Me prometí que no iba a volver a caer en la trampa, pero soy muy débil. Las feromonas están en mi contra y es por ello, que sucumbo a este tipo de tentaciones. Así que, aunque prometí marcharme a mi manada e intentar encontrar otra solución, ahora me encuentro en los brazos del rey alfa que tanto disfruta estar en mi interior.
— Dime algo, Antonella, ¿Ya no soy el rey de los precoces? — pregunta él y yo me avergüenzo completamente porque sé que fue uno de los pensamientos que tuve la primera vez que estuvimos juntos.— ¿Por qué no me dijiste que podías leer mis pensamientos?— Se supone que eso es una información de todos saben. Aunque la conexión no es igual cuando uno está teniendo relaciones sexuales a cuando uno ha sido marcado, evidentemente se puede leer la mente. — explica Edmond.‘Debí haberme esforzado eAunque pienso si es buena idea que yo regrese a la manada por mis objetos de valor, debido a que Edmond no es un hombre que simplemente amenaza, no puedo negarme a al menos despedirme de mis recuerdos y traer conmigo a mis mascotas.Por lo que, rápidamente me acerco al hombre comprendiendo perfectamente que debo calmarlo.— Ten esto mientras regreso. Si estás muy estresado, puedes oler un poco, las acabo de usar, pequeño pervertido. — digo entregándole mi ropa interior.Quiero morirme de la vergüenza por lo que acabo de hacer, pero reuniendo el valor que tengo, me alejo de donde él se encuentra y giró levemente para observar la sonrisa complacida que me muestra.— Sí que sabes cómo calmarme, querida. — dice él acercando lo que le he dado a su rostro.Antes de que haga algo pervertido delante de mí, me salgo de este pequeño compartimiento y camino hacia l
Me resulta ilógico que el alfa Robert diga eso, pero, dudo que esté bromeando cuando no toleraría pensar en mí como una alfa. Por eso, intento saber qué es lo que pasa, ya que, no puedo confirmar por mi propia cuenta ello.Antes de buscar un espejo o algo en el que pueda ver mi reflejo, el alfa Robert me toma del brazo con tanta violencia que la advertencia de Edmond me preocupa, al saber que los francotiradores no fueron una broma para él.— ¡¿Cómo es posible que seas una alfa?! — grita él aturdiéndome.— Suélteme, por favor. Si no quiere morir, lo mejor será que me suelte. — digo con dolor.— ¿Acaso vas a matarme?— Yo no. Pero, estoy segura que los francotiradores que envió el rey alfa no dudarán en matarlo. — digo con seriedad.Como lo sospechaba Edmond, mencionar su nombre hace que me suelte y l&oa
Con paso firme camino hacia el establo donde era esclava desde antes que saliera el sol hasta muy tarde en la madrugada. La casa del alfa, es muy transitada por muchos lobos de la manada que se detienen al verme, pero, a diferencia de antes, no comienzan a molestarme, si no, que me observan aturdidos.Sabiendo que ellos no serían capaces de cambiar de la noche a la mañana, me acerco a un espejo pegado a la pared y comprendo porque aunque me observan con desagrado, no son capaces de atacarme.‘Realmente soy una alfa.’ me digo mentalmente.— Pero, mira que tenemos aquí… — dice alguien mientras yo observo la mirada roja y como mis feromonas del mismo color, me recorren.— ¡Antonella, jamás te dije que podrías marcharte! — grita el alfa Robert y yo lo observo con los ojos entrecerrados.— Se lo dije anteriormente, ya no pienso servirle.— ¡Eres una mujer lo
