Los ensayos de Duncan en el teatro eran cada vez más extensos y continuos porque su temporada de aparición sobre el escenario estaba a punto de llegar, por lo que cada vez él y Leslie pasaban más tiempo separados y ella y su maestro de piano más tiempo juntos. Pese a que la mayoría de las veces que se iba de casa habían mujeres de servicio ayudándola y haciéndole compañía, Duncan y ella habían acordado decirle a todos que había sido parte de una especie de comunidad amish para que se le fuera más fácil relacionarse con las demás personas, él había contratado a Lincoln para que le diera horas extras de clases con el fin de que su mente se mantuviera distraída al cien por ciento en su ausencia. Pese a que todavía sentía un tirón en su pecho al no encontrarse con él todo el día, funcionaba debido a lo mucho que amaba la música y lo ansiosa que estaba por aprender más de ella.Realmente apreciaba que Duncan hubiera hecho esto realidad por ella. Que la animara a cumplir sus sueños.Cuando
A pesar de que la advertencia venía e un hombre que traía mallas bajo su abrigo, Lincoln se la tomó en serio asintiendo. No podía creer lo que había hecho. Había cruzado una fina línea tras la cual ya no podría volver a estar y había traicionado la confianza de Leslie por nada, puesto que esta jamás lo correspondería. Tras ver la mirada de desolación en su rostro cuando la besó y cuando se dio cuenta de que su empleador lo había visto, lo sabía.No había sitio en su corazón para nadie más.—Puedo devolverle el dinero y dejar de darle clases a Leslie, si se siente incómodo.Duncan negó.—Me preocupa más como se sienta ella.—¿Qué quiere decir?—Que mi chica merece lo mejor y solo lo mejor, lo cual desafortunadamente eres tú, no un hombre mayor o una mujer de la que no tenga que preocuparme, y mientras ella no se sienta incómoda en tu presencia, lo seguirá obteniendo. —Sin más, se dio la vuelta. Ya había perdido el tiempo suficiente con él. Quería ver a la rubia y consolarla. Asegurarle
La madre de Duncan, Elizabeth, rodeó con los brazos a su hijo tan pronto como apareció del otro lado de su puerta. A pesar de que se habían encontrado en Edimburgo unas cuantas veces para almorzar con él a solas, ya que Leslie por lo general sufría de dolores de cabeza cuando salían y había mucho ruido en las calles, por lo que solía preferir quedarse en casa, tenía días sin verlo. Seguía preocupada por él por cualquier efecto grave que la muerte de Isobel pudiera ocasionar en su príncipe dorado, pero hasta los momentos no parecía sufrir de ningún tipo de depresión.Leslie nunca sabría cuán agradecida estaba con ella por ello.La pequeña chica de cabello dorado, el ángel rubio, como había empezado a llamarla dentro de su mente, era el motivo principal de las sonrisas de su hijo y aunque todo entre ellos iba de manera apresurada, no podía hacer nada al respecto salvo estar agradecida por la luz que trajo a su vida en su momento más oscuro. Como madre siempre estaría en deuda con ella.
