Era tan feliz, Nicole se sentía tan absolutamente feliz que ya el asunto de Tabitha y Walter había pasado de página, el remordimiento desapareció y la mente de Nicole ya nos los recordaba.La vida de Nicole había retomado el rumbo, devolviéndole todo lo que le habían arrebatado e incluso, multiplicándole con creces.Primero, luego de tener un esposo que la despreciaba, ahora Nicole tenía un hombre que la amaba y adoraba, dulce, tierno, amable, millonario y atractivo, con quien estaba próxima a casarse.Segundo, después de creerse estéril, ahora estaba embarazada y de, ¡trillizos!, una bendición multiplicada.Y tercero, luego de no tener dinero ni medios económicos, ahora ella era la dueña de una empresa y no solo eso, la herencia que le correspondía por derecho y le había negado su padre, volvía a sus manos.¡Claro! Todo esto también fue por la ayuda de Patrick, quien se había convertido en la principal bendición de Nicole, un regalo enviado del cielo y la más grande prueba para
Era tarde, de pronto la noche que parecía perfecta con ese aire tan romántico se tornó densa y lúgubre a los ojos de Nicole.Un repentino miedo la agobiaba, ella no entendía, ¿por qué?, se suponía que su madre estaba bien, pero Nicole no podía evitar preocuparse.En poco tiempo, Nicole y Patrick llegaron a aquella pequeña casa, ese lugar en el que Nicole vivió por tantos años y lo único que le dejó su exesposo al firmar el divorcio.Esa antigua construcción en la que Walter la abandonó, en la que Nicole empezó su romance con Patrick y la que ella había dejado para empezar una nueva vida con el hombre que amaba.Cómo Nicole se lo imaginó, las luces estaban encendidas, Olivia ya le había comentado antes que deseaba volver e instalarse en esa casa para no causarles problemas a Nicole y Patrick, así que lo obvio era que su madre estuviera en ese lugar.—Puedes esperarme aquí… — Le comentó Nicole a Patrick al bajar del automóvil.—No, claro que no… — Patrick tomó la mano de Nicole
A un lado, tirada en la cama e inconsciente y llena de golpes, estaba Olivia, la madre de Nicole, Patrick tragó grueso al verla, apretando los puños y acercándose lentamente, cuando Henry sacó un arma y le apuntó directamente.—¡Mad!to infeliz, así te quería agarrar! — Voceo Henry con prepotencia, levantando el gatillo del arma. — ¡Creyeron que me demandarían y me iba a quedar de brazos cruzados, esa Nicole y Olivia son unas traidoras que se merecen todo lo que les hice, y tú, basura, ayudaste a la estúpida de mi hija a denunciarme para quitarme todo!, ¿no es así?, ¡típico de tu familia, se creen los dueños del mundo, pero a mí, a Henry Matthew, no me van a joder, por lo menos no sin hacerles pagar!Voceaba Henry con fuerza, todavía con el arma en alto, al tiempo que Patrick se iba acercando, muy, pero muy lentamente.—¡Si te sigues acercando, te mato! — Gruño Henry cuando se dio cuenta de que Patrick ya estaba muy cerca.—¡Adelante, dispara, sé que no lo vas a hacer, porque er
— Todos, salgan… — Ordenó Patrick y los agentes salieron de la habitación. — ¿Cielo?, ¿puedes dejarme a solas con…?, ¿con este señor? — Preguntó Nicole a Patrick, con un hilo de voz. — Amor… ¿Estás segura? — Por favor, prometo que no demoraré y puedes esperar afuera, del otro lado de la puerta. — Nicole le sonrió tenuemente a Patrick y era obvio que era fingida la sonrisa. — Está bien, por un momento… — Patrick salió con cautela, algo inseguro, aunque Henry estaba tirado en ese rincón, todavía esposado. — ¿Quién me iba a decir que no saliste tan estúpida como yo siempre pensé? — Comenzó Henry con una sonrisa burlona, apenas Patrick cruzó la puerta, saliendo. — Ah… Hasta ahora te parezco algo inteligente… — Soltó Nicole con sarcasmo, cruzándose de brazos. — Mírate, comprometida con un heredero poderoso y multimillonario, además de que te quedaste con mi empresa, con mis bienes y mi dinero, amarraste al tipo con un embarazo, no creas que no veo las noticias… ¡Y hasta bajast
