Es lunes y ambos se levantan antes de que amanezca por completo, por primera vez Mía se va a separar de su hijo por varios días. Gerard tiene que viajar a Paris para concretar algunos negocios y tendrá que acompañarlo en calidad de asistente. —A lo mucho, estaremos tres días en Paris, a menos que quieras pasear y conocer —Gerard la ve a través del espejo. —Quisiera regresar en cuanto terminemos, con Vivian merodeando, no me fio. Mía revisa que tenga todo en su cartera, las maletas cerradas y que Gerard lleve lo que le corresponde. Salen de la habitación teniendo cuidado de no despertar a Sofi y mucho menos al niño. En la puerta principal, se encuentran los dos escoltas que los estarán acompañando en todo momento durante el viaje. El vuelo dura aproximadamente ocho horas, por lo que Mía aprovecha ese tiempo para leer un poco sobre la reunión que tendrán, el empresario con quien estarán, entre otros detalles que le resultan interesantes. Gerard al notar su interés, la ayuda un po
—Ve a tu habitación y descansa, yo me encargare de que Mía regrese a la habitación sana y salva —Yeral lo provoca.—Vamos.La agarra de la cintura, pegándola lo más que puede de su cuerpo y salen de la sala de juntas para dirigirse al bar que queda junto a la piscina.—Deja de comportarte como un cavernícola —lo regaña avergonzada por lo que esta haciendo.—No tiene derecho a desafiarme, eres mía.—No soy un objeto —le recuerdo aún más molesta.—Hay un contrato que lo demuestra, ¿quieres que te lo muestre?Mantienen la discusión en un volumen de voz bajo, inaudible para los demás, pero por la exprecion de ella, Yeral se da una idea de lo que se dicen.—Ya déjalos en paz, no tienes nada que demostrar.Mauricio, el mejor amigo de Yeral, lo ve por el rabillo del ojo como disfruta alterando a Gerard.—Gerard ni se imagina de la mujer que tiene a su lado —le responde en voz baja— para cuando se dé cuenta, yo estaré ocupando su lugar.Para Mía es inevitable no admirar el lugar. Aunque hay c
Mía no puede creer todo el espectáculo que ha hecho Gerard por algo tan tonto, nunca esperó que un hombre como él fuera capaz de actuar de esta manera, pero ella no dejaría las cosas así.Se va a la habitación a darse una ducha y a prepararse para salir.Sin preguntarle nada a Gerard, pide para cenar y que se lo suban a la habitación, algo que sorprende muchísimo Gerard ya que ella suele consultarle esas cosas antes de tomar una decisión.—Pensé que bajaríamos a cenar antes de irnos —se sienta frente a ella, observando lo que ha pedido.—Pensé que no querías que ningún hombre me viera y que no siguiera admirando el buen gusto del dueño de este hotel —levanta su ceja de forma retadora.Gerard sonríe, algo que la hace molestar aún más.—¿Se puede saber que te hace gracia? —su tono de voz se eleva sin poder evitarlo.—¿Que te molesta más? ¿Que yo me interponga entre Yaret y tú o que no esté dispuesto hacer de esa boda un matrimonio real? —observa atento a su reacción.—Lo que me molesta
Mía regresa a la casa con un desazón en el corazón sabe que es un trabajo adicional lo que está haciendo, que todo fue un trato y que si eso se llegase a descubrir, seria Gerard quien tendrá que dar una explicación al respecto. No ella. Sube las escaleras casi arrastrando los pies, en cuanto abre la puerta del cuarto donde duerme su hijo, lo ve acostadito tomando su siesta y su amiga recostada en la cama leyendo un libro. —Hola amiga, no los esperaba hasta mañana ¿no les fue bien? —habla en voz baja para no despertar el niño y deja el libro a un lado, esperando la respuesta de Mía. —Todo lo contrario, Gerard cerró el trato y firmaron el contrato, por lo que después de cenar nos regresamos. Llegamos esta mañana y decidimos irnos directo a la oficina para terminar con los trámites y empezar con el nuevo proyecto —le explica brevemente lo sucedido. —¿Sucedió algo más? Te ves de caída —indaga, sabiendo que sus ojos apagados tienen su motivo. —Muchas cosas pasaron que me molestaron. M
