Horas después

Ya no hay un solo gramo de energía que podamos utilizar. No sabemos ni siquiera si es de día o de noche, ni mucho menos, si estamos solos aquí o aún hay algún hombre lobo valiente que pueda pasar cerca de donde nos encontramos sin sentir que se están asfixiando por tantas feromonas que nosotros hemos liberado.

Después de haber discutido tanto e intentar acabar con mi propia existencia, ahora me encuentro con la cabeza sobre el pecho de Edmond, sin tener la más mínima intención de moverme.

Pero, afortunadamente no soy la única, porque el rey alfa Edmond, no tiene suficiente energía para poder lidiar con una nueva sesión sexual o hacer algo incorrecto con su gente o conmigo.

— A partir de ahora cállame de esta manera. — pide Edmond.

— ¿Cómo puedes tener energía para pedir algo en estos momentos, Edmond? &