Las cosas empiezan a salirse de control.
Después de desayunar con sus padres, se va al despacho a buscar entre sus libro de leyes algo que la ayude a salir de la situación que la ha puesto su abuelo, esperando poder librarse de ello. La mañana y parte de la tarde se la pasa sumergida entre leyes, precedentes de casos similares a los de ella y como la víctima había logrado liberarse de cumplir con un contrato que no había firmado. —Disculpe señorita —entra al despacho una de las chicas de servicio— el señor Carusso la busca. Sin esperar respuesta por parte de Maite, Ángelo entra al despacho haciendo que la chica de servicio se tropiece, para luego cierra la puerta, quedando solo con su prometida. —Buenas tardes, Maite —se acerca a ella con una ligera sonrisa en los labios. —¿Qué quiere? —se pone de pie rodeando el escritorio. —Conocer a mi prometida, me gustaría invitarla a cenar esta noche —se acerca un poco más a ella. —¿Prometida? Yo nunca he aceptado casarme con usted y para que le quede claro, en mi corazón hay alg
—Buenos días.Maite entra al comedor para desayunar con sus padres. Después de quedarse con Andrés en busca de una solución y el haberla encontrado, pudo dormir tranquila y se siente como nueva, dispuesta a retomar sus planes.—Buenos días hija, Andrés me comento que encontraron la forma de invalidar el contrato —comenta Gerard sorprendido.—Así es, encontramos un precedente, de hace unos cinco años. Espero que pueda hablar con el juez y resolver todo esto cuanto antes —comenta tomando un sorbo de su café.—Debiste estudiar derecho, tus ojos brillan cada vez que hablas de algún asunto relacionado —comenta Mía viendo a su esposo de soslayo.—¿Qué piensas hacer hoy? —pregunta Gerard desviando el tema.—Los padres de Diego me invitaron a Grecia, quiero ir a pasar mis últimos días de libertad por halla, quizás me consiga a un dios griego —comenta con picardía, puyando a su padre.Gerard es el típico padre protector, pero con Maite lo es mucho más.—Mientras Marcus te acompañe, puedes ir h
Marcus cierra la puerta y respira profundo recordando porque está allí. Se quita la ropa sacando todo de los bolsillos, todo está empapado y su teléfono muerto. Mete toda su ropa a secar y una vez lista se viste y sale en busca de la mocosa. Marcus estaba determinado en hacerla pagar, solo debía esperar el momento adecuado. —Ven acércate —Maite deja a un lado su teléfono y lo invita a sentarse frente a ella— mande a preparar un poco de té para ti. Le ofrece una taza con una amplia sonrisa. —Me lo tomo y ¿después que? ¿Me mandara al baño? —interroga dudoso de su gentileza. —Solo quiero disculparme, no tienes que ser tan gruñón por una simple broma. La puerta principal se abre y entran por ella Mía y Gerard conversando. —Hola, ¿Cómo están? —Mía pasa la mirada entre ambos notando la tensión. —¿Qué te hizo Maite? —pregunta Gerard restregando sus ojos cansado. Marcus voltea a ver a Maite quien lo ve con una mirada retadora. Él sonríe de lado, logrando asustarla. —No se preocupe,
La despedida en el aeropuerto resulta bastante incomoda y rápida. Maite solo quiere subir a ese avión de regreso a casa y olvidar ese fin de semana en Grecia. Le envía un mensaje a su madre que está de regreso y se acomoda en su puesto para tratar de dormir durante el vuelo. Se siente tan avergonzada, que no podría tolerar un solo comentario por parte de Marcus. Apenas empieza a salir el sol, cuando Maite salía del aeropuerto junto a Marcus, el chofer de Mía se acerca a ellos ayudándolos con el equipaje. —Hija, ¡Cuánto te extrañe! —Mía sale a recibirla en cuanto escucha el carro llegar. —Y yo a ti —responde un poco cabizbaja. —¿Ha sucedido algo? —conoce lo suficiente a su hija para saber cuándo algo no está bien. . Maite niega sin querer hablar del tema, entonces Mía voltea hacia Marcus buscando una mejor respuesta. Gerard sale a recibir a su hija y se da cuenta que algo sucede. —Vayan a desayunar, en un momento las acompaño —le pide a su esposa para hablar a solas con Marcus.