A la mañana siguiente, Gerard se levanta con un fuerte dolor de cabeza, por lo que decide quedarse en casa y trabajar desde su despacho. Busca una pastilla para el malestar, cuando empieza a surtir efecto, decide ir por algo ligero para desayunar. Al poner un pie fuera de la habitación escucha a su amigo Leonard conversando y se dirige a donde está. —Vaya hombre, que mala cara tienes —se burla de su amigo, ignorando la mirada asesina— No te enojes conmigo, fuiste tú quien no quiso parar de tomar. Ahora que sé que estas bien, me voy a trabajar. Le da un par de palmadas en la espalda y se va. Gerard ve a Sofi con el niño, más no ve a Mía por ningún lado. —¿Dónde está tu amiga? —Hace unos veinte minutos que se fue —le informa viéndolo con sospecha—. No jales de la soga más de lo que pueda resistir o alguna de las dos cederá, la soga o Mía. Sofi se dirige con el niño al Jardín, dejando a Gerard sin entender de lo que habla. Lo último que recuerda es estar en el bar tomando con Leona
El resto de la semana, Mía trabajo desde casa, de ese modo se le hizo más fácil el manejo del tiempo para ir con el diseñador a la prueba del vestido, a escoger el pastel y el menú completo de la fiesta, entre muchas otras cosas más.Su tío no ha vuelto a dar problemas, pero Nicolás le ha pedido verse lo antes posible.Una vez termine la boda, es mucho lo que tiene que hacer, ir con el Neurólogo, ver a Nicolás y ponerle un alto a su tío. Todo esto sin poner en riesgo a su hijo y a ella misma.Es el día previo a la boda, se supone que debería estar relajada, pero le resulta imposible.—¿Qué te tiene tan perturbada? —Sofi se sienta a su lado, viendo al pequeño jugar en la grama del jardín.—Cuando Gerard me ofreció ese contrato, en lo único que pensé es que sería la salida perfecta para mis problemas, no considere las posibles consecuencias que eso me traería —deja escapar un largo suspiro—. Melisa está emocionada con esta boda, me a comprando un vestido carísimo y hoy en la mañana me r
El día de la boda ha llegado al fin. Mía casi no ha dormido dándole vueltas al asunto, ve a su pequeño a su lado y recuerda una vez más el motivo de su decisión, todo esto para reunir fuerzas y mantener su palabra.Unos toques en la puerta la sacan de sus pensamientos, con mucho cuidado se levanta de la cama colocando almohadas alrededor del niño por seguridad y se va a la puerta.—No has dormido bien —Sofi abre los brazos hacia ella— te han subido el desayuno y me han informado que en dos horas sube alguien para darte un tratamiento facial. Ve a comer, yo me quedo con el príncipe.Mía hace lo que le pide su amiga sin ánimos de refutar o simplemente llevarle la contraria.En casa, las cosas se manejan más relajadas. En vista de que Leonard se ha enterado a última hora sobre su participación en la boda, ha llamado al sastre encargado de confeccionar sus trajes para que le tenga un smoking de emergencia, listo para la tarde. Para completar el día, llega Andrés.—Buenos días a ambos, pa
En cuanto logran sacar a Vivian, Gerard se gira y pide que reanuden la ceremonia. —Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.Los presentes ponen su atención al frente, aplaudiéndolos enérgicamente. Aunque ya no con el mismo entusiasmo. Los felicitan y la organizadora los moviliza a otra área.Mientras esperan a que los invitados se ubiquen al otro lado del salón para dar comienzo a la recepción. Mía espera impaciente a que llegue Sofi con noticias de su hijo.—No te preocupes, el niño debe estar bien —Gerard trata de animarla.—Si es así, ¿Por qué no ha venido? Necesito saber que está bien —da un paso hacia la puerta, no está dispuesta a seguir esperando.Las puertas se abren y por ella entra Sofi, notando la tensión entre los dos.—El niño está bien —responde ante la mirada asesina de Mía— el niño no quería dejarme ir, por eso tarde.—Tienes teléfono, pudiste enviarme un mensaje.Las puertas vuelven abrirse, entrando Leonard y Andrés.—La loca se ha ido, su padre la lleva