BASILEl cuerpo me arde, recibí dos disparos en mi afán por salvar a Mía, lo prometí, mantenerla a salvo era mi maldita prioridad, pero ahora, todo se fue a la mierda, no solo por la información que recibí por parte de Emma, sino, porque Viktoria me lo confirmó apenas llegaron sus hombres para ayudarnos cuando Ludo se llevó a Mía. Un disparo fue en el brazo, y el otro, en el hombro, no obstante, eso no me detuvo para ir por ella, quería detener la locura y el plan que tenía Ludo Kutzova, ese traidor de la Bratva, sin embargo, cuando la vi llena de terror, sabiendo que en ella estaba viendo la misma imagen de Portia cuando recibió el disparo de gracia por mí, hizo que me congelara por unos segundos. ¿De verdad quería esta vida para Mía? Ella no es Portia, pese a que algunas veces la veo en ella, me gusta, ella me da esa luz y vida que no veía en mucho, pero sobre todo, hay algo en ella que me mantiene cuerdo, con los pies en la tierra, algo que ni siquiera la misma Portia podía hacer
MÍAMis ojos se llenan de lágrimas, mismas que no puedo detener porque esto es lo que he estado soñando todo el tiempo desde que me enteré del accidente de avión en el que había fallecido mi padre, pero no es así, él está aquí, mi papá, mi héroe, mi mejor amigo, el mismo que siempre he amado. —Papá —mi voz se quiebra sin que pueda hacer algo al respecto. —Princesa —extiende sus brazos a manera de abrazo, con toda la intención de que corra hacia él como cuando solía hacer de niña—. Ven, pequeña. Quiero odiarlo, hay demasiadas cosas que no entiendo, como lo he hecho de que esté con vida cuando se supone que debería estar muerto, sin embargo, es mi papá, el primer hombre al que amé más que a mi vida. No lo resisto más, y es por eso que sin perder más tiempo, pensando en que tan solo un par de días me sentía perdida sin él, con el corazón y el alma destrozados, sabiendo que jamás lo volvería a ver, a escuchar, corro hasta él y me dejo envolver entre sus brazos. —Menos mal que estás b
MÍABebo el vaso de agua que me han traído, aunque no siento el líquido en mi garganta, solo lo hago como un mecanismo de defensa, mi padre ha terminado de contarme todo, con pruebas, y no puedo dejar de sentir este vacío en mi pecho, ellos, los Sokolov, son quienes han matado a mi madre cuando más la necesitaba, ellos son los únicos culpables. —Vine por lo que es mío, por mi trono —rompe el silencio mi padre—. Esto es lo que somos y no puedo seguir sin tu presencia, cariño. Frunzo el ceño levantando la mirada. —¿A qué te refieres con eso? —A que pienso volver a ser el líder oficial, por ello, he decidido matar a Danilo Campbell, él ya sabe que estoy con vida y que voy en camino en cualquier momento, pero para ello, necesito la fuerza, el impulso, y eso eres tú —acuna mi rostro con ternura—. Te necesito a mi lado.Tenso el cuerpo. —Yo… —Cuando recupere el poder sobre la organización, podrás hacer lo que siempre has querido, trabajar aquí, en Italia, como arquitecta, es lo que si
MÍAVer a Emma me hace feliz, hasta que recuerdo que ella es la mejor amiga de Basil, una mujer de la Bratva, y que si sé ha infiltrado aquí, es solo por una razón, una que me altera los sentidos. —Tu padre sí que tiene una seguridad de diez —se queja. Es ahí cuando me doy cuenya de que tiene una herida en uno de los costados, la sangre brota demasiado y ella pierde el equilibrio, se saca una daga al tiempo que sus rodillas se impactan sobre el suelo. —Maldición, sí que me costó un mundo llegar hasta ti —dice y corro hacia ella. —Emma… Me doy cuenta de los daños que ha sufrido su cuerpo, enseguida, suena una alarma por todo el lugar, ella sonríe aunque escupe sangre. Ella se ha infiltrado, pero al parecer, se ha enfrentado a los hombres de papá y ahora ella está a punto de morir. —Joder.—Basil… —Él no sabe dónde estoy, piensa que sigo en Alaska en la misión, Akin me está cubriendo las espaldas —dice con dificultad. —¿Por qué?... —la sostengo entre mis brazos, manchando de su