Maite se levanta temprano, lista para su primer día de oficina. Se ve en el espejo una última vez, cerciorándose que todo está donde debe.Se une a sus padres en el comedor, aunque no tiene hambre, sabe que será un problema si no prueba un bocado antes de salir de casa.—Buenos días —saluda sin mucho ánimo.—¿Lista para tu primer día? Varios de tus compañeros ya están ocupando sus puestos, al menos tendrás más caras conocidas —comenta Gerard sin despegar la vista de su teléfono.—No me alegro por todos, solo espero no encontrarme con Katia —se sirve una tostada y un poco de café— seria comenzar mi primer día con el pies izquierdo.—¿Cuál es el problema con Katia? —pregunta Gerard dejando el teléfono a un lado.—Es una insufrible que se cree la mejor, cuando alguien la supera en algo se vale de artimañas para poner a la persona por debajo de ella —le comenta sin entrar en detalles— yo que tú, tendría cuidado, no te dejes deslumbrar por sus habilidades.—Lo tendré en cuenta —Gerard se p
Mery ve llegar a Marcus, se pone de pie acercándose a la oficina de su jefe.—Está aquí —le informa.Se hace a un lado para que Marcus entre cierra la puerta para darles privacidad.Marcus ve todo a su alrededor y luego dirige la mirada al asesino de su padre, haciendo acopio de todo su autocontrol para no matarlo allí mismo.—¿Para que soy bueno? —se queda de pie en medio de lo oficina que su manos metidas en los bolsillos.—La razón por la que contrate tus servicios, fuera para que cuidaras de mi hija, sin embargo, he visto la marca que has dejado hoy en su brazo —se pone de pie rodeando el escritorio—, quizás no fue para esto que ingresaste a la agencia, pero te agradezco que a partir de ahora seas más cuidadoso.—En mis años trabajando en la industria, he notado a muchos empresarios e inversionistas que están dispuesto a todo para conseguir su objetivo sin importarles sacrificar su libertad o su vida —se pasea por el lugar sin quitarle la vista—, pero cuando les tocan lo que más
—Ah —Cristian se queja.—Que sea la última vez que te cruzas por su camino —Marcus le gira el brazo pegándolo contra la pared— porque si tan solo te veo cerca, te voy a dejar sin manos, ¿me has entendido?—Marcus, detente —le pide Maite asustada.Todos salen de la oficina al escuchar el escándalo. Clarisa llama a los de seguridad informando la situación.La chica de la recepción de piso, llama a Mery poniéndola al tanto, la cual le avisa a Gerard y así todos en el edificio se han enterado del percance.El equipo de seguridad aparece y Maite los detiene explicándoles la situación. Marcus suelta a Cristian al darse cuenta de lo que ha hecho y se lo llevan a la enfermería.—¿Qué sucede aquí? —pregunta Gerard al salir del ascensor.—Solo un mal entendido. Cristian quiso hacer una gracias y Marcus se le paso la mano al poner distancia entre los dos —le explica Maite.—Ese hombre es un animal, no era necesario que le dislocara el brazo —Katia interviene, con fingida preocupación— pobre Cris
El fin de semana Maite lo pasa con sus padres, por lo que Marcus no necesito estar cerca de ella como niñera.Ambos esperaban que pasar dos días separados, sería más que suficiente para entrar en razón y calmar las emociones que tan solo le estaban dando una mala jugada.El día lunes, Maite sale un poco tarde al trabajo y al encontrarse de frente con Marcus, algo en su interior se remueve con violencia, desestabilizándola por completo.—Mocosa —la saluda, sin quitarse los lentes.Marcus pasa la mirada por su cuerpo, sintiendo como su amigo se despierta sin poder evitarlo. Sus caderas anchas, su delgada cintura y su enorme trasero provocan que su imaginación se vaya más lejos de lo que le gustaría aceptar.—Gorila —le responde de regreso.En cuanto Maite pasa por su lado, su perfume embriagador inundo sus fosas nasales dejándola extasiada.Se aclara la garganta tratando de recuperar la compostura, dejando a Marcus con la puerta del copiloto abierta, ya que abre la puerta de atrás y la