“No es eso”- ¿Eh?“Tú ya has hecho mucho por mí, así que yo soy quien te desea invitar a cenar”- Uh, pues siendo así, acepto gustoso – indicó empleando un tono coqueto en su voz.“¿Te parece a las 8?”- Aquí estaré puntual, vecina – indicó guiñándole el ojo.Justo en eso llegó Carolina, por lo que
Por su parte Roger estaba furioso, pasó una mala noche tras romper todo lo que encontró a su paso para desquitar su coraje. Y para empeorar su humor, noto que su mañana eran muy diferentes a otras porque ni su ropa del día ni su desayuno estaban como siempre… notando que tal vez Débora no era tan
- Eso es genial hijo, felicidades – mencionó Isabela abrazando al pelinegro - al fin seré abuela y… - Que asco… - le interrumpió el adolescente - yo jamás veré al hijo de esa loca como mi sobrino. - Elliot – le regañó su madre – no hables así. - Isabela no regañes a mi hijo, porque yo pienso igu
Por suerte Carolina sabía cómo animar a Débora y tras calmarla la llevó a una papelería, la cual era como el paraíso para la castaña, quien no dudó en comprarse varios plumones, bolígrafos de diferentes colores, libretas, algunas carpetas y varios artículos más de oficina con diseños adorables. - E
“¿Tú tienes gustos como este?” - le preguntó dejando las compras en el sofá y regresando a sentarse al lado del rubio para seguir comiendo. - Am… bueno es uno similar, ya que yo amo coleccionar las figuritas de lego. “¿Los cubos de armar?” - Aja, colecciono las que son figuritas de personajes y c
- Tch… - se quejó mujer pelinegra, quien se levantó de golpe para estirarse y masajear su cuello – mi amor, esa ingrata no me ha contestado mis mensajes – indicó acercándose a su esposo, quien estaba sentado en su sillón en esos momentos. - Dudo que los haya visto – indicó divertido un hombre rubio
- Espere… ¿qué fue lo que dijo? – preguntó asustada Casandra. - ¿Devora no está? ¿a dónde fue? – interrogó Federico. - Ni idea, pero lo que sé es que esa pobre chica ya no regresará a esta casa y me alegro, porque solo llegaban a su puerta idiotas como ustedes a gritarle – dijo molesta cerrando la
Ignorando el drama familiar de los Anderson, Débora estaba sumergida en su mundo en esos momentos porque en la mañana había estado platicando con Carlota sobre el plan de que ella diera clases del lenguaje de señas y la clave morse para comunicarse. Pasaron toda la mañana charlando del tema y acord