaba sentado en el mueble de terciopelo de uno de los grandes ventanales de la alcoba, un vaso lleno de cerveza artesanal en su mano. Junto a ellos estaba un reconocido médico de la ciudad, quién permanecía inclinado sobre Jonathan, el cual estaba recostado y dormía profundamente en uno de los laterales de la enorme estructura de madera y hierro. Una vez el extraño se incorporó, les dijo su estado.─Solo está demasiado bebido. Preparen para él un caldo cuando despierte ─informó, extendiendo su mano para apretar la de Graham cuando este se levantó y caminó hacia él para atenderlo y escuchar sobre el estado de Jonathan─. Me temo que después de todo lo que sospecho que bebió, deseará no haber nacido, pero estará bien.Graham asintió en su dirección, una extraña mirada de alivio en su rostro que Isobel notó durante el par de segundos que duró, puesto que de
Isobel sentía que todo el mundo sabía lo que había ocurrido en la habitación de huéspedes de la villa de Graham mientras caminaba con una sonrisa fingida e inestable en el rostro entre los invitados de su boda, por lo que sus mejillas estaban sumamente rojas. Y es que a pesar de sus intentos por borrar el desastre que Graham hizo de ella, su cabello despeinado y su evidente apariencia posterior al sexo, el sexo más desenfrenado que hubiera tenido en su vida, no había podido borrar su mirada satisfecha y soñolienta y la marca que había dejado Graham en su escote y ella había intentado disimular, en vano, con talco. Pero pese a que todos estaban en lo cierto al sospechar que los novios habían aprovechado la distracción que ocasionó el padre de Graham para consumar su matrimonio de manera rápida y salvaje, estaba segura que ninguno de ellos se imaginaria dónde lo habrían hecho.O junto a quién.No había bebido cerveza durante el transcurso de la celebración para que sus sentimientos se e
PresenteDuncan abrió la puerta de su hogar para Leslie una vez llegaron a su apartamento. Habían pasado tanto tiempo juntos que ni siquiera se podía imaginar cómo sería llegar a su casa y no encontrarla en ella. No comer su comida casera o sentir su presencia, la cuál se caracterizaba por ser tranquila y relajarlo. Leslie suspiró mientras caminaba por el sitio que ya sentía su hogar mientras finalmente se dejaba derrumbar por lo difícil que había sido ir al castillo de los MacAllister y darse cuenta de cuánto odiaba estar ahí. De que no quería regresar, pero tampoco quería dejar a su madre atrás con ellos y su triste vida como sirvienta.Eso la destruía.Intuyendo el conflicto que vivía, Duncan se adelantó hacia ella y la estrechó entre sus brazos con fuerza, un abrazo que Leslie correspondió con torpeza. Su corazón latía cien veces más rápido de lo que usualmente lo haría de estar agitada, por lo que su pecho era víctima de una dolorosa y cálida opresión que se incrementó, al punto
Sin poder soportar mucho más su nobleza, Leslie decidió rendirse a ella. Separó sus labios para recibir su lengua cuando alzó la cabeza para besarla. Cada porción del cuerpo de ella se encontraba en contacto con el suyo. Duncan estaba disfrutando como nunca antes lo había hecho, sintiendo una conexión con alguien más que nunca antes había sentido, ni siquiera con Isobel. Al sentirla estremecer sin control debajo de él y sus piernas rodeando su cintura, llevándolo a ir más hondo, finalmente se dejó llevar por el éxtasis, derramándose en su interior como un adolescente inexperto, puesto que había durado poco más de diez minutos dentro de Leslie y eso era muy poco para él.─Mmm... ¿mi señor?Sus mejillas se sonrojaron cuando finalmente consiguió las fuerzas para levantarse y mirarla. Había estado aplastándola con su peso, por lo que era un milagro que aún respirara. No era robusto, pero Leslie era la mujer más frágil y delicada que hubiera conocido jamás. Isobel se habría reído de él por
Duncan tardó más de veinte minutos en encontrar a Leslie. Estaba listo para llamar a la policía cuando recordó que con quién tenía que comunicarse era con Arthur, puesto que no podía llamar la atención en lo referente a ella y los MacAllister eran como una especie de guardianes de las viajeras en el tiempo. Cuando por fin sus ojos se fijaron en ella, había regresado al estacionamiento, la había estado buscando en las adyacencias boscosas del restaurante, y Leslie estaba acurrucada contra su auto deportivo. Se abrazaba a sí misma, su mirada puesta en todo menos en él. No soportaba ni siquiera la idea de verlo.Soltó un suspiro de alivio e intentó acercarse a ella, pero esta mantuvo sus ojos lejos de él y se alejó cuando alzó la mano para tocarla. Sintiéndose mal por la manera en la que seguramente había malinterpretado la situación o por cómo pudo, sin querer, atentar contra sus principios, se conformó con el hecho de que entrara a su Audi cuando abrió la puerta para ella y se dijo a s
Duncan no pudo soportarlo más. Ante sus palabras inclinó el cuerpo hacia adelante y juntó sus labios con los suyos de nuevo, solo que esta vez la besó de manera hambrienta. Como si no pudiera respirar si el oxígeno no proviniera de su boca, la besó mientras sus manos buscaban el dobladillo de su vestido. Leslie enredó sus dedos sobre su nuca y alzó las caderas para facilitar que le bajara las medias y la ropa interior lo suficiente para lograr su cometido, Duncan ajustándose entre sus piernas.Una vez entró en ella, ambos dejaron escapar un gemido de placer. Duncan permaneció quieto un momento, pero empezó a moverse tras sentir que la rubia se había ajustado a su tamaño. A diferencia de su anterior encuentro, este fue rápido y desenfrenado, pero no por ello menos especial. Duncan escondió el rostro en el cuello de Les mientras embestía una última vez contra ella, llenando su cuerpo con su semilla espesa y cálida.Ella lo miró con expresión risueña cuando finalmente alzó la cabeza.─Pa