Tras el escándalo, Roger acompañó a su madre de regreso a su casa, no sin antes amenazar a Débora diciéndole que en la noche hablaría seriamente con ella sobre este asunto.
- Ah… gracias hijo mío – decía aliviada la mujer al llegar al auto - pero ¿cómo lo supiste?
- Fabián recibió una llamada de uno de nuestros amigos de la policía, quien nos informó que estaban enviando a un par de oficiales a la casa - le dijo ayudando a subirse al vehículo - por eso salí de la oficina para ver que habia hecho esta idiota, pero jamás pensé que ese estúpido Cooper tratara de hacer que te arrestaran.
- Oh dios… lo lamento mi amor, pero es que sabes que me enoja que me hagan esperar e igual no pensé que esa idiota saliera de la casa.
- Ni sabía que salía de la casa, pero ya pasó madre y en la noche la regañare por ser tan irresponsable y atreverse a dejarte fuera del departamento, haciendo que pases un mal rato.
- Sí hijo, castígala para que no vuelva a hacer eso de salir sin avisarnos.
Fabián solo escuchaba sin opinar y la verdad se sentía asqueado porque no estaba de acuerdo con esa actitud que ellos tomaban en contra de Débora… pero no podía opinar porque su familia no era tan rica e influyente como los Petrovic.
Débora al verse sola dejó salir el dolor que sentía en esos momentos, empezando a llorar y gritando en silencio, ya que odiaba todo… siempre… siempre era lo mismo.
En eso alzo la mirada y vio el gran desastre que hizo su suegra, en eso busco secar sus lágrimas y endurecer su mirada porque hoy sería la última vez que soportaría esa clase de humillaciones… ya no sería la alfombra o el saco de boxeo de nadie.
Justo cuando estaba por empezar a limpiar, tocaron la puerta de la casa, por lo que busco secar sus lágrimas para atender la puerta, pensando que era Fabián para darle algún mensaje de su marido… algo que siempre hacía o para recibir algún paquete.
Pero al abrir se encontró con una mirada color chocolate, la cual se notaba sinceramente preocupada por ella.
- ¿Estás bien?
“Jayden… ah hola ¿necesitas algo?” – le preguntó ella tratando de verse calmada, pero el rubio solo le sonrío y con su mano derecha buscó limpiar las lágrimas que aún brotaban de los ojos de ella.
- Débora si necesitas llorar hazlo, ese idiota no mereces que te lastimes por tragarte ese dolor que no te deja expresar – indicó mirando que ella rompía en llanto, por lo que él busco abrazarla para calmar su dolor - oye ¿te pego? - preguntó sintiendo como ella movía su cabeza a los lados, negando – eso es bueno, creo que su asistente logró contenerlo, pero dime ¿qué vas a hacer? ¿seguirás aguantándolo?
La castaña se separó un poco y tras secar sus lágrimas le dijo:
“Ya lo decidí: voy a tramitar mi divorcio”
- Eso me parece bien y adivino ¿tu amiga te ayudará?
“Si”
- Si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela.
“Gracias Jayden, pero ya sabes yo no…”
- Eso lo sé y te he dicho que no me importa esperar – dijo tomándola de las manos y mirándola a los ojos – pero quiero que recuerdes que lo que necesites: aquí estoy para ayudarte, porque no me gusta verte sufrir.
Débora trató de sonreír mientras asentía, en eso se separó de él y miró a ver el desastre que habían quedado tras el drama de su suegra.
- Bueno ya que ese loco se fue, me dejas pasar y así te ayudo a limpiar la casa.
“Pero no…”
- Insisto, además así acabaremos más rápido y platicamos un rato.
“Gracias” - ella se sentía agradecida de que estuviera a su lado en esos momentos.
Mientras tanto, Roger recién había dejado a su madre en su casa y estaba regresando a la oficina para terminar los pendientes del día.
- Dios… que fastidio… - indicó al ver su celular.
- ¿Qué pasó? – le preguntó Fabián mirándolo por el retrovisor mientras manejaba.
- Otra vez me está llamado el padre de Débora.
- ¿Otro préstamo?
- Lo más seguro, dios… en serio creen que les debo algo solo porque Débora es mi esposa – se quejó frunciendo el ceño - al contrario, yo soy quien debería recibir dinero por aguantarla a mi lado.
- Y bueno ¿se los darás?
- Claro que no, que vean como le hacen porque esa familia es idiota… mira que siempre invertir en negocios mediocres que a meses se van a la quiebra.
- Según investigue: el padre de Débora hace un mal manejo del dinero porque siempre busca complacer a su esposa e hijos sin importar endeudarse en el proceso.
- Por eso es un viejo mediocre y obviamente no le daré ni un centavo, que vea como le hace para salir de sus deudas.
- Bueno a lo mejor, podrían molestar a Débora para que ella te pida dinero en su nombre.
- Que lo intenten, me da igual lo que hagan, porque ella jamás me va a ordenar o conseguirá algo de mí – declaró eliminando los mensajes de su suegro.
