Norman Stone Lo esperaba. Juro que me preparé mentalmente para esto, para nuestro encuentro, para su enfado, sin embargo no deja de sentirse molesto su indiferencia, es como una espinita clavada en el corazón. Me despojo de la sabana en la que estoy envuelto y bajo la temperatura del acondicionador de aire. Hace calor, pero no es el ambiente, soy yo y mis malditas ganas de tenerla aquí conmigo, rodearla con mis brazos y dormir con mi nariz clavada en su cuello aspirando de su aroma a vainilla y rosa que tanto me gusta. Salgo de la cama de un salto y voy a la ducha. Necesito sacármela de la cabeza, refrescar mi mente, no pensarla, no desearla como un completo demente. Se venia tan sexy en esa playera blanca y su pelo mojado, que por un momento recordé los días que se quedaba aquí conmigo y nos bañábamos juntos después de una maratón de sexo para de nuevo tener otro, al salir de la bañera. —¡Rayos! —Golpeo la pared del baño para descargar así la excitación que tengo acumulado dentro
Norman StoneVeo una resignación en su mirada que antes no tenía. Ella no es la Dora que conozco, la que se entregó a mí en cuerpo y alma por primera vez, la que con su sonrisa puso mi mundo de cabeza desde el minuto uno que nos conocimos.Sus ojos están más claros que de costumbre y soy capaz de ver a través de ellos lo que siente ahora mismo, porque yo también siento lo mismo.No pregunto si hay alguien más, porque sé que no es el caso. Esa pregunta sería hasta estúpido. Sé exactamente que el problema soy yo y nadie más que yo.—¿Quieres decirme el motivo? —Pregunto dejando un beso en la punta de su nariz. Intento verme sereno, pero el temblor en mis manos me delata. —Sabes que todo lo que digas y sientas es importante para mí.—No me siento capaz, Norman —Responde después de dudarlo por unos segundos. Sé a lo que se refiere. —Creo que es demasiado para mí.—Nuestro trato fue claro desde el principio, preciosa. Hablamos de todo eso antes de empezar. ¿Fallé contigo de algún modo? ¿No
Pandora Muller —No pasó nada —Repito por enésima vez. Lucy me da un golpecito en el hombro mientras ríe y niega. —Lo prometo, amiga.—No puedo creer que tengas la capacidad de resistirte a un hombre como ese, Dora. O estás mal de tu cabeza, o te volviste lesbiana, o ambos.—El sexo no lo es todo en la vida, amiga. Hay otras cosas que puedes hacer con la persona que amas —Replico y ella me mira con los ojos achinados, desconfiada. Llevo mi mano a la boca al darme cuenta lo que acabo de decir. Pero bueno, ya lo dije, ya no puedo hacer nada para volver el tiempo atrás. El alcohol me está haciendo decir cosas que no debo.—Si, el amor es algo jodido —Carraspea un poco para disimular mi metida de pata tan grande. —Pero ha pasado una semana desde que volvió, supongo que algunos toqueteos y ganas no faltaron. Conociendo lo explosivos que son cuando están juntos, la cosa debe estar que arde cada vez que se ven.—Te equivocas —Desestimo con las manos. Y no miento. Por más increíble que parezca
Pandora Muller «Está loco» es lo primero que pienso cuando me ordena eso, pero cuando noto la seriedad y la lujuria en su rostro, sé que habla en serio.¿Sería capaz de tocarme frente a él hasta llegar al orgasmo? No estoy segura, pero si sé que es una deliciosa locura. Esto nunca me había pasado por la cabeza y, aunque suene ilógico y tonto, empiezo a temblar solo con su orden, mi vagina empieza a contraerse y echo la cabeza para atrás cuando una corriente de placer me recorre de manera repentina.¿Puede haber algo más erótico que estar completamente desnuda frente a la persona a la que deseas y masturbarte frente a él hasta llegar al éxtasis? No lo sé, pero quiero probarlo. Siento que hay demasiadas cosas que no sé del sexo y quiero disfrutar de mi sexualidad plenamente, sin restricciones, sin complejos y sin tabúes, probar todo lo que aún no he probado.—¿Estás excitada? —Una de sus manos viaja por la parte interna de mi muslo hasta llegar a mis labios vaginales, donde frota suavem
