Pandora Muller —No pasó nada —Repito por enésima vez. Lucy me da un golpecito en el hombro mientras ríe y niega. —Lo prometo, amiga.—No puedo creer que tengas la capacidad de resistirte a un hombre como ese, Dora. O estás mal de tu cabeza, o te volviste lesbiana, o ambos.—El sexo no lo es todo en la vida, amiga. Hay otras cosas que puedes hacer con la persona que amas —Replico y ella me mira con los ojos achinados, desconfiada. Llevo mi mano a la boca al darme cuenta lo que acabo de decir. Pero bueno, ya lo dije, ya no puedo hacer nada para volver el tiempo atrás. El alcohol me está haciendo decir cosas que no debo.—Si, el amor es algo jodido —Carraspea un poco para disimular mi metida de pata tan grande. —Pero ha pasado una semana desde que volvió, supongo que algunos toqueteos y ganas no faltaron. Conociendo lo explosivos que son cuando están juntos, la cosa debe estar que arde cada vez que se ven.—Te equivocas —Desestimo con las manos. Y no miento. Por más increíble que parezca
Pandora Muller «Está loco» es lo primero que pienso cuando me ordena eso, pero cuando noto la seriedad y la lujuria en su rostro, sé que habla en serio.¿Sería capaz de tocarme frente a él hasta llegar al orgasmo? No estoy segura, pero si sé que es una deliciosa locura. Esto nunca me había pasado por la cabeza y, aunque suene ilógico y tonto, empiezo a temblar solo con su orden, mi vagina empieza a contraerse y echo la cabeza para atrás cuando una corriente de placer me recorre de manera repentina.¿Puede haber algo más erótico que estar completamente desnuda frente a la persona a la que deseas y masturbarte frente a él hasta llegar al éxtasis? No lo sé, pero quiero probarlo. Siento que hay demasiadas cosas que no sé del sexo y quiero disfrutar de mi sexualidad plenamente, sin restricciones, sin complejos y sin tabúes, probar todo lo que aún no he probado.—¿Estás excitada? —Una de sus manos viaja por la parte interna de mi muslo hasta llegar a mis labios vaginales, donde frota suavem
Norman StoneQuiero decirle demasiadas cosas, justo ahora, mi cerebro y mi corazón me lo piden a gritos, pero mi cuerpo anhela por tenerla de inmediato.Cuando cae de rodillas entre mis piernas, adivino su intención y rechazo toda mi realidad para concentrarme solo en ella. Está demasiado hermosa y es imposible resistirse a ella; sin embargo, mi decisión de no tener sexo con ella antes de que aclaremos nuestra situación, continúa en pie.Me hallo tan duro que puedo sentir cada cresta de mi verga, dolorosamente guardada entre mis pantalones, pidiendo auxilio. Casi se me hizo costumbre mantenerme en ese estado desde que volví de Alemania, por más veces que me masturbaba, nada conseguía calmar mis ansias y hoy... hoy toda mi voluntad se está volviendo humo en menos de una hora.Su mano empieza a desatar el cordón de mi pantalón deportivo, con delicadeza, pero con decisión y mi expectativa por lo que vaya a hacer, crece.Me aflojo un poco en el sillón para darle facilidad para maniobrar y
Pandora Muller Saber de sus sentimientos me obliga a poner los pies sobre la tierra. Esto es como un Déjà vu de la primera conversación que tuvimos del tema; sin embargo, esta vez tengo en cuenta lo que él siente por mí y lo que yo necesito para tomar una decisión.Luego de la larga ducha que tuvimos juntos, en la que no dijimos absolutamente nada, pero si intercambiamos caricias y besos, me vestí y le dije que quería venir a casa, y aquí estoy, mirando el techo sin poder dormir luego de casi dos horas.En el camino me preguntó un par de veces si estaba bien y le dije que si, porque en realidad lo estoy. No me siento mal en absoluto por lo que me dijo, al contrario, estoy agradecida de que sea sincero y no me dé falsas expectativas. No debí enamorarme y en eso tiene razón, pero ya no es bueno llorar por la leche derramada.Miro la hora en la pantalla de mi celular y veo que ya son las siete de la mañana.Me levanto bruscamente y tomo unas cuantas aspiraciones antes de tomar el teléfon
