Edmond entra conmigo a la casa y de inmediato, me asusto porque hay dos filas de personas serias y firmes que se inclinan hacia nosotros, saludándonos con tanta fuerza que parece que estamos en el ejército.
— ¡Bienvenidos señores Waldorf! — saludan todos.— Esto no me lo esperaba.— No lo he pedido, pero, me enorgullece que puedan pensar por su cuenta, ya que, es una agradable muestra de respeto hacia los señores de la casa. — dice Edmond.— Por favor, no digas tonterías, Edmond.— Aclaremos algo, Antonella, ¿has decidido quedarte conmigo? — pregunta Edmond.Su pregunta tan directa, me aturde dejándome sin palabras y me avergüenza porque lo ha hecho delante de todos.‘Parece que su pasatiempo favorito es hacerme sentir avergonzada por lo que dice.’ Me digo mentalmente.— Edmond…— ¿Decidiste escSu mirada es gentil, pero, ni siquiera eso es suficiente para mentirme y decir que no dolerá, cuando cualquier rompimiento sería capaz de acabar con mi vida.— No es sencillo.— Lo sé, no es algo fácil, pero, una mujer que pudo sobrevivir al rechazo de un alfa, puede con esto.— Eso sucedió hace poco, hacerlo tan pronto podría matarme. — digo de inmediato.— No permitiré que eso suceda.Sé que me está diciendo algo que no puede cumplir, pero, no puedo tener tanto valor para eliminar la conexión con una manada y establecer una nueva con alguien más en tan poco tiempo. Seria llevar mi cuerpo al límite.— Yo… realmente no puedo. Lo siento. — digo después de pensarlo mucho.— Está bien, no lo haremos si no lo deseas. Vayamos a descubrir que es lo que sucede. — dice Edmond levantándose con
Me siento completamente agotada, mi cuerpo parece no pertenecerme y solo quiero morir, el dolor que me hizo perder la consciencia, ya no se siente con la misma intensidad, pero, no puedo decir que todo ha terminado, cuando aun después de despertar, me siento extraña.— ¿Cómo te sientes, querida? — pregunta una voz dulce.— ¿Qué ha sucedido? — pregunto llevando mi mano a la cabeza que tantas vueltas me da.— Oh, menos mal has despertado, querida. Temíamos que el alfa matara a toda la manada Luna Plateada debido a tu dolor. — dice Carolina.Aturdida, intento mirar a mi alrededor, notando que estoy en una habitación completamente negra, la cual hace contraste con mi vestido blanco.— ¿Por qué estoy aquí?— El rey alfa se encargó de ti, temía que no despertarás. Pero, después que tu respiración se re
Mi intención de reunirme con ellos, era para disminuir el problema que he causado, pero, ahora todo ha empeorado. Por eso, retrocedo angustiada, porque sin duda esto va a molestar a Edmond.‘Lo has arruinado, Antonella.’ Me digo mentalmente.— Es solo una…— Antonella, ven aquí ahora. — ordena Robert con seriedad.— Parece que quieres hacerte el fuerte y fingir que tienes todo bajo control, cuando sabes que no te debo obediencia. Ya no eres mi alfa. — digo con frialdad.Los lobos que estaban listos para comenzar un enfrentamiento, miran hacia el alfa que no dice algo a los alfas que seguramente quieren asesinarlo.— ¿Qué ha dicho esa mujer, alfa Robert? — pregunta uno de ellos.— Yo puedo…— Entiendo que quien recibe la primera notificación de mi desvinculación en la manada es el alfa líder y es él quien anunc
Aunque espero el golpe cuando el suelo me reciba, ello no sucede, si no que, en su reemplazo, el pecho firme de Edmond es lo que mi espalda. Mi cuerpo deja de sentirse tensionado y mi vista se nubla por mis lágrimas acumuladas.— Has regresado.— Cierra los ojos. — ordena Edmond.Es la primera orden de mi alfa, pero, no lo hago, por eso, observo como Edmond lanza algo que corta la mano del lobo con la que había agarrado mi cuello. La distancia es sorprendente.Pero, Edmond no falla, por eso, el corte es limpio y de la parte donde estaba la mano, sale sangre como si fuera un grito. La escena me producen ganas de vomitar, pero, me esfuerzo por no mostrarme más débil de lo que ya soy.— Te dije que cerrarás los ojos. — me dice Edmond.— No puedo seguir siendo la débil de siempre, además, quería ver el castigo que le dabas al hombre que se atrevió a dañ