Ante sus palabras, sus rodillas se sintieron débiles y todo, salvo el rostro de Duncan al atajarla, imagen que duró unos segundos en su mente, quedó en negro. Este la atajó antes de que existiera un riesgo real de que pudiera lastimarse impactando contra el suelo.La reacción de Elizabeth ante el embarazo de Leslie se debió a que estaba tan feliz con la noticia, lo cual había estado esperando que sucediera desde que su hijo se convirtió en un hombre, deseando ser abuela y tener un bebé para malcriar en sus brazos nuevamente, que corrió al salón para empezar a llamar a sus amigas y organizar una fiesta, esa misma noche, para celebrar la noticia. Sería una fiesta íntima y familiar, pero se esforzaría en hacerla hermosa como cada uno de sus eventos. Se abstuvo de invitar a la madre de Isobel, Faith, porque no estaba segura de cómo reaccionaría ante la noticia ya que Duncan y ella habían estado a punto de casarse y no quería echarle sal a la herida.Su hijo al principio había estado en co
PasadoIsobel reaccionó a las palabras de Francis quedándose sin aliento.─¿Muriendo? ─preguntó, su estómago hundiéndose ante la idea de volver a pasar por la misma experiencia siniestra para regresar: el dolor indescriptible, la oscura profundidad y el inevitable vacío que la engulló hasta que todo a su alrededor desapareció, quedando ella y nada más.Francis asintió.Aunque había tenido un debate interno sobre si contarle o no esa historia a Isobel, finalmente había optado por hacerlo porque ella merecía ser consciente de todas las alternativas y opciones a su alcance.─Es la única manera que no ha sido probada del todo ya que Jonathan llegó a tiempo para impedirlo, pero que podría funcionar ─susurró, agachando la mirada─. Después de eso huyeron y se casaron, manteniéndose a escondidas hasta que Graham nació y se dieron cuenta, al presentarlo con Sean, que ya el escándalo de ellos dos juntos había pasado. Realmente la amaba. Su mirada cuando Haidee estaba con vida es muy diferente a
Por el resto del día Isobel a penas fue capaz de ver a Graham a los ojos. Aunque era buena ocultando cosas y moldeando la verdad a su conveniencia debido a su profesión de abogada, por algún motivo no era capaz de mantener su conciencia tranquila en lo que se refería a esconderle la sospecha de su embarazo; pese a que pensaba que estaba haciendo lo correcto ya que no quería darle lo que tanto había estado pidiendo a gritos que quería durante los pasados días y luego arrebatárselo diciéndole que solo era un malestar gastrointestinal.El té que Claire le preparó la había ayudado bastante a recomponerse, pero todavía seguía cansada, así que huyó a su habitación a penas la comida terminó y se encerró en ella para descansar, pasando también de la cena. Sean había secuestrado a su esposo para hacer un recorrido por sus tierras, así que Graham no vino a ella hasta después de que se sirvió la última comida porque había tenido que atender a unos miembros importantes del clan. De no ser por ell
Isobel parpadeó, sin poder creer que ese hombre fuera tan cínico como aparecerse en las tierras de su familia luego de tanto tiempo ausente a la vez que Graham también lo hacía. Era como un cáncer sin cura del cual su esposo no podía deshacerse hiciera lo que hiciera. Tras vestirse con un vestido azul cuyo corsé ordenó que no apretaran demasiado y dejar su cabello mojado suelto sobre sus hombros para que se secara más rápido, se echó un vistazo al espejo de metal y sonrió mientras acariciaba su vientre con sus manos. Esperaría un par de semanas más antes de darle la noticia a Graham, cuando estuviera segura. Ya que hacía un día frío, cubrió su cuerpo con una capa de piel antes de bajar al salón.Mientras descendía las escaleras, se sorprendió a sí misma con el hecho de que después de haber pasado casi todo el día anterior durmiendo, parecía haber hecho las paces con la idea de ser madre cuando nunca se habría imaginado a sí misma teniendo hijos antes de los treinta.Al entrar en el co
Tenía mucho que hacer, así que pospuso temporalmente sus encuentros con Alice y Francis para empezar con los preparativos del baile. Solo tenían dos días para ello, por lo que se dedicó a ayudar a la servidumbre con la limpieza del salón mientras pensaba en cómo haría la decoración sin la ayuda del sofisticado equipo que su madre solía contratar para que hiciesen la visión dentro de su mente una realidad. No era primavera, por lo que no tenía nada salvo hielo y nieve para ambientar el salón debido a la ausencia de flores durante esta estación.Acababa de desempolvar una de las cortinas cuando Sean asomó su cabeza plateada en el enorme salón de baile, mirando con algo de horror cómo la esposa de su nieto estaba sentada en el suelo, fregándolo como una sirvienta. Sin dudar, la instó a levantarse cuando estuvieron cerca. Se aclaró la garganta antes de hablar a pesar de que ella ya le estaba prestando la suficiente atención.─Graham mencionó lo infeliz que fuiste el día de tu boda debido