Pandora MullerCuatro meses enteros de puro sexo. Sí, así como suena.Me levanto de la cama con las piernas temblorosas e intento caminar hasta la ducha para sacarme toda esta gomosidad del cuerpo, pero un hormigueo me ataca en las piernas y me obliga a sentarme de nuevo.Aprovecho y miro de soslayo a mi compañero, quien se encuentra profundamente dormido de su lado en la cama, así como Dios lo trajo al mundo. Es enorme comparado conmigo, sus pies cuelgan del colchón por no ser lo suficientemente largo para cubrir su estatura y eso es lo que más me encanta de estar con él, el que me tenga en sus brazos como una niña chiquita, pero que al final me haga el amor como un salvaje.Me muerdo mi labio inferior mirando su anatomía y en lo encantador que se ve dormido y de todo lo que es capaz de hacer cuando está despierto. Este hombre no se cansa con nada.Nunca habíamos llegado a este récord y ahora mi cuerpo se resiente por el exceso de actividad. Me duele todo, pero es un dolor que me enc
Pandora Muller —¿Esperas a alguien? —Yo soy la primera en reaccionar, pero él se nota tan sorprendido como yo. —¿Pediste algún delivery?—No. No pedí nada. —Se levanta conmigo en brazos y me coloca en el piso. —Seguramente alguien se equivocó de piso. Espérame en el comedor, iré a ver quien es.Deja un beso corto en mi boca antes de caminar hasta la entrada. Yo hago lo mismo hacia el comedor, pero una voz que reconozco bien, me detiene a mitad de camino.—Hola, de nuevo, Norman. Disculpa que haya vuelto sin avisar, pero perdí mi arete, y vine a preguntarte si lo has visto por ahí.«¿Hola de nuevo? ¿Haya vuelto sin avisar? ¿Perdí mi arete?» miles de preguntas empiezan a rebotar en mi cabeza mientras un nudo se me forma en la garganta. ¿Qué significa esto? ¿Por qué esa mujer habla de ese modo tan íntimo con Norman? ¿Y qué es esa forma de comportarse con él, tan efusiva?Me doy la vuelta y mi mirada se encuentra con la de Norman. No sé como sentirme con respecto a esto que está pasando y
Norman Stone—¡Rayos! —Me quejo cuando la luz que entra por la ventana de cristal me encandila los ojos. Tardo un poco en acostumbrarme a la claridad antes de abrirlos por completo.Maldigo por no haber cerrado las cortinas anoche. Es tardísimo y me dormí más de la cuenta.Palpo al otro costado de la cama y suspiro al notar que ya está vacío. Un nudo se me forma en la garganta al recordar la cara de Dora cuando Beatriz vino. Aunque no me haya dicho nada, su actitud ensimismada e indiferente en la cena y el hecho de que tomara su pastilla para dormir para evitar hablar conmigo, me confirman que está molesta.Es obvio que pensó lo peor de mí y no sé como sentirme al respecto, yo también lo haría porque no hay forma de entenderlo de otro modo; sin embargo, esperé mientras cenábamos que me pidiera una explicación para poder decirle la verdad, pero eso nunca pasó. Ahora no estoy seguro de haber hecho bien al callarme, no me gusta estar distanciado con ella.Me obligo a levantarme y voy has
Norman Stone No sé lo que estoy haciendo, pero si sé lo que estoy sintiendo. Y tal como me dijo mi mamá alguna vez, no se puede huir de lo que se siente.No tengo idea de si eso es bueno o malo, pero lo que sea, pretendo solo vivirlo sin temer remediarlo.Con Dora subimos al auto y por más absurdo que suene, la profesora se cuela con nosotros porque la lluvia es más fuerte justo en el momento. En el camino no suelto la mano de Dora ni un solo segundo, porque ya no quiero más de ese vacío que se siente cuando ella no está cerca de mí. Además de que así dejo las cosas claras para ambas, especialmente para mi vecina que se ha tomado atribuciones que no tiene y a Dora para que no le quede dudas que entre la susodicha y yo no hay nada.Durante el trayecto, ni Dora ni yo decimos nada, excepto Beatriz, que no ha dejado de hacer preguntas todo el tiempo. Preguntas que quedan al aire porque a ninguno nos nace contestar o hablar con ella.Una vez en el edificio, ella sube a su departamento, que