~~~Ana.Siento como si mi cuerpo estuviera cayendo en un abismo, igual que me pasó hace dos años, porque todo está envuelto en oscuridad e incertidumbre.Y poco a poco se va dibujando una escena, de donde provienen luces que enmarcan un salón enorme, con gente vestida como en otra época. Todo es muy elegante, como si de repente estuviera entrando en una especie de celebración.En el fondo de la habitación hay un trono, en donde se encuentra sentado… es un hombre alto y fornido, de mirada penetrante y cabello espeso, de porte elegante que muestra su fuerza.Muy parecido a Levy, algo que me corta la respiración.―Mi alfa―dice una mujer elegantemente vestida, con el cabello rojo y un mechón de cabello blanco, igual al que tengo ahora, desde mi enlace con Ateba, la loba blanca―pronto estarán aquí los invitados, para la ceremonia por nuestros hijos―le dice y él da un asentimiento de cabeza complacido, al tiempo que detrás de ella salen cuatro niños, dos niños y dos niñas, los cuales parec
~~~Ana.― ¿Estás bien? ―me dice Peyton preocupado, al tiempo que mi corazón continúa exaltado por todo lo que Ateba me acaba de revelar―te he puesto un relajante, para que te sientas mucho mejor―trata de calmarme, al tiempo que me palmea la mano.Y me doy cuenta de que estoy en la habitación de un hospital, en donde se encuentra Cinthia, también.―Sí, me siento mucho mejor―trato de disimular, porque en el fondo no me siento para nada tranquila, después de todo lo que Ateba me acaba de revelar.―Me alegro tanto―me indica Cinthia con una sonrisa, la cual le correspondo―pero me gustaría volver a la casa, si no tienen problemas―solicito, pero es Peyton quien mueve su cabeza de lado a lado.―Creo que sigues muy impactada por todo lo que ha pasado con tus hijos―me dice ahora Cinthia, quien le da una mirada cómplice a Peyton.―Pienso lo mismo, me preocupa mucho la fiebre y los delirios que has tenido―responde él, algo que me alarma, porque tal parece que la visión fue una especie de alucina
~~~Ana.Y antes de que pueda siquiera levantarme de la cama, siento una mano que me tapa la boca.―Le ruego que no grite, señora Ana―me pide una voz más que conocida, la cual me hace temblar de pie a cabeza, luego de la última vez que la vi―prométame que no gritará, por favor―me dice ahora y en cuanto siente que hago un asentimiento con la cabeza, baja su mano.No, no gritaré.Si él hubiera querido matarme, ya estaría dándole cuentas a la diosa, en cambio, esta nueva visita me tiene muy intrigada.Y en cuanto le hago una ceña con la cabeza, él retira su mano de mi boca.Sin embargo, eso no me detendrá de que le pida cuentas por todo lo que me hizo padecer allá en Luna Escarlata.― ¿Por qué has venido hasta aquí tú solo, Ezra? ―le solicito saber, tratando de no hacer ruido, pero, con lo alterada que me siento ante su presencia, debo hacer un esfuerzo por no querer tomarlo por el cuello y desquitarme en su contra, luego de la manera en que me ha arrancado a mis hijos de mi cuidado―sabe
~~~Ana.Estaba segura de que esto era un mal plan, y que a pesar de que Ezra siempre me ha caído bien, ya no podría considerarlo de confianza, luego de la manera en que le arrancó a mi pequeño Lennon de los brazos a Peyton.Y ahora soy víctima de esto, por la manera en que me ha engañado, mientras me toma el brazo tan fuerte, que creo que me hará un morado, asegurándose de que no me vaya tan fácilmente.―No recuerdo que estuvieras involucrado en los planes de mi señora para capturar a esta mujer―le señala el guardia a Ezra, quien ahora se nota burlesco.― ¿Y desde cuándo un beta de Levy le tiene que dar explicaciones a un soldado como tú, Arcesio? ―le espeta algo cabreado―y en lugar de estar cuestionando lo que hago o dejo de hacer, deberías quitarte de la puerta, para que pueda continuar con mi camino―le ordena y él tal Arcesio se ve muy nervioso, ante la autoridad de un beta.― ¡Miserable canalla! ―le grito yo ahora, sin saber qué más podría hacer, sintiéndome burlada, a pesar de q