Norman StoneQuiero decirle demasiadas cosas, justo ahora, mi cerebro y mi corazón me lo piden a gritos, pero mi cuerpo anhela por tenerla de inmediato.Cuando cae de rodillas entre mis piernas, adivino su intención y rechazo toda mi realidad para concentrarme solo en ella. Está demasiado hermosa y es imposible resistirse a ella; sin embargo, mi decisión de no tener sexo con ella antes de que aclaremos nuestra situación, continúa en pie.Me hallo tan duro que puedo sentir cada cresta de mi verga, dolorosamente guardada entre mis pantalones, pidiendo auxilio. Casi se me hizo costumbre mantenerme en ese estado desde que volví de Alemania, por más veces que me masturbaba, nada conseguía calmar mis ansias y hoy... hoy toda mi voluntad se está volviendo humo en menos de una hora.Su mano empieza a desatar el cordón de mi pantalón deportivo, con delicadeza, pero con decisión y mi expectativa por lo que vaya a hacer, crece.Me aflojo un poco en el sillón para darle facilidad para maniobrar y
Pandora Muller Saber de sus sentimientos me obliga a poner los pies sobre la tierra. Esto es como un Déjà vu de la primera conversación que tuvimos del tema; sin embargo, esta vez tengo en cuenta lo que él siente por mí y lo que yo necesito para tomar una decisión.Luego de la larga ducha que tuvimos juntos, en la que no dijimos absolutamente nada, pero si intercambiamos caricias y besos, me vestí y le dije que quería venir a casa, y aquí estoy, mirando el techo sin poder dormir luego de casi dos horas.En el camino me preguntó un par de veces si estaba bien y le dije que si, porque en realidad lo estoy. No me siento mal en absoluto por lo que me dijo, al contrario, estoy agradecida de que sea sincero y no me dé falsas expectativas. No debí enamorarme y en eso tiene razón, pero ya no es bueno llorar por la leche derramada.Miro la hora en la pantalla de mi celular y veo que ya son las siete de la mañana.Me levanto bruscamente y tomo unas cuantas aspiraciones antes de tomar el teléfon
Pandora MullerCuatro meses enteros de puro sexo. Sí, así como suena.Me levanto de la cama con las piernas temblorosas e intento caminar hasta la ducha para sacarme toda esta gomosidad del cuerpo, pero un hormigueo me ataca en las piernas y me obliga a sentarme de nuevo.Aprovecho y miro de soslayo a mi compañero, quien se encuentra profundamente dormido de su lado en la cama, así como Dios lo trajo al mundo. Es enorme comparado conmigo, sus pies cuelgan del colchón por no ser lo suficientemente largo para cubrir su estatura y eso es lo que más me encanta de estar con él, el que me tenga en sus brazos como una niña chiquita, pero que al final me haga el amor como un salvaje.Me muerdo mi labio inferior mirando su anatomía y en lo encantador que se ve dormido y de todo lo que es capaz de hacer cuando está despierto. Este hombre no se cansa con nada.Nunca habíamos llegado a este récord y ahora mi cuerpo se resiente por el exceso de actividad. Me duele todo, pero es un dolor que me enc
Pandora Muller —¿Esperas a alguien? —Yo soy la primera en reaccionar, pero él se nota tan sorprendido como yo. —¿Pediste algún delivery?—No. No pedí nada. —Se levanta conmigo en brazos y me coloca en el piso. —Seguramente alguien se equivocó de piso. Espérame en el comedor, iré a ver quien es.Deja un beso corto en mi boca antes de caminar hasta la entrada. Yo hago lo mismo hacia el comedor, pero una voz que reconozco bien, me detiene a mitad de camino.—Hola, de nuevo, Norman. Disculpa que haya vuelto sin avisar, pero perdí mi arete, y vine a preguntarte si lo has visto por ahí.«¿Hola de nuevo? ¿Haya vuelto sin avisar? ¿Perdí mi arete?» miles de preguntas empiezan a rebotar en mi cabeza mientras un nudo se me forma en la garganta. ¿Qué significa esto? ¿Por qué esa mujer habla de ese modo tan íntimo con Norman? ¿Y qué es esa forma de comportarse con él, tan efusiva?Me doy la vuelta y mi mirada se encuentra con la de Norman. No sé como sentirme con respecto a esto que está pasando y