BASIL—¿Me estás escuchando? La voz de Viktoria, mi madre, me saca de mi ensimismamiento, no, no la estoy escuchando, ya que mi mente no deja de recordarme cada maldita cosa de la que me acabo de enterar, tenía que corroborar todo lo que me contó mi tío Dimitri, y al parecer, es cierto. Pero sigo sintiendo que hay algo más. Sé que Mía está en Italia, solo que no sé en que parte, nuestros infiltrados no se pueden exponer demasiado, se darán cuenta y entonces nuestras cartas serán mostradas a mitad del juego. —Basil —vuelve a llamarme mi madre. La miro mal, es mi madre y la amo, pero ahora mismo no tengo cabeza para otra cosa que no sea Mía. Joder, no saber se ella hace que la sangre se me pudra. —¡Basil! —exclama rabiosa. —No tengo tiempo para esto, tengo que encontrar a Mía —dejo en claro. Toma una bocanada de aire. —Imagino cómo te debes sentir, pero esta vez opino lo mismo que tu tío, lo mejor es que termines cortando todo lazo que tengas con ella —guarda silencio un par de
BASIL—Emma está muerta. Tenso el cuerpo, no, lo que dice Dimitri es mentira, una de tantas que ha dicho todo el tiempo, Emma es como mi hermana menor, la amo como si fuera de mi sangre, dejo de respirar lo que me parece una eternidad. Es decir, ella es… —Mentira.La voz de Dimitri me saca de mi ensimismamiento, su tono es amargo, ha perdido toda la compostura, aunque sigue queriendo ocultar lo que en verdad siente. —Emma es una de las mejores asesinas, sino, es que la mejor, ella y Portia eran invencibles, solo no puede estar muerta la mejor asesina rusa que tenemos dentro de la organización —brama Donovan. Lo conozco de toda la vida, cierto, jamás he estado de acuerdo con la manera en la que ha tratado a Emma todo este tiempo, son novios desde hace demasiado, sé bien que él fue quien la desvirgó siendo casi una pre adolescente, la única razón por la que ha tratado de mantener su relación en secreto, es para protegerla y para que no vean su punto débil. Él fue abandonado por sus
MÍAMi mente me hace una mala jugada, en especial, porque van dos noches que sueño con lo mismo, las mismas imágenes de Basil haciéndome el amor, una y otra vez, es brutal, intenso, salvaje. —Eres mía —gruñe entre sueños—. Mía Bennett. Y con esto último, despierto, desorientada, llena de sudor, son las cinco de la mañana, hace tres noches que no veo a mi padre, lo que hace que comience a preocuparme. Me levanto, me voy directo a la ducha y dejo que el agua caliente relaje cada uno de mis músculos. Mis articulaciones me lo agradecen al instante. El estado de Emma no ha mejorado mucho, pero los doctores que han venido a revisarla y suministrarle medicamentos, me han asegurado que está fuera de peligro de muerte, y quiero que sea así, aunque prefiero que los rusos piensen que está muerta. “Las decisiones cambian al mundo” siempre había escuchado eso, ahora, todo toma sentido, y estoy dispuesta a soportar todas las consecuencias que conlleve esto. Cuando termino, me visto, me pongo un
EMMAHan pasado dos meses desde que llegué a Italia, al principio, cuando estaba en Alaska por una nueva misión, aunque en el fondo era una simple excusa para poder evitar el cuestionamiento constante de Donovan, y me enteré sobre el posible ataque a la Bratva por parte de los italianos. Supe de inmediato que fue mala idea y que debí volver. Por ello, mandé toda la información que tenía en mi poder, a Basil, con gente de mi entera confianza, era lo mejor en esos casos, pero las cosas no salieron al final como las esperaba, ya que poco después me enteré que habían secuestrado a Mía. Conozco a Basil, sé que al principio lo movió el impulso de saber que ella se parecía en algunos aspectos físicos a Portia, pero también estaba segura de que le gustaba en serio, hacía mucho tiempo que no veía en sus ojos esa luz intensa que tiene cuando mira a Mía Bennett. Mi primer impulso fue infiltrarme dentro del territorio enemigo, quería llegar hasta Mía y tratar de convencer a su padre de que su l