—¡Señor! — Gritó la secretaria al tiempo que Walter abría con desespero la puerta de la oficina.Walter tenía que ver a Diego Ortiz, tenía que hablar con él, pero claro, Diego era un hombre muy ocupado que nunca tenía tiempo para recibirlo, hasta que Walter decidió arriesgarse y entrar por su cuenta en la oficina, a la fuerza.—¡¿Qué demon!os está sucediendo aquí?! — Voceo Diego sorprendido y evidentemente enojado.—Yo… Lo siento mucho, señor Ortiz, por entrar así, pero… — Comenzó a excusarse Walter. — Pero necesitaba verlo y no podía posponerlo más…—Ah, señor Gibson… — Diego relajó un poco el gesto, aunque todavía se podía ver su incomodidad. — Lo recuerdo, usted invirtió hace poco en la empresa, ¿no es así?—Sí, señor, así es… — Walter se adelantó, ignorando a la secretaria, quien sí seguía viéndolo con mala cara por no obedecerle.—¿Y por eso cree que tiene derecho a irrumpir en mi oficina cuando le dé la gana? — Gruñó Diego, tirándose de nuevo en su asiento, con hastí
—¿Tiene algún problema con el trabajo, señor Gibson? — Le preguntó Diego con mucha seriedad, mirándolo fijamente a los ojos. — ¿O prefiere seguir conformándose con lo que le toca de ganancias?—No… — Exhaló Walter de mala gana, apretando los puños. — No tengo ningún problema, señor Ortiz, puedo demostrar que puedo trabajar en lo que sea…Walter se giró, dispuesto a salir de esa oficina, encerrarse en un baño y pegar cuatro gritos al viento, para luego tener que aceptar el puestico que le darían, pero antes de salir de la oficina, Diego le habló.—¡Señor Gibson! Mi sobrino, Patrick Collins, le mandó a decir… — Voceo Diego y Walter se giró, perplejo. — Que espera que con esto entienda su lugar en el mundo y su propia insignificancia, lo que su arrogancia y ego no le ha dejado ver… — Soltó Diego se una forma muy casual, recostándose al escritorio mientras que metía las manos en los bolsillos de su pantalón. — Fue usted quien humilló a su exesposa por un puesto de trabajo que sabía
Patrick estaba de viaje, él era un hombre muy rico, sí, obviamente, y un importante heredero, también, pero eso no significaba que Patrick pudiera desprenderse por completo de sus obligaciones, él tenía que seguir trabajando en las empresas de su familia. Por eso, aunque desde que inicio formalmente su relación con Nicole, Patrick había dejado un gran y eficiente equipo de trabajo a cargo de las empresas que él manejaba, Patrick vivía viajando constantemente para certificar que todo estuviera en orden. Usualmente, Nicole se tomaba un par de días de su empresa y acompañaba a su prometido en sus viajes, pero por tratarse de las últimas semanas de embarazo, ambos decidieron que lo mejor era que ella se quedara en casa, descansando, para prevenir cualquier eventualidad. Y fue lo mejor que pudieron hacer, porque luego de unos repentinos dolores antes de la fecha programada, Nicole tuvo que ser llevada hacia la clínica de urgencia. — Está bien, cielo, tranquilo, ya estás aquí y todo
—Bueno, en ese caso, empecemos a trabajar, aprovechemos que mi esposo está entretenido con el señor Collins y tu prometido, seguro hablando de negocios, así que es mejor apurarnos, porque no queremos que nos interrumpan por casualidad… — Ava guío a Nicole hacia una pequeña tarima, en medio de varios espejos de cuerpo completo.—¿Entonces todos ustedes…?, ¿se conocen? — Preguntó Nicole, atónita.—Mi esposo, Alex Grand, ha hecho negocios con el señor Máximo Collins y yo mantengo contacto con la hermana de Patrick, Marianella, ella es la encargada de las tiendas de ropa y moda de la familia Collins y Sinclair, son quienes distribuyen mi marca en sus tiendas, en este país… —Oh, sí, entiendo… — Musitó Nicole mientras veía a través del espejo como Ava le iba tomando las medidas. —Bueno, Patrick le pidió el favor a su hermana para que nos pusieran en contacto, él estaba muy entusiasmado por darte esta sorpresa… — De pronto, Ava se detuvo al ver la expresión llorosa de Nicole, amba