¿Quién cree que sea ese que llego allí? Mía y Gerard no salen de una.
Los gritos de las enfermeras no se hacen esperar, personas corriendo y las voces de los escoltas evitando que el recién llegado siga acercándose.—Sí todo está bien, ¿qué significa todo ese escándalo allá afuera? Gerard, ¿qué es lo que sucede? —chilla exigiendo que le responda.Se empiezan a escuchar disparos y alguien gritando el nombre de Mía exigiéndole que salga.Mía traga grueso al reconocer aquella voz, no lo puede creer, se pregunta si se estará volviendo loca o los efectos de los medicamentos la están haciendo escuchar cosas que no son.—¿Ese es Dylan? —su voz sale temblorosa—, Pero se supone que está muerto ¿cómo rayos está aquí?Pregunta Mía histérica y aterrada, al darse cuenta que no es producto de su imaginación, realmente lo está escuchando y solo la puerta la separa de ese hombre.—No te preocupes, él no va a poder entrar a esta habitación, hay dos guardaespaldas cuidando la puerta, no importa lo que suceda allá afuera, él no va a entrar aquí.Le dice con completa segur
Sofi y Melisa llegan a primera hora al hospital al enterarse temprano en la mañana lo que había sucedido. Al entrar a la habitación se encuentran con Mía aún dormida y Gerard cargando a la princesa mientras le da el biberón, por lo que tratan de no hacer ruido para no despertar a Mía.—Nos hemos enterado de lo ocurrido qué susto debieron haber pasado —comenta Melisa en voz baja viendo a su nieta comer.—Sí, pero gracias a Yaret y papá que actuaron rápido, las cosas no pasaron a mayores, solo fue un susto.Tranquiliza a su madre sin querer entrar en detalles para no angustiarla más de lo que está.—Se lo dije, ese hombre no podía morir tan fácil, la mala hierba nunca muere y no me hicieron caso.Le recuerda Sofi, muchas veces se lo dijo a ambos pero no la escucharon.—Es que todo lo hicieron también, en el momento en que menos imaginamos aparece, pero esto no va a volver a ocurrir —levanta la mirada hacia ambas mujeres con determinación.—¿Qué piensan hacer hijo? ¿es seguro que mía con
Mía quería replicar pero unos toques en la puerta la obligan a dejar el tema para después.—Buenas tardes, disculpen la demora, estaba revisando tus últimos estudios —entra el doctor con una carpeta en mano—, todo ha salido bien, aun asi deben tener mucho cuidado, nada de estrés para ti, cualquier cosa que te pueda alterar puede poner en riesgo tu salud.—No se preocupe, prometo que estará tranquila —asegura Gerard viéndola de soslayo.—Firmen este documento y podrán irse.Les pasa el papel donde indica que ella saldrá del hospital por voluntad propia pese a los riesgos.—Nos vemos la próxima semana para retirar los puntos —se despide y sale de la habitación. —Voy a llamar a Yaret para avisarle que ya estamos listos.Gerard hace la llamada, mientras Mía toma a su bebe en brazos y le indica a la enfermera que se encargue de la pañalera, lo demás lo llevara Gerard.—Vamos, los escoltas nos acompañaran, saldremos por la puerta de atrás.Gerard agarra la pequeña maleta y abre la puerta
Yaret marca el número de Félix preparándose para dar una mala noticia, no está acostumbrado a ello, por lo que se siente un tanto incómodo al hacerlo. Al tercer repique Félix contesta.—Yaret, ¿qué ha pasado con mi hijo?—En este momento está siendo trasladado al hospital, fue herido con un arma de fuego, está perdiendo bastante sangre, quizás la bala dio con alguna arteria o vena.—¿Cómo sucedió? se supone que tenías con la espalda para protegerlos.Félix afloja su corbata al escuchar aquella noticia, sostiene con firmeza el teléfono a su oreja.—Conoces a tu hijo mejor que yo, no escucha cuando se le ordena algo. Se interpuso en la trayectoria de la bala que iba dirigida a Mía a pesar de que le dije que no lo hiciera, no prestó atención y fue herido, por suerte la policía y ambulancia ya estaban cerca.—Bien iré para allá enseguida, ¿qué ha sucedido con Robert y Vivian?Pregunta, ya que los escoltas no le dieron mucha información de lo sucedido.—En este momento mi tío se los está