Esta muy molesto, de eso no tengo dudas, por lo que, lo que ha dicho es en serio. Quiere que la mate y yo no creo que pueda ser capaz de algo así. Nunca he matado a alguien y no quiero que sea la primera vez.Por lo que, miro a Edmond llena de temor, mientras los hermanos de esa mujer intervienen salvándome al concentrar el rey alfa su atención en ellos.— Espere un momento, rey alfa.— Sí, es justamente eso lo que soy: el rey alfa. Uno al que descaradamente se atrevieron a desafiar al venir aquí y maltratar a mi prometida.— Si me permite hablar…— No te lo permito, Robert. A partir de ahora, comprenderás que por ser alfa líder de una manada, no te deja exento de los castigos que mereces. — dice Edmond.La tensión es muy fuerte, al punto que respirar es difícil cuando hay tantas feromonas hostiles, sangre derramada y mucho deseo por asesinar.&mdash
Fue brutal ver como uno de los hombres que tanto defendía a ‘su hermana’ no dudara en matarla por el bien de su familia. Eso me toma por sorpresa, pero, quien más se sorprende es Eliza, quien derrama una sola lágrima antes de caer sin vida al suelo.Parece que los ve antes de morir y aunque no merece mi lástima, no puedo evitar sentirme mal, porque los hombre que la hicieron así de malcriada la usaron para salvarse del castigo del rey alfa.‘La malcriaron como un cerdo al que siempre le dan las mejores comidas, solo para el final matarlos.’ Me digo mentalmente.— Hemos castigado a la infractora. — dice el hombre con frialdad.— No puede ser. — digo corriendo hacia la chica, para colocar mis manos bajo la cabeza que se gira levemente para derramar otra lagrima y finalmente cerrar sus ojos.— ¿Es así como en la familia Koart solucionan las cosas? — preg
Ahora comprendo porque está tan molesto, pero, saber la causa no me ayuda a comprender como arreglar lo que he arruinado. Porque ni siquiera entregándome a él ahora, seria sincero.— No soy un prostituto, Antonella. Estoy molesto contigo y si me estoy tocando, usando tu ropa es por este maldito periodo en celo que va a enloquecerme. Pero, no necesitas preocuparte por lo que pueda hacerte. Porque me he prometido no molestarte.— Edmond…— Desgraciadamente me di cuenta de mi error muy tarde, porque si hubieses sido sincera conmigo, no te habría vinculado a mi manada.— Entonces, ¿serias capaz de dejarme en la manada Luna Plateada?Él tensiona su mandíbula y yo me acerco sabiendo que estoy peligrando, porque está muy molesto.Sin embargo, debo al menos arreglar este error, porque de todos los hombres lobos que merecen que lo lastimen, él es el único que deb
Lo reconozco, mi corazón late frenéticamente ante sus palabras, porque aunque no me gusta la violencia, me encanta ser defendida por alguien. Quizás, es eso lo que me tiene tan inestable e insegura.Ya que, esto es nuevo para mí, la mujer que todos maltrataban y nadie se atrevía a defender, ahora cuenta con un hombre poderoso que es capaz de fingir que es capaz de soltarme cuando sus feromonas me dicen que no me dejarían ir.— Lo reconozco, haces que mi corazón se acelere ante esas palabras que acabas de mencionar. — susurro.— Espero que tu corazón se acelere con cada cosa que haga.— Pero, antes de continuar con nuestra conversación, quiero aclararte que todo lo que dije mientras sufría, fue eso: palabras tontas dichas por dolor.Edmond de inmediato retrocede y yo agarro su mano impidiendo que se marche.‘Debes arreglar esto, cualquiera puede recibir tu