Con paso firme camino hacia el establo donde era esclava desde antes que saliera el sol hasta muy tarde en la madrugada. La casa del alfa, es muy transitada por muchos lobos de la manada que se detienen al verme, pero, a diferencia de antes, no comienzan a molestarme, si no, que me observan aturdidos.
Sabiendo que ellos no serían capaces de cambiar de la noche a la mañana, me acerco a un espejo pegado a la pared y comprendo porque aunque me observan con desagrado, no son capaces de atacarme.‘Realmente soy una alfa.’ me digo mentalmente.— Pero, mira que tenemos aquí… — dice alguien mientras yo observo la mirada roja y como mis feromonas del mismo color, me recorren.— ¡Antonella, jamás te dije que podrías marcharte! — grita el alfa Robert y yo lo observo con los ojos entrecerrados.— Se lo dije anteriormente, ya no pienso servirle.— ¡Eres una mujer loEl ambiente puede cortarse con un cuchillo por lo tensionado que esta todo con tantas feromonas liberadas. Pero, agradezco que Edmond haya aparecido porque aunque hasta el momento me había defendido como nunca lo hice, no podría luchar contra el alfa Robert.— Rey alfa… — dice el alfa Robert retrocediendo y controlando sus feromonas.— Pensé que no podías sorprenderme más. Pero, es evidente que me equivoqué. — dice Edmond caminando hacia mí, para revisar mi estado.— ¿Qué haces aquí?— Los inútiles de los francotiradores me llamaron diciéndome unas tonterías que clasificaban como motivos para matarlos, así que, vine a hacerme cargo personalmente.‘Me alegra que no hayas desconfiado de mí.’ Me digo mentalmente.— ¿Q-qué está sucediendo aquí? ¿Por qué
Edmond se muestra como todo un caballero cuando subimos al auto, por lo que, me marcho ante la mirada curiosa y los susurros de los lobos que antes me despreciaban y ahora no se atreven siquiera a mirarme directamente.— Lo lamento. — dice Edmond.— ¿De qué te lamentas? — pregunto confundida.— No esperé como te dije que lo haría. Me preocupé que esos desgraciados se atrevieran a cumplir con sus comentario y…— ¿De qué comentarios hablas?— ¿No lo has escuchado? — pregunta él y yo niego.El miedo me invade ante lo que tiene por contarme, porque sé que un hombre como él tiene muchas cosas que hacer, para él venir aquí y como si nada dedicarme tiempo por unos simples comentarios.— Bueno…— Quiero que me lo cuentes, necesito estar preparada para cualquier ataque.— Oh, que
Edmond entra conmigo a la casa y de inmediato, me asusto porque hay dos filas de personas serias y firmes que se inclinan hacia nosotros, saludándonos con tanta fuerza que parece que estamos en el ejército.— ¡Bienvenidos señores Waldorf! — saludan todos.— Esto no me lo esperaba.— No lo he pedido, pero, me enorgullece que puedan pensar por su cuenta, ya que, es una agradable muestra de respeto hacia los señores de la casa. — dice Edmond.— Por favor, no digas tonterías, Edmond.— Aclaremos algo, Antonella, ¿has decidido quedarte conmigo? — pregunta Edmond.Su pregunta tan directa, me aturde dejándome sin palabras y me avergüenza porque lo ha hecho delante de todos.‘Parece que su pasatiempo favorito es hacerme sentir avergonzada por lo que dice.’ Me digo mentalmente.— Edmond…— ¿Decidiste esc
Su mirada es gentil, pero, ni siquiera eso es suficiente para mentirme y decir que no dolerá, cuando cualquier rompimiento sería capaz de acabar con mi vida.— No es sencillo.— Lo sé, no es algo fácil, pero, una mujer que pudo sobrevivir al rechazo de un alfa, puede con esto.— Eso sucedió hace poco, hacerlo tan pronto podría matarme. — digo de inmediato.— No permitiré que eso suceda.Sé que me está diciendo algo que no puede cumplir, pero, no puedo tener tanto valor para eliminar la conexión con una manada y establecer una nueva con alguien más en tan poco tiempo. Seria llevar mi cuerpo al límite.— Yo… realmente no puedo. Lo siento. — digo después de pensarlo mucho.— Está bien, no lo haremos si no lo deseas. Vayamos a descubrir que es lo que sucede. — dice Edmond levantándose con