El ambiente puede cortarse con un cuchillo por lo tensionado que esta todo con tantas feromonas liberadas. Pero, agradezco que Edmond haya aparecido porque aunque hasta el momento me había defendido como nunca lo hice, no podría luchar contra el alfa Robert.— Rey alfa… — dice el alfa Robert retrocediendo y controlando sus feromonas.— Pensé que no podías sorprenderme más. Pero, es evidente que me equivoqué. — dice Edmond caminando hacia mí, para revisar mi estado.— ¿Qué haces aquí?— Los inútiles de los francotiradores me llamaron diciéndome unas tonterías que clasificaban como motivos para matarlos, así que, vine a hacerme cargo personalmente.‘Me alegra que no hayas desconfiado de mí.’ Me digo mentalmente.— ¿Q-qué está sucediendo aquí? ¿Por qué
Edmond se muestra como todo un caballero cuando subimos al auto, por lo que, me marcho ante la mirada curiosa y los susurros de los lobos que antes me despreciaban y ahora no se atreven siquiera a mirarme directamente.— Lo lamento. — dice Edmond.— ¿De qué te lamentas? — pregunto confundida.— No esperé como te dije que lo haría. Me preocupé que esos desgraciados se atrevieran a cumplir con sus comentario y…— ¿De qué comentarios hablas?— ¿No lo has escuchado? — pregunta él y yo niego.El miedo me invade ante lo que tiene por contarme, porque sé que un hombre como él tiene muchas cosas que hacer, para él venir aquí y como si nada dedicarme tiempo por unos simples comentarios.— Bueno…— Quiero que me lo cuentes, necesito estar preparada para cualquier ataque.— Oh, que
Edmond entra conmigo a la casa y de inmediato, me asusto porque hay dos filas de personas serias y firmes que se inclinan hacia nosotros, saludándonos con tanta fuerza que parece que estamos en el ejército.— ¡Bienvenidos señores Waldorf! — saludan todos.— Esto no me lo esperaba.— No lo he pedido, pero, me enorgullece que puedan pensar por su cuenta, ya que, es una agradable muestra de respeto hacia los señores de la casa. — dice Edmond.— Por favor, no digas tonterías, Edmond.— Aclaremos algo, Antonella, ¿has decidido quedarte conmigo? — pregunta Edmond.Su pregunta tan directa, me aturde dejándome sin palabras y me avergüenza porque lo ha hecho delante de todos.‘Parece que su pasatiempo favorito es hacerme sentir avergonzada por lo que dice.’ Me digo mentalmente.— Edmond…— ¿Decidiste esc
Su mirada es gentil, pero, ni siquiera eso es suficiente para mentirme y decir que no dolerá, cuando cualquier rompimiento sería capaz de acabar con mi vida.— No es sencillo.— Lo sé, no es algo fácil, pero, una mujer que pudo sobrevivir al rechazo de un alfa, puede con esto.— Eso sucedió hace poco, hacerlo tan pronto podría matarme. — digo de inmediato.— No permitiré que eso suceda.Sé que me está diciendo algo que no puede cumplir, pero, no puedo tener tanto valor para eliminar la conexión con una manada y establecer una nueva con alguien más en tan poco tiempo. Seria llevar mi cuerpo al límite.— Yo… realmente no puedo. Lo siento. — digo después de pensarlo mucho.— Está bien, no lo haremos si no lo deseas. Vayamos a descubrir que es lo que sucede. — dice Edmond levantándose con
Me siento completamente agotada, mi cuerpo parece no pertenecerme y solo quiero morir, el dolor que me hizo perder la consciencia, ya no se siente con la misma intensidad, pero, no puedo decir que todo ha terminado, cuando aun después de despertar, me siento extraña.— ¿Cómo te sientes, querida? — pregunta una voz dulce.— ¿Qué ha sucedido? — pregunto llevando mi mano a la cabeza que tantas vueltas me da.— Oh, menos mal has despertado, querida. Temíamos que el alfa matara a toda la manada Luna Plateada debido a tu dolor. — dice Carolina.Aturdida, intento mirar a mi alrededor, notando que estoy en una habitación completamente negra, la cual hace contraste con mi vestido blanco.— ¿Por qué estoy aquí?— El rey alfa se encargó de ti, temía que no despertarás. Pero, después que tu respiración se re