Al fin respiraban un momento de paz al estar todos juntos nuevamente, como siempre debió ser. Por ese día no tocaron el tema de lo sucedido, sino que dejaron tanto Gerard como Mía descansar y disfrutar de sus hijos, sintiéndose por primera vez una familia, pasando esa noche tranquila. Los chicos acostados, las luces apagadas y ambos allí, despiertos con ganas de hacer más que solo mirarse. —Pensé que no te volvería a ver —Mía rompe el silencio, exteriorizando aquello que siente—, verte caer… me traslado al momento en que vi a mis padres por última vez mientras era arrastrada a ese carro desconocido. —Te he demostrado que de mí no te vas a deshacer fácilmente —intenta hacerse el chistoso, no quiere seguir escuchándola triste, mucho menos llorar—, no podía permitir que esa bala llegara a ti, debía hacer algo. —Pudo haberte costado la vida, no estábamos solos, me protegían. —Nada de eso importa cuando la persona que amas está en peligro —Gerard se acomoda para tratar de quedar frent
En cuanto Mía pone un pie en aquella habitación, se encuentra con la mirada vacía y espeluznante de Dylan, haciendo que todo su cuerpo se erice y contenga la respiración. Él hombre que una vez amo, no está por ningún lado, pareciera que tiene frente a ella a su gemelo malvado, además de su aspecto físico demacrado debido al accidente y a la vida que ha llevado. Camina en completo silencio hasta la silla dispuesta para ella, una vez que se sienta le mantiene la mirada. —Aquí me tienes, como querías ¿Qué es lo que quieres? —No era así precisamente como te quería, pero debo conformarme con esto —recorre su cuerpo con la mirada, incomodándola mucho más. —¿Qué es lo que me quieres decir? déjate de rodeos y habla ya —le exige evitando delatarse, no desea que se dé cuenta lo nerviosa que está. —Qué ruda te has puesto, así me gustas más, qué lástima que no será tan sencillo para mí, pero tarde o temprano lo voy a lograr —se relame los labios, para luego sonreír de lado. —Está muy compli
Ninguno de los dos pudo dormir esa noche.Mía pensaba si la decisión que iba a tomar era la mejor y, de ser así, ¿Para quién? Solo quería una vida normal, tener una familia y ser feliz.Gerard, no dejaba de buscar una manera de hacerle ver que esta también podría ser su casa y, qué más que una casa, un hogar donde los cuatro podrían vivir como cualquier otra familia normal.Por lo que recordando cómo se conocieron, se le viene una idea a la mente, que decide ejecutar en la mañana esperando así, que ella entienda la magnitud de lo que sienten. Por qué de algo está seguro Gerard, Mía lo ama tanto como él a ella.Aún no había amanecido, cuando Gerard se levanta de la cama y se va a la oficina redactando un contrato, lo revisa varias veces asegurándose de haber puesto cada punto importante en él.Una vez que siente que todo está cubierto, lo imprime, estampa su firma y lo coloca dentro de una carpeta para dársela a Mía en cuanto desayunen. No puede negar que se encuentra nervioso, Mía no
Después de tener que ir a controlar a la bestia, Mía tomo como medida almorzar juntos todos los días y si había alguna reunión, junta o alguna otra cosa que se interponía en sus planes, entonces el otro lo acompañaría. A Gerard le agrado todo aquello al principio, ya que por lo general, Mía solía tener almuerzos de negocios o cenas, pero cuando era él el que tenía dichas reuniones, no lo pasaba muy bien viendo a sus clientes quedar anonadados por Mía. —¿Cómo sigue tu mal humor? —entra Andrés a su oficina, dejando unos documentos frente a él— me he enterado que estas insoportable y que Mía ha venido a controlar a la bestia. —Es su culpa, se niega a regresar conmigo —se queja bastante irritado— se está vengando. —Mía no se quedaría con los brazos cruzados, es mujer y las mujeres no olvidan. Tienen memoria a largo plazo repotenciada. Andrés disfruta del mal genio de su amigo, al menos con esta aprende a jugar mejor sus cartas. —Esta noche la voy a llevar a cenar, le pediré matrimoni