Me siento completamente agotada, mi cuerpo parece no pertenecerme y solo quiero morir, el dolor que me hizo perder la consciencia, ya no se siente con la misma intensidad, pero, no puedo decir que todo ha terminado, cuando aun después de despertar, me siento extraña.— ¿Cómo te sientes, querida? — pregunta una voz dulce.— ¿Qué ha sucedido? — pregunto llevando mi mano a la cabeza que tantas vueltas me da.— Oh, menos mal has despertado, querida. Temíamos que el alfa matara a toda la manada Luna Plateada debido a tu dolor. — dice Carolina.Aturdida, intento mirar a mi alrededor, notando que estoy en una habitación completamente negra, la cual hace contraste con mi vestido blanco.— ¿Por qué estoy aquí?— El rey alfa se encargó de ti, temía que no despertarás. Pero, después que tu respiración se re
Mi intención de reunirme con ellos, era para disminuir el problema que he causado, pero, ahora todo ha empeorado. Por eso, retrocedo angustiada, porque sin duda esto va a molestar a Edmond.‘Lo has arruinado, Antonella.’ Me digo mentalmente.— Es solo una…— Antonella, ven aquí ahora. — ordena Robert con seriedad.— Parece que quieres hacerte el fuerte y fingir que tienes todo bajo control, cuando sabes que no te debo obediencia. Ya no eres mi alfa. — digo con frialdad.Los lobos que estaban listos para comenzar un enfrentamiento, miran hacia el alfa que no dice algo a los alfas que seguramente quieren asesinarlo.— ¿Qué ha dicho esa mujer, alfa Robert? — pregunta uno de ellos.— Yo puedo…— Entiendo que quien recibe la primera notificación de mi desvinculación en la manada es el alfa líder y es él quien anunc
Aunque espero el golpe cuando el suelo me reciba, ello no sucede, si no que, en su reemplazo, el pecho firme de Edmond es lo que mi espalda. Mi cuerpo deja de sentirse tensionado y mi vista se nubla por mis lágrimas acumuladas.— Has regresado.— Cierra los ojos. — ordena Edmond.Es la primera orden de mi alfa, pero, no lo hago, por eso, observo como Edmond lanza algo que corta la mano del lobo con la que había agarrado mi cuello. La distancia es sorprendente.Pero, Edmond no falla, por eso, el corte es limpio y de la parte donde estaba la mano, sale sangre como si fuera un grito. La escena me producen ganas de vomitar, pero, me esfuerzo por no mostrarme más débil de lo que ya soy.— Te dije que cerrarás los ojos. — me dice Edmond.— No puedo seguir siendo la débil de siempre, además, quería ver el castigo que le dabas al hombre que se atrevió a dañ
Esta muy molesto, de eso no tengo dudas, por lo que, lo que ha dicho es en serio. Quiere que la mate y yo no creo que pueda ser capaz de algo así. Nunca he matado a alguien y no quiero que sea la primera vez.Por lo que, miro a Edmond llena de temor, mientras los hermanos de esa mujer intervienen salvándome al concentrar el rey alfa su atención en ellos.— Espere un momento, rey alfa.— Sí, es justamente eso lo que soy: el rey alfa. Uno al que descaradamente se atrevieron a desafiar al venir aquí y maltratar a mi prometida.— Si me permite hablar…— No te lo permito, Robert. A partir de ahora, comprenderás que por ser alfa líder de una manada, no te deja exento de los castigos que mereces. — dice Edmond.La tensión es muy fuerte, al punto que respirar es difícil cuando hay tantas feromonas hostiles, sangre derramada y mucho deseo por asesinar.&mdash