Justo en eso le entró una llamada que le hizo cambiar el semblante y ahora contestaba con una sonrisa dibujada en el rostro.
- Hola preciosa.
- ¿Te interrumpo, mi amor?
- Tú jamás lo harás.
- Oye, necesito hablar contigo – la voz al otro lado de la línea sonaba algo angustiada.
- ¿Pasa algo? te oyes preocupada.
- Es que… am… puedo ir a verte a tu oficina, es algo importante.
- Claro que sí, sabes que no tienes que pedirme permiso para eso.
- Gracias mi amor, entonces te veo en tu oficina – declaró Sophia terminando la llamada.
- ¿Pasa algo? – preguntó Fabián, quien escuchó toda la conversación.
- No sé, Sophia se escuchaba algo angustiada y eso me preocupa – indicó poniéndose algo serio - estate preparado para depositarle dinero en su tarjeta por si ella lo necesita, tómalo de la supuesta manutención que debo darle a esa idiota, digo solo se la pasa en la casa no necesita miles para eso.
- … - Fabián solo hizo una mueca y siguió conduciendo.
Al llegar a la empresa vieron que la rubia ya estaba esperándolos en el estacionamiento y al ver que Roger bajó del auto enseguida se lanzó a abrazarlo y besarlo en público.
- Hola guapo – decía empleando un tono coqueto en su voz, ignorando las miradas que le dedicaban varios empleados y otros solo murmuraban entre ellos, ya que a todos les parecía asqueroso que ese par mostrarán de forma abierta su relación de amantes.
- Hola mi amor ahora dime ¿qué te pasa? ¿por qué está angustiada la mujer más hermosa del mundo?
- Bueno… es que tengo algo muy importante que contarte, pero… - en eso ella miró mal a los empleados que los estaban observando – podemos hablar en privado.
- Si, ven – dijo abrazándola para subirla al auto en su automóvil deportivo – y ustedes ¡pónganse a trabajar o los despido! – le gritó a sus empleados antes de prender el vehículo y alejarse rápidamente del lugar.
Fabián solo hizo una mueca y dejó escapar un suspiro antes de caminar hasta el elevador para regresar a la oficina, aunque se llevó una gran sorpresa al llegar y ver al padre de su amigo.
- Señor… - le saludó asombrado de verlo en la oficina.
- Ahórrate el saludo muchacho y dime ¿dónde está mi hijo? – le preguntó.
- Él está fuera atendiendo unos asuntos.
- Está con esa mujer ¿verdad?
- Si…
- Ah… en verdad que no sé qué hice mal para que ahora esté haciendo esas estupideces.
- Am… señor…
- Llámalo ahora mismo y ordénale que venga a la oficina enseguida – declaró frunciendo el ceño.
- Si - dijo Fabián mientras trataba de llamar a su amigo, pero él ya había apagado su teléfono para no ser interrumpido.
Regresando con Roger… él la llevó a su restaurante favorito, donde pidieron su mesa especial para hablar en privado.
- Buenas tardes señor Petrovic ¿lo de siempre? – preguntó el mesero que les atendía ofreciéndoles el menú.
- Si.
- No – le interrumpió Sophia – hoy puede traerme un poco de jugo de arándanos con limón – pidió sonriéndole.
- Ah… - el mesero le vio confundido porque no tenían esa bebida, pero al notar la mirada del pelinegro busco aparentar calma – claro madam, ya se lo traigo – dijo dando media vuelta para ir a pedir ayuda con esa bebida.
- ¿Segura que no quieres vino? – le preguntó Roger tomándola de la mano.
- En estos momentos no puedo mi amor.
- ¿Qué? ¿por qué? – preguntó preocupado —¿acaso estás enferma?
- No exactamente mi amor, lo que pasa es que acabo de recibir la mejor noticia del mundo.
- ¿Ah sí? ¿y cuál es esa?
- Tengo un mes de embarazo – declaró emocionada.
- Que…
- Así es guapo: vamos a ser papás – declaró con una gran sonrisa, pero enseguida desapareció – pero… como comprenderás este es nuestro adiós.
- ¡Que! ¿por qué?
- Porque no quiero que a nuestro hijo lo llamen bastardo por culpa de esa muda.
- … - Roger frunció el ceño al escucharla – nadie llamara bastardo a MI HIJO.
- Pero mi amor… - dijo con algunas lágrimas en los ojos y desviando la mirada.
- Ahora que sé esto, desafiaré a mi padre para obtener su permiso y poder divorciarme de esa cosa.
- De… ¿de verdad? – preguntó ella alzando la mirada para verlo a los ojos.
- Si y sabes, si es necesario yo mismo asesinaré a esa muda para obtener mi libertad.
- Aw… mi Roger – dijo feliz colocándose de pie para ir a abrazarlo.
- Mi Sophia – le dijo correspondiéndole el abrazo.
“Este es tu fin muda estúpida, te gane” – pensaba la rubia mientras se unía en un beso con el pelinegro.