Capítulo 23
Norman Stone

No sé lo que estoy haciendo, pero si sé lo que estoy sintiendo. Y tal como me dijo mi mamá alguna vez, no se puede huir de lo que se siente.

No tengo idea de si eso es bueno o malo, pero lo que sea, pretendo solo vivirlo sin temer remediarlo.

Con Dora subimos al auto y por más absurdo que suene, la profesora se cuela con nosotros porque la lluvia es más fuerte justo en el momento. En el camino no suelto la mano de Dora ni un solo segundo, porque ya no quiero más de ese vacío que se siente cuando ella no está cerca de mí. Además de que así dejo las cosas claras para ambas, especialmente para mi vecina que se ha tomado atribuciones que no tiene y a Dora para que no le quede dudas que entre la susodicha y yo no hay nada.

Durante el trayecto, ni Dora ni yo decimos nada, excepto Beatriz, que no ha dejado de hacer preguntas todo el tiempo. Preguntas que quedan al aire porque a ninguno nos nace contestar o hablar con ella.

Una vez en el edificio, ella sube a su departamento, que
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