~~~Ana.― ¡De todas las personas…! ―le digo, quedándome sin palabras, mientras su presencia encima de mí me vuelve una mezcla de sentimientos que ni siquiera puedo definir, rabia, dolor, esperanza, decepción, congoja… no, esto es demasiado para mí.― ¡Levántate, maldita! ―me dice, al tiempo que me alza del pavimento de mala manera y ahora creo que se despejan muchas de mis dudas.Porque es claro lo que ha venido a hacer y de parte de quién está.― ¡Tú eres el maldito, quien se ha quedado con mis hijos y que estás de parte de ese... de ese demonio! ―le espeto y él ahora me frunce el ceño, al tiempo que veo cómo su vista se ensombrece, bañada de incógnitas, igual que lo estoy yo.― ¿En dónde está Ezra? ―pide saber a uno de sus hombres y es cuando se aparece Amadeo, quien me mira como si yo fuera su peor enemiga.Una cosa que es más que obvia, porque me declaro la enemiga de toda esta gente, que solo viven para hacer daño.― ¿Tú no entiendes en el peligro en el que nos encontramos? ―le
~~~Ana.Estoy devastada y molesta, al tener que volver a acceder a los caprichos de Levy, como si todavía estuviéramos en Sombra Oscura y yo siguiera siendo su concubina, una con la cual hacía lo que le daba la gana, ya fuera en la cama o fuera de ella; incluso, hasta atreviéndose a encerrarme varias veces.Ese es al Levy al que le temo y guardo tanto rencor.Debo buscar una manera de que mis niños y yo escapemos, no vaya a ser que este sea otro de sus caprichos.―Lo que sea que estés pensando hacer, detente―le digo muy molesta, sin embargo, él me ignora deliberadamente, así que voy directo a una de las maniguetas de las puertas y trato de abrirla, pero soy detenida por el propio Levy, quien toma mis muñecas―llevaré a mis hijos con Peyton y Cinthia, quienes los cuidarán como si fueran su familia―le suelto y él hace un bufido.―Peyton no es su padre y Cinthia tiene menos que ver con Levan y Lennon―me responde, mientras me mira en lo más profundo de mis ojos―nadie le dará más protecció
~~~Ana.― ¡Miserable! ―me grita Leandra, entre asombrada y molesta, y yo… yo me siento fantástica, después de todas las veces que esta mujer me ha humillado.― ¡Y tú ya no eres nadie, Leandra! ―me burlo de ella― ¡no tienes manada, no tienes nada! ―le espeto, mientras me río― ¡ahora tú y yo somos iguales y si te metes conmigo o siquiera piensas en tocar alguno de mis hijos, te vas a encontrar con un muro! ―la amenazo en toda regla, provocando el asombro de todos, incluyendo a Levy, quien parece no conocerme.― ¿Quieren calmarse ambas? ―nos pide, luego de que sale de su estupor― ¡esto no nos está llevando a ningún lugar! ―ruge y su voz de alfa hace que bajemos la cabeza, haciendo una reverencia.―Deberías pensártelo muy bien, si quieres a esta mujer aquí―le cuestiona Leandra con sorna―porque ella ha sido la culpable de todas nuestras desgracias―me acusa, así, sin más.―Pero ¡qué fácil es ponerle un nombre a tus problemas, Leandra! ―le espeto yo muy cabreada―sin embargo, si estás buscán
~~~Levy.La manera en que Ana está reaccionando me ha golpeado muy fuerte en el corazón.Sí, lo sé, ella no confía en mí y estoy muy seguro de que me he ganado esto a pulso, porque he sido quien la ha lastimado más.Pero, no sabía hasta qué punto mis acciones la habían afectado.― ¿En serio me crees capaz de hacer una cosa como esa? ―le pido saber, quizás con más rudeza que la debida, sin embargo, sigo sin entender todo esto.― ¡No tienes derecho a ofenderte, en cambio, yo sí que puedo esperar cualquier cosa de ti! ―me responde, ofuscada y tratándome de quitar a mis hijos, en una pelea que estoy seguro de que no puede ganar.Pero, se atreve a desafiarme y eso habla mucho de ella y de cómo ha cambiado en todo este tiempo.―No te lanzaré al abismo, en cambio, ambos debemos ir juntos hasta allá abajo―le aclaro, y ella sigue desconcertada―si dudas tanto de mí, bajaré primero, para que te des cuenta de que no te miento―le aseguro esta vez y ella frunce el ceño, confundida.― ¿Y mis niños?